°•|¿Y si me besas?|•°

°•|Capítulo 26|•°

Pisadas rápidas anunciaban la corrida de una peli-azul, quien gritaba emocionada en llamados a sus amigas. Pues cuatro mujeres vivían en el mismo techo, por voto e iniciativa de todas.

—¡Oigaaaaan~, ya está nevando! —colocó el gran abrigo rosa sobre sus hombros, dando vistazos rápidos hacia todos los lados. En busca de un objeto específico.

Una pelirroja con la somnolencia llevándola sobre sus hombros se aproximó hasta la peli-azul, queriendo saber el motivo por el cual estaba gritando de esa manera. Y a esas horas de la mañana.

—¿Por qué gritas así, JiSoo? —frotó sus ojos contra sus manos, regulando su vista para mejor visualización de la de cabellos azules.

—¡Ya está nevando!

—JiSoo, la nevada había empezado desde hace mucho —respondió otra voz femenina, captando la atención de ambas presentes en el living.

—Pero, Jennie, yo no sabía —hizo un puchero, dirigiendo su mirada hacia su pareja, la cual se presentó una vez bajó el último escalón.

La peli-azul salió corriendo hacia la recién llegada, envolviendo sus brazos en el cuerpo de la peli-naranja, quien le correspondió el afecto tan pronto como se lo dió.

—¿Qué le hacen a mí nena? —preguntó, mientras se enfocaba en darle caricias a la chica que tenía en brazos.

—Ella nos despertó con sus chillidos —anunció Jennie, al tiempo exacto en que Lalisa se abrazó a ella. Aferrándose como si tal su vida dependiese de ello.

JiSoo soltó mohín, el cual no pasó desapercibido para ChaeYoung.

—¿Nadie le avisó que la nevada ya estaba?

—Ella tiene la culpa, no salía de ese cuarto ni para comer —excusó la pelirroja, dejando besos en el cuello de su novia.

—Lo siento por mantenerme ocupada con mi pareja… —se defendió ésta, abrazando con fuerza a su novia la peli-naranja.

—Vaya ocupada que estuviste —le tiró una mirada llena de picardía—. Y con ChaeYoung, el doble de ocupada —sonríe ampliamente, mostrándose socarrona ante las demás.

La susodicha se aproximó hasta su abrigo, enganchándose este y saliendo de la casa con su novia pisándole los talones. Sabía que iban a perder tiempo tratando de debatir con la pareja.

Lalisa y Jennie sintieron la soledad a flote, fue entonces que cruzaron sus miradas y compartieron la misma idea.

—La cama se siente vacía, ¿no crees? —salió corriendo al ver las intenciones en los ojos de su novia.

—¡Jennie ven aquí! —gritó ésta, siguiendo sus pasos cual correcaminos.

[…]

Las risotadas parecían despertar la curiosidad de todo el vecindario, la guerra con las bolas de nieve se intensificaba aún más cuando las dos chicas aumentaban la diversión que se traían. Pues el acto de ambas atraía a más gente para sumárseles a la guerra.

Una vez llegado el cansancio, invitaron a sus vecinos para que se sentaran en una banca que tenían cerca de su hogar, ambas chicas se tomaron de las manos mientras veían la llovizna de nieve descender desde el cielo.

Ningún rayo de sol deambulaba con vaguedad, pero sí habían alguno que otros destellos de este mismo iluminando la divertida tarde de la pareja.

—JiSoo~ —llamó con ternura en su voz, atrayendo cual imán a su chica.

Mientras ellas estaban en su burbuja, las pocas personas que habían quedado aún en sus cercanías apreciaban el descender de esos puntitos blancos.

—¿Qué sucede, Chae…? —se vio interrumpida por el beso que la peli-naranja le dio.

Era un beso dulce y pasivo, un beso que le demostraba a la otra lo mucho que la amaba, lo mucho que la quería de aquí hasta el infinito, si eso aún era posible.

La peli-azul había correspondido de inmediato, aceptando la invasión de la lengua ajena en su cavidad bucal. El enlace de ambas lenguas se sentía tan dulce como el amor que ambas se tenían.

Sin duda alguna, esa tarde cerró con broche de oro.