Capítulo 26

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La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento y la angustia del hombre.

-Friedrich Nietzsche-

Entro a una tienda de campaña en donde había camas, me siento en una de ellas y empiezo a llorar liberando todas esas emociones que tenía dentro encerradas, noto como alguien entra a la tienda y por los zapatos reconozco que es Sofía, se acerca a mi sin decir nada, solo dándome pequeñas carias en la espalda, yo me abrazo a su cadera y rompó aún más a llorar

-Shh, no te preocupes estoy aquí, suéltalo todo.- Dice acariciando mi cabeza. Levanto mi cabeza levemente mirándola.

-Está enamorada de ella. - Le digo llorando aún más.

-Ya lo sé, lo he escuchado antes. - Ella estuvo todo el tiempo que necesité para recomponerme de nuevo, me levanta la cabeza limpiándome las lágrimas que aun caían débilmente- Hay que curar esas heridas de acuerdo.- Yo asentí sin quejarme, tampoco tenía fuerzas para eso. Empezó a curarme el labio, el cual dolió bastante, después paso a curarme la herida del pómulo, por último, me reviso la herida del hombro y me cosió de nuevo la herida del brazo. Me dio una pastilla para el dolor, me la tome rápidamente ya que se estaba haciendo insoportable el dolor que sentía en todo mi cuerpo. - Venga acuéstate a dormir un rato, a la hora de la cena te levanto.- Le asiento acostándome en la cama, ella se agacha a darme un beso en la frente.

-Gracias Sofi. - Le digo cerrando los ojos, oigo como ella se ríe por el mote, vuelve a besarme la frente y sale de la habitación, después de eso solo me dejo caer en los brazos de Morfeo.

Siento como alguien me pone un paño de agua fría en la frente. Me remuevo incomoda por la sensación entre calor y frio por el paño. Escucho una voz que me dice que intente dormir de nuevo, le hago caso y me vuelvo a dormir.

Me despierto, abro poco a poco los ojos, esta oscuro fuera, intento levantar mi brazo para ver la hora, pero me duele demasiado, giro mi cabeza y veo a Camila sentada en una silla con el cuerpo echado en la cama durmiendo, esa posición tiene que ser tan incomoda pienso. Al lado suyo hay un cubo lleno de agua con un trapo en el borde de este. La muevo un poco intentando despertarla, ella levanta la cabeza tallándose los ojos, se queda mirándome y poco después me da una débil sonrisa.

-¿Que haces aquí? ¿Qué hora es? - Pregunto mirándola.

-Son las cuatro y media de la mañana.- Dice mirando su reloj.- Ha venido Sofía a avisarte para cenar, pero al llegar ha visto que tenías fiebre, se ha quedado contigo hasta las dos más o menos que ha sido cuando he venido yo a cuidarte y así que ella pudiera descansar. - Los recuerdos me invaden, se suponía que debía estar enfadada con ella y ella conmigo por la forma en la que le hable, pero en cambio aquí estaba cuidando de mí.

-Muchas gracias Camila. - Le digo sonriéndole.- Ya me encuentro mucho mejor, así que te puedes ir a tu habitación a descansar. – Le digo intentando que se fuera de allí.

-De eso nada. No me pienso irme aquí. Y no te molestes en intentar convencerme no va a funcionar sabes lo cabezota que soy. – Me doy por vencida y dirijo mi vista de nuevo a mi brazo. – Se te infecto con la pelea. - Le asiento recordando como Chris me cogió del brazo haciendo que este me sangrara. - Se encuentra bien, por si te lo estabas preguntando.

-No, no lo hacía, la verdad es que me da bastante igual si se encuentra bien o mal. No me importa nada que venga relacionado con él. - Digo pasando mi mano por la venda que cubría el brazo.

-Pues él sí ha preguntado por ti.- Dice algo molesta.

- Es que me da igual Camila. Eso lo podía haber pensado antes, y preocuparse antes, ahora ya no me sirve de nada.

-Si que sirve Lauren, cuando he ido a verlo, se encontraba mal, y no por los golpes, se sentía culpable, triste y desolado.

- Camila me parece bien que te quieras quedar, no te obligo a hacerlo, me encuentro bien y si te quieres ir con él, vete. Pero deja ya de hablarme de lo bueno que es y de lo mal que se siente, porque no es un ángel del cielo, él sabe que lo ha hecho muy mal por eso se encuentra mal. -Digo ahora yo con enojo, ella solo asiente y me pone su mano encima de mi frente.

-Te ha subido de nuevo la temperatura. -Dice cogiendo otra vez el trapo y poniéndomelo en la frente. – Y no pienso moverme de aquí, ahora te estoy cuidando a ti. No sé qué habrá pasado entre vosotros para que os pelearais como lo habéis hecho, pero espero que lo arregléis algún día.

-Yo también lo espero.- digo mirándola, ella solo me sonríe débil. Veo como se estira intentando disminuir el dolor que tendría en la espalda. -Ya que te vas a quedar aquí y no puedo hacerte cambiar de opinión, mínimo acuéstate en cualquier cama y si me encuentro mal te llamo. - Ella me mira pensando su respuesta.

-Está bien.- Sonrió contenta porque le he hecho cambiar de opinión. - Hazme un hueco.

-¿Que?

-Lo que has escuchado, hazme un hueco. - Dice divertida. - Venga Lauren, no pretenderás que me acueste en una de esas camas sola, hace mucho frio, además así puedo vigilarte toda la noche por si te sube la fiebre.- Me hecho a un lado de la cama y le dejo hueco para que ella pueda acostarse. Ella se encontraba más incorporada que yo, mi cabeza estaba a la altura de su estómago, había cogido esa posición para poder cambiarme los trapos con agua. Poco a poco me fui quedando dormida, la calidez que sentía en mi corazón era indescriptible. Esa calidez de la que no podría disfrutar muchas veces. 

El último ocaso {CAMREN} {COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora