El hombre la siguió hacia la oficina. Keira se dio la vuelta al escuchar que había pasado el seguro.
—¿Oiga, que hace? —Preguntó angustiada, encaminándose hacia la puerta.
—Tranquila. —Le dijo, impidiéndole el paso.
—¿Qué es lo que pretende?
Cómo toda respuesta le dedicó una sonrisa.
Keira palideció. Conocía esa sonrisa, ella misma la había provocado muchas veces antes. Sin embargo, lo miró fijamente a los ojos antes de volver a hablar.
—¿...Neal? —Preguntó confundida.
Sin decir una palabra, se quitó el sombrero, dejando a la vista su pelo castaño más largo de lo que ella podía recordarlo. Con delicadeza se despegó la barba de la cara, dejando el montón de pelo falso en la mesa junto al sombrero. Finalmente se quitó los lentes. Keira supuso que el color miel de sus ojos se debía a lentes de contacto.
—¿Qué estás haciendo aquí?
—Acordamos que te buscaría.
Ella se pegó a la pared, tratando de alejarse de él lo más posible. Todo su cuerpo temblaba.
—Por favor, vete de aquí... —Suplicó, apretando los ojos.
—Quiero pedirte perdón. —Le dijo, posicionándose a escasos centímetros de ella-. La manera en la que me comporté la última vez que te vi...no fue la mejor.
Keira no dijo nada. ¿Cómo podía ser tan descarado?
Neal le acarició el pelo con una mano. —Tú sabes que no me gusta hacerte daño.
—Voy a gritar si no te vas.
Él volvió a sonreír. —Con una sola llamada puedo volarle la cabeza a tu hermanita. A Rita. —Susurró en su oído.
Keira comenzó a llorar. No quería tenerlo cerca. Sentía miedo. No deseaba verlo ni pensar en él.
—Deja a mi familia en paz, por favor. ¿Qué es lo que quieres de mí? ¿A qué viniste?
—Quiero que lo dejes.
—¿Qué?
—Que te divorcies, mi amor. —Le tomó la mano y se la llevó a los labios-. ¿Es tan difícil entenderlo?
Sentía mucho asco, quería escapar de su propia piel.
—Yo no voy a dejar a mi esposo por ti. Tú no vales nada y el es un hombre excepcional.
Sin previo aviso, Neal le apretó el cuello con una de sus manos, aprisionándola contra la pared.
—No me gusta hacerte daño, Keira, pero me obligas.
Ella sintió como el aire fallaba en llegar a sus pulmones. Trató de zafarse, y cuando él por fin la soltó, se dejó caer en el piso entregada al llanto.
Neal por su parte se tomó su tiempo volviendo a ponerse el disfraz que antes traía.
—Nos mantenemos en contacto, preciosa... Y recuerda... Es mejor que no digas nada... Por el bien de tu familia. Tienes una semana para llamarme y darme la buena noticia de que has decidido divorciarte. —Dijo antes de salir.
¿Qué iba a hacer? Tenía que hablar con Nicholas, pero... él no se quedaría tranquilo hasta dar con Neal. Y alguien resultaría lastimado. Alguien a quien ella amaba... sus padres, o una de sus hermanas, Lucille, o... incluso Nicholas.
ESTÁS LEYENDO
Disimula. -II-
RomanceEn el libro I de Disimula., Nicholas y Keira decidieron darle una oportunidad a su matrimonio. Sin embargo, no todo fue color de rosa. Keira, indecisa entre dos amores, terminó marcada de por vida. Acompaña a Nicholas van der Voort y Keira Auguste s...