Capítulo 48

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- Lauren...

-Dime. -Dice ella sin verse capaz de levantar la cabeza.

-¿Tú crees que cuando venga nos matará?

-No lo sé Chris, ese hombre está loco.

-Pues ya que vamos a morir no quiero irme sabiendo que no fui totalmente sincero contigo.

- Chris me estas asustando, que es lo que no me has dicho.

-Tengo miedo de decírtelo, seguramente me odies.

- Chris... Escúpelo de una vez. -Dice ahora ella levantando la cabeza con cuidado. El dolor en las muñecas había dejado de existir por mantenerlas aquella posición en la que la dejaron nada más llegar a aquel sitio. Estaba completamente segura de que tenía ambos hombros dislocados por aquella posición, ya que desde que la trajeron estaba de rodillas con las manos atadas una en cada poste de hormigón.

-Hace tiempo, mucho, como unos dos años trabajé en secreto para el coronel. Tu estabas de permiso y te fuiste a casa. Pero en la noche en la que estaba recogiendo mis cosas para irme yo también, el me propuso un trabajo, iba a ser rápido y me pagaría mucho y cuando digo mucho me refiero a cincuenta mil dólares. Él lo llamo operación de rescate, cuando le pregunte que había que rescatar él me dijo no era quien sino el que. Era como una especie de maleta pequeña negra y que solo se podía abrir con un escáner de mano completa, la típica de la CIA. Le pregunte varias veces que era lo que había dentro para que todo fuera tan secreto, pero el siempre respondía lo mismo "Soldado si supieras el contenido del paquete tu vida correría peligro, cumple con tu labor y sin preguntas. Y si piensas que no estas cualificado dímelo y se lo digo a la Capitana Jauregui" ante esa respuesta yo me negaba rotundamente y al final efectué, con un pequeño escuadrón, una misión lo más discreta posible. Después de esa misión no volví a hablar con el coronel de ninguna otra, ni de esas misma, hicimos como si no pasara nada.

- Chris... No te preocupes. A lo mejor el contenido del paquete no tenía nada que ver con todo esto. Fue hace dos años y entiendo completamente tus motivos. Hace dos años no estábamos especialmente bien de dinero, entiendo que lo aceptaras el trabajo, yo también lo habría hecho. -Lauren le sonríe para quitarle importancia al asunto pero el solo niega con la cabeza.

-¡Es que no lo entiendes Lauren! Iba a rechazar el trabajo, íbamos mal de dinero pero no tan mal como para aceptar esos cincuenta mil dólares. Pero en el momento en el que él te nombro y dijo que tu podrías hacerlo, una rabia que no conocía hasta ese momento me recorrió las venas y dije que sí. Solo y exclusivamente por envidia. Seguramente le consiguiera la clave a su plan y lo hice por envidia, ni siquiera pensé en el dinero.

-Oh. -Lauren lo miraba sin comprender, de su boca no salía absolutamente nada, no sabía que decir. No sabía que su hermano tenía esos sentimientos guardados.

-Siempre ha sido así Lauren. Desde pequeños. La perfecta Lauren, la cual tiene a todos y todas las del instituto a sus pies, la que ha conseguido varios trofeos de softball para su equipo con esos perfectos Home Run. Perfecta como ella sola, una belleza arrasadora, esos perfectos ojos verdes esmeralda, ese pircing en la nariz que la hace ver una tía dura y que todas las personas del instituto besen el suelo que ella pisa. Pero ella simplemente está enamorada de su mejor amiga, si muy cliché, y para completar lo cliché que es, cuando se da cuenta de que está enamorada de ella huye para no dañar su corazón y el de ella. Porque lo que sin duda eres una de las mejores personas que he conocido, aún me acuerdo de cuando me defendías de aquellos abusones, que en cuanto te veían salían corriendo. Pero en el fondo yo no quería eso, quería poder defenderme yo solo sin llevarme ninguna paliza. No te puedo culpar de tenerte envidia, tu vida no ha sido para nada perfecta, pero has tenido esos momentos de los que yo jamás he disfrutado ni disfrutare.

El último ocaso {CAMREN} {COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora