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Nicholas no dijo nada, pero lucía preocupado.

—¿Cómo quiere proceder?

—Investiguen con la floristería, ellos deben tener algún tipo de historial.

Jackson asintió. —Por supuesto. Mañana a primera hora veré que Héctor se encargue.

Él negó con la cabeza. —Prefiero que Héctor me lleve al aeropuerto y tú te encargues. Es un inútil. Por cierto, la señorita Martin va con nosotros esta noche. Luego la dejas en su casa.

—¿A dónde quiere que los lleve?

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Nicholas había invitado a cenar a Blake a un restaurante italiano en la ciudad. Lo había elegido porque era tranquilo y entendía que Blake necesitaba hablar, aunque se odiaba a sí mismo por ser la persona que con quien ella se había topado para hacerlo.

Luego de que hubieron ordenado, el silencio comenzaba a pesar en el aire. Nicholas se sentía incómodo. No estaba acostumbrado.

—Escucha... —Él comenzó-. No tienes que decir...

—Russell me hizo esto. —Confesó, refiriéndose a su brazo fracturado.

Él no respondió. No sabía qué decir, además de que ya lo sospechaba.

—Siempre ha sido muy celoso... No es la primera vez que me pega, pero... Nunca me había causado tanto daño. La noche de tu fiesta lo enloqueció...

—¿Por qué sigues con él?

Blake suspiró. —No... no lo sé. Me he planteado la idea de dejarlo en varias ocasiones, pero tengo miedo.

—¿Están casados?

Ella movió la cabeza en negación. —No... Sé que se acuesta con otras, y... yo siento que no lo puedo dejar.

—Creí que eras diferente, Blake...

—¿Qué dices?

—Das la impresión de que estás llena de confianza, pero es solo una mentira.

—¿Qué tal si lo dejo y... y luego me quedo sola para siempre?

Nicholas enarcó las cejas. —¿Estás hablando en serio?

—Es violento, pero... Cuando está de buen humor es un hombre maravilloso.

—Blake, esto no me concierne, pero deberías considerar ver a un terapeuta. No creo que estés considerando lo que te pasa.

Ella extendió su mano por encima de la mesa, y tomó la de él. —¿Me puedes ayudar?

_____

Keira se estaba arreglando para recoger a Nicholas en el aeropuerto, cuando recibió un texto de Janine: Llámame en cuanto puedas, es urgente.

Lo primero que llegó a su mente es que algo andaba mal con la revista. Lo segundo, que Neal había regresado. No dudó en llamar.

Keira... —Fue todo el saludo de Janine.

—¿Sucede algo? Dime que no se trata de Neal...

No, nada que ver con Neal. No te preocupes.

—¿Entonces? ¿Algo anda mal en las oficinas?

No se trata de RAD tampoco, Keira.

Ella guardó silencio, dándole la oportunidad de hablar.

Es acerca de Nicholas.

_____

Había aterrizado en Santa Lucía hace casi dos horas, y Keira aun no llegaba a recogerlo. Era la quinta vez que marcaba a su celular, pero no contestaba. Por lo menos sabía que estaba encendido. Luego de pensarlo por un rato, decidió llamar a Zira. Era muy probable que ella supiera dónde estaba su hija.

Disimula. -II-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora