°•|Capítulo 5|•°

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—Seguro Park le da maltrato a la pobre chica dulce —murmuró, mirando a los lados si había alguna señal del susodicho

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—Seguro Park le da maltrato a la pobre chica dulce —murmuró, mirando a los lados si había alguna señal del susodicho.

Ahí estaban otra vez, esos comentarios expresados a espaldas del azabache, criticando y juzgando sólo lo que podían ver sus ojos.

Pero no sus corazones.

Muchas veces los humanos critican sin antes tomarse la jodida molestia de conocer a las personas que sólo nos enseñan partes que ellos quieren que sean mostradas.

Y claro, no es fácil descubrir el verdadero yo de cada persona, pues muchas tendrán su motivo para no hacerlo.

Pero a todo esto, ¿por qué juzgar sin saber?

T/N por supuesto que era todo lo contrario a JiMin, eran dos almas totalmente distintas que era imposible verlas en un lazo amoroso.

Pero claro, existe aquel decir tan común de los polos opuestos se atraen.

—Yo de ella estaría mejor muerta que con esa bestia —apoyó la chica, manteniendo el mismo murmullo de su amigo.

—Pobrecita, no imagino lo que un ángel como ella pueda sufrir con un demonio como él —suspiró, imaginando cosas totalmente erróneas en su mente.

El mundo era ciego, ignorante y de mente cerrada. Pues siquiera había esa molestia de investigar un poco sobre la realidad de las cosas.

Era claro que la vida privada de las personas debía mantenerse así, privada. Pero tampoco quería decir que se podía señalar o juzgar por lo simple y común que los ojos terrestres podían ver.

Unos suaves pasos anunciaban la llegada de la chica de cabellos cenizos, su típica sonrisa adornaba toda su fina fisonomía, mezclada de aquella dulzura que la diferenciaba en el mundo.

Su mochila morada pastel le daban toques de infantilismo, pues eso también era una de sus características.

A pesar de que ella y su apuesto novio follaran como conejos, la peli-ceniza aún conservaba su inocencia en todo momento.

Su pureza, dulzura y nobleza siempre le acompañaban a donde ella fuese y el simple hecho, que anteriormente se había mencionado, no le hacía cambiar en lo más mínimo.

Aproximándose a su casillero, el cual estaba adornado de pandas y koalas con tiernos adornos, detuvo su andar en cuanto tuvo acceso a este y tomó lo que necesitaba esa mañana.

Su bolígrafo de panda.

Al cerrar la puerta de su casillero, se sobresaltó al ver el repentino aparecimiento de dos anatomías poco conocidas por ella.

—Me iré primero —habló la chica, haciendo una reverencia a la persona de T/N y marchándose del lugar.

Frunció su entrecejo, mirando con una sonrisa de extrañeza al chico peli-morado, quien tenía al frente, y brindando con una simple mirada en qué podía ayudarle.

°•|¿Y si me besas?|•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora