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Nicholas se sentía fuera de su cuerpo cuando la alarma sonó a las 6:00. No había dormido nada, no sin Keira a su lado durante la noche. ¿Cómo había llegado a aquel punto en que no podía dormir sin una mujer junto a él?

Se dio una ducha fría, se vistió de mala gana, y bajó al comedor donde Yuko estaba poniendo la mesa.

—Buenos días. —Yuko le dijo-. La señora está preparando su desayuno.

—¿Huh? —Lucía confundido.

Yuko se encogió de hombros y continuó en lo suyo.


Lo dejó sin aliento la figura frente a él. Traía un ajustado vestido rojo que resaltaba sus curvas, y los labios del mismo color. Quería enredar sus dedos en su pelo ondulado, y perderse en aquel escote que lo llevaría a la gloria.

—Estás hermosa... —Le dijo, recorriéndola con la mirada.

Ella sonrió como toda respuesta. —Hay pastel de banana recién horneado, té de cacao... Preparé tostadas y huevos por sí quieres algo salado, café... Tam-

—Keira, sobre anoche...

—No te puedo acompañar a desayunar, pero espero que tengas un buen día. Nos vemos más tarde.

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—¿Se siente bien? —Jackson le preguntó a Keira desde el asiento del conductor, su vista fija en el espejo retrovisor.

Keira tenía los ojos apretados, tratando de controlar el dolor que sentía en aquel momento. —Estoy bien... —Logró decir.

—¿Está segura? Puedo detenerme en...

—Estoy bien, Jackson... —Tomó una bocanada de aire-. Por favor, apúrate, tengo mucho trabajo por hacer.

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—¡Wow! —Janine exclamó cuando vio a Keira salir del ascensor-. ¡Luces increíble!

—Gracias... Estuve pensando en tu proposición de anoche, y sí, me gusta.

Janine sonrió, emocionada.

—Voy a hacer que Nicholas patrocine nuestro evento, voy a entrevistarlo, voy a abrirnos paso a un mundo que no hemos explorado antes.

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A media mañana, Jackie entró en la sala de juntas durante un receso. Nicholas estaba teniendo una conversación con uno de sus empleados.

—Señor van der Voort, ¿Tiene un segundo?

—¿Qué sucede, Jackie? —Le preguntó, cuando estuvieron alejados de los demás.

—Um... Es extraño, pero tengo a la asistente de su esposa en espera en el teléfono. Pide una cita con usted para esta tarde.

Nicholas enarcó las cejas. —¿Una cita?

—Sí, está esperando por una respuesta mientras hablamos.

—¿Dices que Keira...quiere una cita conmigo?

—Sí, señor. Su agenda para hoy está desocupada después de las cuatro treinta. Le pregunté si prefería verlo para comer, pero dice que la señora van der Voort está ocupada a esa hora.

—La veré después de las cuatro treinta entonces.

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Nicholas se puso de pie cuando Keira entró en la sala de juntas. A su parecer, lucía tan tentadora como en la mañana, y su único deseo era destrozar aquel vestido, y hacerle el amor sobre la mesa.

Disimula. -II-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora