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—¿...Qué?

—Sé lo importante que es para ti ir allá, estar cerca de tu familia... Además con Lucille, quiero que esté expuesta a sus raíces... No tendremos que quedarnos en ningún hotel... Creo que simplemente hace todo más fácil. Además...

Keira enarcó las cejas, expectante. —¿Además...?

—Estoy pensando en asociarme con una empresa hotelera, lo que significa que estaré viajando allá más a menudo. O estaremos, si lo deseas.

—¿Vas a comprar un hotel en Santa Lucía?

—Voy a asociarme a una cadena de hoteles, y muchos de ellos se encuentran allá.

—¿Por qué? Digo... Eres el presidente de una compañía internacional, Nicholas. ¿Crees que es el momento de ocuparte más?

—Esa compañía es todo Emiel, vida... Yo quiero algo que pueda llamar mío, y creo que es el momento justo, porque... Quiero dejar algo mío a nuestra hija.

Keira sintió que su respiración se detuvo. ¿Por qué tenía que decir cosas tan perfectas, en el momento menos indicado?

—Eres un hombre perfecto...

Él sonrió, moviendo la cabeza en negación. —¿Quieres ver fotos de la casa? A fin de cuentas tienes la última palabra.

Ella sonrió. —A ver....

Él le dio su móvil, dónde había fotos de una propiedad inmensa con vista al mar.

—Esta casa tiene once habitaciones... —Le reclamó.

—Sí. —Nicholas respondió casualmente.

—¿Para qué queremos tanto espacio?

—Hay que pensar en grande, Keira. Ahora vamos a comprar pero podemos vender en algunos años y...

—No. —Le regresó el móvil en hizo intentos de levantarse-. El precio es ridículo, y no necesitamos tanto espacio. No voy a hablar más de esto.

_____

Nicholas estaba sentado en la barra de un bar, frente a él un vaso de cristal con contenido oscuro, y sentado a su lado, Michael.

—Luces como mierda. —Michael comentó, refiriéndose a los pantalones y zapatillas de correr que traía puestos.

—Estoy harto de discutir con Keira por la manera en qué decido usar el dinero. Nunca antes tuve que dar explicaciones.

—¿Qué pasó?

—No importa qué diablos hago... nunca es lo suficientemente bueno. —Dijo, llevándose el vaso a los labios-. Solo estoy tratando de que mi familia esté bien.

Michael lo miró apenado. —Entonces no la trates con tantas consideraciones, hermano... A fin de cuentas, tú eres el hombre de la casa, haz lo que tengas que hacer. Y si no le gusta, que se largue.

Nicholas estaba sorprendido ante aquellas palabras. —Diablos... ¿Quien te hizo daño?

—Susana nunca está conforme tampoco. Me estoy comenzando a hartar.

_____

Janine estaba sentada en la cama junto a Keira, la portátil sobre su regazo.

—Pienso que si podemos lograr que Nicholas patrocine este evento, reducimos costo, y expandimos nuestros horizontes.

—¿Y él que gana?

Disimula. -II-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora