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—¿Qué diablos? —Masculló.

—¿Pasa algo? —Janine le preguntó.

—No... No.

Sin embargo, envió una respuesta. O más bien, una pregunta: ¿Quién eres?

Recibió una respuesta casi de inmediato. Era una foto. Distinguió a Abigail en el parque, llevaba a Lucille en su coche. A unos pasos de ellas, se encontraba Héctor.

—Maldita sea... Janine, ¿te importa si hablamos más tarde? Tengo que hacer una llamada.


Inmediatamente estuvo sola, marcó aquel número y espero. Sintió que se le escapó todo el aire de los pulmones cuando escuchó aquella voz.

Preciosa. —Neal.

—¿Q-qué diablos quieres...? ¡Aléjate de mi hija, la policía te está buscando!

Quiero verte.

—¡Estás loco! No me molestes más, y por favor, aléjate de mi hija.

¿Qué? ¿El bueno para nada de tu marido no es lo suficientemente hombre para darte un hijo biológico?

Keira tragó saliva. —¿Por qué no te entregas de una vez?

¿Y perder la oportunidad de volver a tenerte entre mis brazos?

—Voy a llamar a la policía, Neal, y les voy a dar este número.

Él rio. —¿Se te olvida que parte de mi trabajo era precisamente burlar a la policía?

—No podrás lograrlo siempre.

Quiero verte, Keira. —Repitió.

—Nunca. —Le dijo, terminante.

¿Es tu última palabra? —Preguntó.

—¡Por supuesto que sí!

Neal se tomó un momento para volver a hablar. —Solo recuerda que estoy en todas partes, mi amor.. Aunque no pueda salir del país.... Espero tu llamada cuando estés lista. Y mucho cuidado con complicar las cosas con la policía... Yo podría complicar las cosas para ti, y no quiero eso. Tu sufrimiento es mi sufrimiento.

Dicho eso, se desconectó.

Keira se quedó allí con el teléfono en manos. Estoy en todas partes, ¿Qué habría querido decir con eso?

_____

—Ya se finalizó la compra de la propiedad en Santa Lucía. —Nicholas hablaba durante la cena-. Cuando quieras puedes contratar al diseñador para que comience a trabajar. Tendré que viajar a mediado de año por lo del hotel y me gustaría que todo esté listo entonces. Quiero que me acompañes.

Keira no le dijo nada. No le estaba prestando atención, tenía la mirada perdida.

—Vida... —Nicholas llamó su atención sin éxito alguno-. ¡Keira!

Ella se enfocó en su rostro en un instante. —¿Qué?

—¿Escuchaste lo que te dije?

Keira suspiró. —No... Perdóname. ¿Me puedes repetir?

—¿Qué es lo que te pasa? No has dicho mucho en toda la noche...

—Es que... Tenemos mucho trabajo en la revista, y estoy un poco cansada. ¿Te molesta si...?

El timbre de su móvil no le permitió terminar.

—Perdona, cielo. —Dijo antes de contestar-. Hola, mamá... ¿Qué pasó?... ¿Qué? ¿Cómo que le dispararon?... Mamá... ¿Cómo quieres que me calme si me estás diciendo que le dispararon a mi papá?.... Pero, ¿está bien?....¿Estás segura?... ¿Me llamas cuando despierte, así puedo hablar con él?... ¿Qué dice la policía?... De acuerdo... Voy a enviarte algo de dinero extra por si se ofrece.... Mamá, por favor, mantenme informada, y llámame en cuanto se despierte...

Disimula. -II-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora