-Venga despierta que tengo prisa. -Decía el coronel dando golpecitos en las mejillas de Lauren, mientras que alguien también le daba golpecitos en las mejillas para despertar a Chris. -Cuanto antes terminemos con esto, antes me podre ir. Mira empezaremos de nuevo, a ver si después de la paliza te apetece hablar. Dónde están los documentos y quien sabe sobre lo que hay en ellos. –Lauren no dijo absolutamente nada, seguía en trance, se acababa de despertar y le dolía absolutamente todo. Cuando vio que tardaba mucho en responder, cogió un palo oxidado y se lo metió poco a poco en la herida que tenía en su hombro. La sensación de dolor indescriptible consiguió despertar del todo a Lauren
-Te piensas que te lo voy a decir. Después de todo lo que he sufrido por tu culpa, ¿Vienes y piensas que de buenas te lo voy a decir? Vete a la mierda hijo de puta, cuando salgan a la luz esos documentos estarás acabado. -La mirada de Lauren era de puro odio sin duda alguna. Había sufrido tanto dolor en tan pocos días, que cualquier persona que no estuviera entrenada para eso habría muerto a las horas, y si no fuera por las pequeñas curas que ella recibía de vez en cuando también estaría muerta, de eso no tenía duda.
-Está bien, pues si no es por las buenas será por las malas. Chicos metedla dentro.- A la orden del coronel entraron dos hombres cargando a lo que parecía ser una mujer, pero no se podía distinguir bien ya que llevaba un saco negro en la cabeza. El corazón de Lauren iba a mil por hora, no quería que sus pesadillas se volvieran realidad y es por eso que esperaba con todas fuerzas que debajo de ese saco no estuviera Camila o alguna de las chicas de su vida.
-Te presento a la soldado Brown. - Dijo él destapando la cara de aquella muchacha, Lauren no pudo evitar sentir un poco de alivio al ver que no era Camila, aunque instantáneamente después se sintió fatal al sentir aquel alivio, porque si aquella chica estaba allí era sin duda para que acabara muriendo. -Ella hace poco nos traicionó, le obligaría a que te contara lo que nos hizo pero le hemos cortado la lengua, ya sabes gajes del oficio. En fin, supongo que la reconoceréis, es la chica que había en recepción, a esa que le robasteis la tarjeta. Seguro que os acordáis. Bueno pues hace poco se comunicó con unos amigos vuestros y le conto varias cosas sobre vuestro secuestro. Ya sabéis cosas que me delatan a mí. Para mi mala suerte, fuimos a buscar a vuestros amigos pero ya se habían marchado de la casa. No es lo mismo si los tuviera a ellos, pero servirá ya que un corazón tan bueno como el tuyo no dejara que yo la mate. -Y posiblemente tuviera razón, no tenía que morir nadie para que aquel monstruo se arruinara, tal vez lo que estaba haciendo al guardarse la información era un acto egoísta, ya que mientras más esperaba más torturaban a su hermano, y él no debía sufrir por culpa de ella.
-Está bien. -Dice ella susurrando al ver el arma apunando a la cabeza de aquella chica mientras ella lloraba suplicando como podía.
-¿Espera que has dicho? -Pregunto él incrédulo al escuchar hablar a la chica.
-Te lo diré, pero con un trato nuevo. Te lo diré y me podrás matar a mí, pero deberás dejar a mi familia tranquila, no les harás nada, nunca.
-¿Y te fías de mi palabra? - pregunto el riéndose.
-No, pero que otra alternativa me queda.
-Es que parece que aún no lo has entendido, solo tengo que matar a toda tu familia incluyéndote a ti para evitar que esos documentos salgan a la luz, y tú me estás diciendo que me los das pero que deje vivir a todos, pero tú tienes idea de lo que me gusta matar. Así que no, no acepto el trato. Ahora dime donde están. -Lauren la miro sin comprender, le ofrecía un buen trato, un trato en el que él no saldría perjudicado pero ella sí, y en cambio se negaba porque quería matar.
-Definitivamente estás loco. No pienso decirte nada, total nunca sabrás si lo escondí o se lo di a alguien.
-Y qué hay de lo que me dijo él. -Señalo a Chris.
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El último ocaso {CAMREN} {COMPLETA}
Romance{COMPLETA} Terror es lo único que te queda sentir cuando todo a tu alrededor se desmorona, cuando pasas de escuchar el tráfico matutino cada mañana a escuchar la nada, ni siquiera los pájaros se atreven a cantar, aunque tampoco estoy segura de sí si...