—Abuelo... No creí que la aceptarías. Me sorprende bastante que estés aquí.
—Es diferente cuando ya están frente a ti. Me pasó igual con tu padre.
Nicholas se sentía extraño con la repentina muestra de vulnerabilidad de su abuelo, pero no tuvo tiempo de decir nada porque en ese justo momento Lucille comenzó a gimotear.
—Ah... —Nicholas la sacó con cuidado del portabebés-. Ya me comenzaba a extrañar que no hubieras despertado.
—¡Ya estoy aquí! —Exclamó Keira, saliendo a la terraza con la botella en manos. Se había puesto pantalones-. Voy a llevarla adentro para que puedan conversar a gusto.
—¿Puedo hacerlo yo? —Emiel preguntó.
—¿Hacer qué? —Preguntaron Keira y Nicholas al mismo tiempo.
—Darle la botella. —Dijo casualmente.
Keira y Nicholas se miraron con asombro, y ella fue la primera en hablar.
—Um... Por supuesto...
—¿Sabes cómo hacerlo? —Nicholas le preguntó, poniendo a Lucille sobre su regazo.
—¿Se te olvida que tuve un hijo? ¿Qué crees, que apareció en mi puerta cuando ya no necesitaba que lo atendieran?
Nicholas no dijo nada más. Keira le dio a Emiel la botella, y fue a sentarse junto a su marido. La ponía nerviosa pensar que podría lastimarla con sus grandes manos.
_____
Esa noche, Nicholas regresó a la habitación luego de dejar a Emiel acomodado. Lucille estaba dormida, y Keira se preparaba para la cama.
Ella sonrió cuando sintió sus besos en el cuello, y sus manos tibias por debajo de la camiseta, contorneando sus pequeños pechos.
—¿Qué haces? —Le preguntó.
Como toda respuesta, Nicholas le dio la vuelta, pegándola contra la puerta de cristal que daba al patio trasero.
—¡Cielo, cuidado! Vas a despertar a la bebé...
Nicholas subió uno de los muslos de Keira a la altura de su cintura, acariciándolo con la punta de sus dedos. —Te extraño...
—Yo también te extraño, pero...
—Shhh... —La calló con un beso-. Deja que yo me encargue...
Keira lo detuvo, poniendo ambas manos contra su pecho. —Mi amor, la bebé. —Susurró.
Él dejó escapar un suspiro, y asintió. Lo próximo que hizo fue salir de la habitación.
_____
Keira despertó con el llanto de Lucille. Eran las 2:39 de acuerdo al reloj en su celular. El lado de la cama de Nicholas estaba intacto, y aquello le molestó. ¿Por qué no podía actuar como una adulto alguna vez en su vida?
Luego de darle la botella a Lucille y volver a dejarla en la cuna, salió de la habitación.
Bajó las escaleras en silencio. Todo estaba sumido en oscuridad a excepción de la luz que salía de la cocina. Nicholas estaba sentado en el pequeño comedor con la portátil frente a él.
—¿No es muy tarde ya? —Le preguntó desde la puerta.
Nicholas le recorrió las piernas desnudas con la vista antes de detenerse en su rostro. —No creo que pueda dormir, estoy adelantando algo de trabajo.
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Disimula. -II-
RomanceEn el libro I de Disimula., Nicholas y Keira decidieron darle una oportunidad a su matrimonio. Sin embargo, no todo fue color de rosa. Keira, indecisa entre dos amores, terminó marcada de por vida. Acompaña a Nicholas van der Voort y Keira Auguste s...