19. Volveré

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Sabrina

-hija estas lista?!- grita mi madre desde la primera planta.

-si! Ya voy!.

Tomé mi maleta, mi movil y una mochila, y bajé las escaleras.

Papá estaba en el auto esperándonos y mamá estaba tomando un baso de agua.

Dejé las maletas en la cajuela y entré para decirle a mamá que ya estaba todo listo, mi madre asintió y cerró la puerta con llave.

-mamá, puedo ir a despedirme de Dylan?- me miró con cara picarona.

-está bien pero no tardes.

Corrí a casa de Dylan y este me abrió con cara de que recién había despertado.

-mi amor!- exclamó

Al escucharlo decirme así me sonrojé.

-vengo a despedirme- lo abracé.

-espero que te vaya bien, estaré extrañándote todo el tiempo- el tono de su voz se escuchó algo triste.

-yo también, te llamaré todos los días- intenté alegrarlo.

-esta bien hermosa- me besó tiernamente.

-adiós- le dije mientras lo miraba por última vez para por fin irme.

Cuando subí al auto mi madre me miró.

-y no lo ibas a perdonar- soltó una mini carcajada.

-quiero decirles algo... yo y Dylan- no acabé la frase y mi madre me interrumpió.

-SON NOVIOS?!- exclamó sorprendida.

-si- enrojecí.

Miré a mi padre pero este no tuvo reacción alguna.

-que piensas papá?

-nunca creí que mi pequeña tuviera novio, solo es eso..- me miró con una sonrisa y me tranquilice- pero ya eres una adolescente y bueno... esto es normal.

-Gracias por ser comprensivos, los amo.

-nosotros a ti hija.

El auto comenzó a andar y saqué mi movil de la mochila.

Dylan: te quiero mucho ❤️.

Me sonrojé, y sentí que mi corazón latía con fuerza.

Sabrina: yo también te quiero mucho 😘.

Apagué la pantalla del movil y me puse los audífonos para luego ponerle play a mi reproductor de música.

Cuando subimos al avión tenía muchos nervios, temía que se cayera en medio del mar y morir ahogada o quizás explotada en mil pedazos. Mi madre me miro y tomó con fuerza mi mano, notó mi nerviosismo y quizo darme seguridad para entrar a la maquina gigante que me daba un terror inexplicable.

Al llegar a Wisconsin el avión tuvo una turbulencia y yo estaba a punto de entrar en pánico.

La chica que atendía noto mi angustia y se acercó a mi.

-tranquila es solo una turbulencia, pasa siempre- me extendió un dulce.

-muchas gracias.

Me miró por última vez y se fue, a pesar de que estaba cómoda en mi asiento de primera clase me aterraba el avión.

A penas aterrizo salí de ahí, ya no soportaba más la idea de estar en esa cosa. Esperé a mis padres en la zona para recoger nuestras maletas, y cuando llegaron se rieron de mi.

𝐂𝐚𝐢 𝐀𝐧𝐭𝐞 𝐓𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora