Disimula. -II-

-7-

Ella bajó la guardia de inmediato, y se acercó a él. —Nicholas...

—No lo entiendes, Keira... Cada vez que no estás conmigo, yo... Yo no tengo la seguridad de que tú estás bien. ¡En especial con personas tan incompetentes como Héctor!

Unas vez más se dio cuenta de que las acciones de Neal no la habían afectado solo a ella, Nicholas había quedado también marcado.

—Mi amor... —Lo abrazó, acortando la distancia que quedaba entre sus cuerpos-. Yo estoy bien... Todo va a estar bien.

Lo sintió relajarse al contacto con su cuerpo, cualquier rastro de enojo y dolor entre ellos, desapareciendo casi por completo.

—Perdóname... —Murmuró contra su sien-. No debí reaccionar así, yo... Perdóname, vida.

—Puedes estar seguro de que no estaba con Neal... Y de que no planeo verlo nunca más.

Nicholas no dijo nada. Se limitó a aspirar el olor de su pelo.

—Yo... Estaba entrevistando a alguien para una posición en la revista. —Mintió-. Nada más.

Nicholas tomó su rostro entre las manos y la besó, empujando su lengua contra la de ella. —Vamos arriba, por favor. —Susurró contra sus labios-. Te extraño mucho...

Keira se dejó llevar. Se dejó llevar porque lo extrañaba también, porque tenía ganas... Porque quería que le hiciera el amor.

Y así fue. Lo hicieron despacio, toda la noche, una y otra vez.

—Wow... —Keira susurró, recuperando el aire.

Estaban ambos recostados sobre un sofá en la habitación. Keira sobre él, cubiertos con una manta. Como única luz, la que se colaba por debajo de la puerta del baño.

—¿Cómo te sientes? —El le preguntó, acariciándole el pelo.

Ella se tardó en contestar. —No hay manera de que me sienta mal después de esto... —Se inclinó hacia él y lo besó-. Te amo.

Nicholas le acarició el labio inferior con el pulgar, y le dedicó una media sonrisa.

—¿Tienes que estar en la oficina mañana? —Ella le preguntó.

—¿Por qué?

—Quédate conmigo... —Le pidió.

—Puedo quedarme en la mañana.... Pero en la tarde tengo una reunión muy importante.

—Lo tomo.

Se pasaron a la cama antes de que saliera el sol, y allí volvieron a quedarse dormidos.

_____

—Jackie, voy a pasar a ver al señor van der Voort. —Dijo Blake, a punto de entrar a la oficina de Nicholas.

—Disculpe, él no ha venido a trabajar esta mañana.

—Oh... Debe haberle pasado algo entonces.

—Sonaba bien cuando llamó. —Jackie se encogió de hombros-. Dijo que vendría en la tarde, tiene una cita. Tal vez pueda verlo entonces. Aunque no creo que se quede por mucho tiempo.

Blake asintió. —¿Puedes llamarme en cuanto llegue?

Jackie arrugó el rostro. —Solo si llega con suficiente tiempo antes de su cita.

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Keira se despertó de repente. Solo cuando abrió los ojos se dio cuenta de que el sonido de un móvil había interrumpido su sueño. Provenía de debajo de la almohada de Nicholas. Lo tomó, y leyó el nombre en la pantalla: Blake Martin. Lo recordaba. Estaba en la lista de invitados que Michael le había ayudado a hacer. Debía ser alguien de la oficina. No iba a contestar, por supuesto. Además, Nicholas estaba entrando en la habitación, con una bandeja de desayuno que dejó sobre su mesa de noche.