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Margaret lucía avergonzada. —Yo no sabía cómo ayudarte, Nick... te juro que traté, pero... Estaba a punto de llegar tu hermana y...

—Y encima ese hombre te abandonó. —Sus ojos se llenaron de ira.

—Sé que ahora no vale la pena hablar de eso, pero... nunca quisiste a William. Ni siquiera cuando fue bueno con nosotros, ¿Por qué?

—Porque yo no necesitaba a alguien que reemplazara a mi papá. —Confesó.

—Nadie ha podido nunca reemplazar a Niels, hijo... ¿De qué hablas?

—Pienso que... Tal vez yo quería cuidar de ti, mamá... Y tener a ese hombre allí no me lo permitió.

—Pero... Dejaste la escuela, nunca estabas en casa, y cuando estabas no reconocías ni siquiera tu nombre... ¿Cómo es que pretendías cuidar de mí?

Nicholas se rascó la barbilla, pensando. —No lo sé...

Margaret se inclinó hacia él, y le tomó las manos. Nicholas se tensó un poco, pero luego se vio más relajado.

—Yo sé que te fallé... Muchas veces. Te fallé cuando le pedí a Niels que viajáramos en auto y no en avión, y te dejé sin el padre que tanto necesitabas... Te fallé cuando me encerré en mi dolor, y tal vez no te dediqué la atención que requerías... Cuando comencé a notar que actuabas diferente, y no me ocupé de alejarte de las drogas... —Había comenzado a llorar, las lágrimas acariciando sus mejillas-. Te fallé cuando dejé que Emiel se ocupara de ti, solo porque para mí era difícil... Pero creo que lo peor que hice fue aceptar que me sacaras de tu vida...

—Mamá.... —Nicholas dijo con la voz entrecortada.

Margaret se levantó y luego se sentó en el sofá junto a Nicholas. Hace años que no lo sentía tan cerca.

—Necesito que me perdones... —Le rogó ella, el llanto apoderándose de su ser. Tomó el rostro de Nicholas con ambas manos-. Por favor, hijo, necesito que me perdones...

Él cubrió con una de sus manos una de las de ella. Sin poder evitarlo, una sola lágrima se escapó de uno de sus ojos. Rápidamente, Margaret la secó con un dedo.

Nicholas se inclinó hacia ella, y antes de darse cuenta tenía el rostro apoyado contra el hombro de ella, envolviéndola en un abrazo.

—No quiero estar lejos de ti nunca más, tesoro... —Murmuró Margaret, acariciándole la espalda.

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Keira estaba tomando una copa de vino en el balcón cuando sintió los brazos de Nicholas rodearla por la espalda.

Dejó escapar un suspiro de alivio. Aquello significaba que no estaba enojado con ella, que probablemente las cosas con Margaret habían ido bien.

Dejó caer su cabeza hacia atrás, sintiendo los besos de él en su cuello.

—Gracias... —Nicholas susurró en su oído, antes de plantar allí un beso.

Keira se dio la vuelta, enfrentándolo. —¿Cómo te sientes?

—Creo que... aliviado.

—¿Entonces sí les sirvió de algo verse?

—Por supuesto que sí.

Ella lo miró atentamente. Notó que la piel alrededor de sus ojos estaba enrojecida, pero decidió no decir nada. No creía que Nicholas admitiera que había llorado.

—No sabía que tenías una hermana... Te lo pregunté una vez y cambiaste el tema.

—Sophie y yo...nunca tuvimos una relación.

Disimula. -II-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora