One Shots [Kimetsu No Yaiba]

One Shot, Au 1; K N Y

Oc: ( / ) [ d e m o n i o]

[o N e]                      Together again.

La misión había sido un éxito, Sanemi y Muichiro terminaron al demonio que había estado aterrorizando aquel pueblo. Ahora irían al castillo estilo japonés para recibir la recompensa que la gobernante de aquel lugar les había ofrecido.

Frente a la gran puerta de madera oscura estaba una mujer sonriente, no parecía ser la reina, usaba un atuendo corriente y no uno lujoso como el que las reinas suelen llevar.

Ahí se detuvieron por la señal que la mujer sonriente hizo.

- Inclinense y regocijense ante la presencia de su Majestad. El eclipse que fue bendecido por las diosas, ¡La emperatriz ( / ) ( / )! - La mujer sonrió aún más y elevó la mirada, detrás de ella la estruendosa abertura de la puerta hizo presencia. Por inercia se arrodillaron, al estar frente a un gobernante arrodillarse es señal de respeto.

Al abrirse completamente podía verse un palanquin de oro con suaves telas de seda traslúcida blanca. La seda se abrió por suaves manos de nieve dejando ver el rostro triste de una joven doncella.

Su simple presencia hizo que los cazadores se congelarán. La sensación que emanaba era la de un demonio, no uno normal, si no un demonio de alto nivel.

- Himiko-San, te dije que dejaras de hacer eso, exageras mi persona. - La voz melancólica y suave que sus cuerdas vocales producía les daba escalofríos, al más joven le estrujó un poco el corazón.

- ¿Quién eres tú? - Sanemi no hizo esperar sus dudas elevando su rostro con el ceño fruncido, no podía levantarse por una fuerza mayor. El empuñar la vaina de su espada resultaba imposible y más para el Tokito.

- Me esperaba que te sorprendieras, Oyokata-Sama también se confundió un poco al saber que un demonio gobernaba estas tierras y más el hecho de que yo las proteja. - Sus suaves pasos apenas y podían escucharse. Esta se acercaba a ellos para verlos mejor.

- Eso no responde a mi pregunta, responde de una maldi-- ¡Ah! - Himiko, la mujer presentadora, golpeo con una varita el brazo del chico.

- Ten respeto ante su Majestad. -

- Himiko-San, no golpees a nuestros invitados, no quiero que Oyokata-Sama malinterprete los golpes, nuestra amistad estaría en juego. - Le reprochaste a tu subordinada.

- ¿Amistad? Desde cuando Oyokata-Sama y un asqueroso demonio son amigos, los cazadores de demonio no permiten eso, va contra las reglas. - Esta vez habló Muichuro a la demonio que estaba de espaldas a él, mirándola directamente.

- Oyokata-Sama y yo somos amigos por viejos favores. Lo más importante en mi vida se fue de mi para ayudar a la Sede de Cazadores de Demonios, ahí el falleció, la tristeza me consumió y Muzan-San me convirtio en demonio para vengarme de la Sede. No tube el valor de matar a alguien así que las diosas se compadecieron de mi bendiciondome. - Contabas tu historia y diste un suspiro, te dolía el haber perdido tu corazón, lo perdiste al momento en que él se fue. - Quisiera volver a verlo, volver a tenerlo en mis brazos. Lo he esperado desde siglos para estar juntos de nuevo. -

- Oyokata-Sama no mencionó nada hacerca de usted. - Muichiro analizaba la historia, necesitaba respuestas del patrón.

- Oyokata-Sama y yo no hablamos mucho, pero aún así nos tenemos sumo respeto. - Volteaste a ellos; viste a Sanemi, con un seño fruncido, no parecía la persona más amable del mundo. Y después volteaste a Muichuro.

El corazón del demonio se detuvo, esos ojos... Ese cabello... Esa piel y su rostro. La viva imagen de tu amado que tanto extrañabas. ¿Acaso había vuelto por tí? Desde el más allá volvió solo para estar junto a tí.

- Tú - Lo señalaste. - Quédate, en mi castillo. Vive conmigo, volviste para estar conmigo, sabía que no me dejarías. - Tus ojos empezaban a lagrimear y te acercarte a él para abrazarlo.

- ¡( / ) -SAMA! - El grito de Himiko se escucho en alto. El joven cazador había desvainado su espada al sentir el peligro ir hacia él y le había decapitado.

Tu cabeza por los suelos y tu cuerpo quieto aún de pie. Estabas sorprendida, te había decapitado con la intención de matarte, sonreiste lasciva, tu amado siempre fue tan delicado contigo pero ahora, era fuerte y viril. Tomaste tu cabeza y la pusiste de nuevo en tu cuerpo.

-¿C-cómo? - Los ojos sorprendidos de Sanemi te miraban estupefacto. -

- Fui bendecida por las diosas, lo único que puede matarme es otra cosa. Pero bueno. - Miraste al Tokito, temblaba discretamente aún empuñando la espada contra tí. Caminabas tranquilamente hacia el y apuntaste tu mano a su cuerpo. - Técnica de demonio de sangre, sumisión de seres. Duerme~. -

El cuerpo del chico casi se desploma en el suelo pero lo tomaste por la cintura, suerte que eras más alta. Sus ojos entre abiertos casi en caer en sueño por tus ordenes pero se resistía, tomaste su mentón para unir sus labios felizmente.

- Himiko-San, lleva a este cazador a mis aposentos. - Sonriente habló el demonio. Giraste para ver a Sanemi enojado y empuñando su espada. - Ah, cierto, sigues aquí, lamento el show de hace rato. Estoy tan emocionada que mi amado haya vuelto, no puedo esperar para casarnos. -

- ¿Casarse? ¿De que mierda hablas? Ni siquiera sabes su nombre. Un cazador y un demonio unidos en matrimonio, que estupidez. - Rió cínicamente.

- No veo la gracía. - Tu mirada sería lo asustó pero no lo demostró. - Hazme un favor y dile a Oyokata-Sama del compromiso, espero que no le moleste pero... - Sostuvo sus mejillas entre sus manos sonrojada. - El amor entre nosotros vuelve a partir de ahora, mientras más rápido sea mejor. Los pilares están invitados a la boda, en el próximo eclipse lunar. -  Aplaudíaste y rápidamente llegaron dos de tus subordinados. - Llevenlo a la entrada, el cazador volverá a la Sede y dará el mensaje que le encomendé. -

Sin más Sanemi fue llevado hasta la entrada. Corrió hasta la Sede para tener respuestas y la opinión del patrón contra el mensaje que habías mandado.

Mirabas sonriente a tu amado durmiente, al fin, después de tantos años en soledad él estaba ahí, reposado en tu cama. Ahora, nada los separaría y si lo intentaban, lo lamentarian.

1035 palabras.
16.12.19.
Parte uno.

•◡•