La enfermedad llamada amor

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Narra Sona.

Por muy embarazoso que resultase ser, había hecho un nuevo descubrimiento, estaba terrible e irracionalmente enamorada de la persona menos apropiada para iniciar un romance.

Lo llamaba dentro de sus sueños con unas ansias que ni ella misma podía interpretar, su voz serpenteaba como fuegos artificiales en su estómago, todo en ella vibraba ante la mención de su nombre y no podía evitar dejar que el cielo se le viniera encima con su pensamiento constante. Todo era tan reciente que no podía concebirlo, llevaban menos de un mes conociéndose sin embargo Sona sentía que todo lo que habían hecho juntos era tan emocionante que equivalía a 10 años de su vida.

Le preocupaba, por supuesto, ella no era la chica que le gustaba meterse en cosas complicadas, trataba de mantenerse ocupada con lo que tenía; su madre, su música y lo que quedaba de la escuela. Salteaba los problemas evitaba pensar en que tan difíciles eran cosas. Tocaba suaves y dulces notas para complacer a su madre cada tanto, para que nunca pensará que su crianza era infeliz, se levantaba temprano, alimentaba a Kalista y se preparaba.

Solía ser una rutina sencilla, era la primera en llegar; así no tendría que pasar por la tarea de inclinar su cabeza para saludar a alguien, así, si alguien la notaba debía ser quien le saludara. Al irse siempre iba al lado de su amiga más cercana, su vida social era un gigantesco cero, evadía las invitaciones de su mejor amiga con vagas excusas de adelantar los deberes o practicar en el piano, cuando otras personas se acercaban a invitarla por cortesía a algún lugar ella apuntaba con su índice a su cuaderno de notas. Borraba el pizarrón, movía su lengua mientras imaginaba como sería la melodía que ese día anotaría en su cuaderno; sobre paisajes tranquilos o arroyos de aguas multicolores.

Su vida vista desde alguna forma era bastante aburrida, le gustaba así.

Pero algo había ocurrido recientemente, algo sin duda maravilloso tanto como inesperado.

-Sona, No te resistas a esto- Ella negó intentando no reírse. Draven repartía cosquillas alrededor de sus costillas, quería hacerse la dura, pero le costaba demasiado ¿en qué momento había llegado tan cerca? Oh si, ser así de liso era uno de los talentos del gran Draven.

Sona cruzó sus brazos dándole a entender que necesitaba que pare, no solo porque no podría soportar más abrir la boca y que no saliera sonido de esta, era una inseguridad que había dado por incorregible a pesar de su edad, sin embargo en el momento no podía pensar en ello. Si no, porque también su cercanía la ponía nerviosa, como al inicio. El inicio del mes, cuando inicio todo.

Hizo otro par de señas con sus manos entonces él paro aún con una enorme sonrisa de oreja a oreja -ahí dijiste "Draven es el mejor, Debería conseguirme un novio como Draven ¡pero que no cunda el pánico! Draaaaven es de todas"- no sabía cómo podía interpretar aquello de dos señas, que parará al verlas le bastó a Sona para saber que estaba aprendiendo. Asintió, siguiendo su juego, sabía que con él era lo mejor.

Y entonces paso.

Estaban tan unidos, justo como ninguno de los dos se Había permitido antes, Darius, su hermano siempre estuvo cerca antes, de todas formas su minúsculo apartamento no daba para que alguien estuviera lejos, en ocasiones anteriores Darius veía el partido con audífonos en el sofá a escasos metros de ellos, a veces en otro cuarto con la puerta abierta asegurándose de que "El burro de su hermano aprendiera algo y no se hiciera el listo con Sona" también estaba su propia incomodidad con cualquier individuo del sexo masculino y las respectivas palabras de Draven cuando le dijo su primer día juntos "es incómodo que no puedas hablar"

Ese preciso día Darius estaba en un turno, y tenía completa confianza en ella después ser verla un mes entero soportando a pulso a Draven. Ella ya no se sentía incómoda a su lado y ahora que Draven sabía que Sona era alguien más o menos interesante, además de bonita, lista, paciente, Ya no era una chica incómoda. Entonces podían simplemente estar juntos. Hasta ese momento ninguno de los dos pudo concebir, siquiera procesar el significado de la cercanía entre ambos cuando sus rostros voltearon hacia el otro.

Desde antes Sona sabía que tenía una debilidad por Draven, gracias a las pequeñas cosas que se permitió ver durante el tiempo enseñándole... lo que aprendió a su lado, lo frágil que puede ser alguien tan fuerte. Muchas veces se lo dijo a sí misma "lo que sientes por él, es sólo simpatía, incluso cariño, nunca has estado con otros chicos, nunca tan cerca... nunca tanto" por eso quizás estaba experimentando esos sentimientos.

Vio el color miel de sus ojos observarla con atención, para Sona incluso eso viniendo de su parte parecía coquetería, con él todo era nuevo. Ahora sus conceptos se habían renovado, que algo fuera bueno no significaba que era correcto, pero tampoco por eso era del todo malo, él la había renovado tan solo en unas cortas semanas para dar paso a lo que sentía por Draaaven.

Draven lo había dejado claro muchas veces "eres muy buena chica Sona" muy buena chica... no era más linda ni era más interesante no era ni siquiera más talentosa que las chicas con las que se podía rodear el mejor ejemplo era su prima Katarina de la cual él hablaba mucho. Ella sólo era buena chica.

Sin embargo, no pudo, no pudo contenerse en ese momento. Como si fuera un pecado dio un beso fugaz tan solo tocando los labios de Draven con los suyos, no sintió nada más que el sordo sonido de su pulso en las orejas, Y la sangre subiendo a su cara.

Draven por supuesto apenas reaccionó de su letargo medio segundo después.

Ella no lo espero. La tomo por la nuca y como si fuera algo que también había ansiado, el beso llego, lento, más lento de lo que alguna vez ella se lo planteó tratándose de Draven, suave, como si fuera tan solo para ella, sus labios se humedecían con los contrarios y Draven se aseguraba de su arrasador avance sin que ella siquiera se enterara... Era tan bueno en ello. El golpeteo de su corazón martillando era tan escandaloso que sólo podía competir con el rubor de su rostro, tan intenso, pudo advertir la presencia de alguien en el umbral de la puerta tras ella cuando un Darius uniformado carraspeo.

-Dime que no tengo que llevarlo yo mismo a la comisaría por acoso-

La reacción de Sona fue instantánea. No podía decir nada y en ese momento agradeció su incapacidad para hacerlo, con las piernas temblorosas se separó tan violentamente de Draven que ni siquiera sintió sus puños apretarse en el piso, ni ver su rostro arrugarse de fastidio, estaba furioso, con Darius, por supuesto.

Sona tomo su bolso y sin prestar atención a la batalla campal que se estaba formando en la sala gracias a la "interrupción" salió de allí, huyendo, no de Draven ni de Darius, necesitaba pensar por qué su corazón se volvía loco, por lo menos ya podía recordar cómo se respiraba.

- ¡Genial! y ahora la asustaste- Grito Draven desde su posición.

-Si es que no lo hiciste tú antes-

Desde la puerta de la casa los escuchaba discutir, ahogo una sonrisa nerviosa y con el rostro encendido se acomodó su mochila.

Se habían besado.

Ese fin de semana paso cuestionándose lo que había significado aquello y si, En cambio sólo se convertiría en la diversión de Draven.

Pero ella no lo supo hasta que fue de Nuevo a su casa. Que él también la deseaba y como no lo había hecho nunca con ninguna otra, la esperaba pacientemente.

¿Dónde está hoy?

Necesito verlo, necesito, Lo necesito. Un poco más y más, sólo un poco ¿desde cuándo lo necesitaba? Fue algo que se dio lentamente, como los poemas en su cuaderno, como las tonadas nuevas que inventaba en su teclado, como las nuevas excusas para estar cerca de su casa.

Le gustaba Draven.

Fin del capítulo 1: la enfermedad llamada amor

Señas  (SonaxDraven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora