Park JiMin
Jeon T/N
"No puedo creer cómo es que ella es su novia..."
"¿Será amor por conveniencia?"
"Seguro Park le da maltrato"
"Cállense, aquí viene el bravucón"
Comentarios como esos y más rondaban por toda la universidad de Hanyang, y era de esp...
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—¿Necesitas algo más, Yoonie? —preguntó la chica de hebras cenizas sosteniendo una bandeja -no tan pesada- de bocadillos recién salidos del horno que cargaban consigo el humeante sabor característico que les hacía ser la delicia en especialidad de la fémina.
—Sólo una cerveza más —respondió sonriéndole de una manera en que sus encías salían a flote en resolución.
La celebración -propuesta por YoonGi- por el nuevo trabajo de JiMin estaba siendo llevada a cabo, el rato se desarrollaba bajo el gozo y regocijo de la felicidad que todos los concursantes le daban vida, por supuesto que las bebidas no debían faltar y es que ¿cómo sería una fiesta si no? Lo fundamental en ellas son las bebidas que se proporcionan más los bocadillos que resaltan por gracia de la delicia de su deguste.
El chico de tez morena bailaba al ritmo en el que los altavoces entonaban la música selectiva por gusto unilateral, la cintura de su prometido le resultó la cuestión más interesante y preciosa que el mundo le pudiese ofrecer a sus tan cautivados orbes, pues tomó entre sus grandes manos ambos lados de esta con un cariño tan apasionante que logró enloquecer al dueño de la misma. El contrario sonrió de oreja a oreja olvidando por completo su alrededor, pues ¿cómo podría no perderse de su alrededor cuando lo fascinante de Kim NamJoon le obstruía la concentración? El moreno parecía hechizarte cuando siquiera lo veías, pues, a como había dicho la chica-chico de Shrek, era un total papucho que su cara parece tallada por los mismos ángeles.
Por ese lado estaba la pareja feliz bailando al compás de la música, mientras que por el otro se hallaba un grupo de cuatro chicas jugando a las cartas con el castigo impuesto de que si alguien llegaba a perder tendría que revelar un secreto que ninguna de ellas supiera de la otra, y si había alguna que se rehusara, entonces tendería que tomarse un fuerte shot por su negación. Y es que había resultado que el cuarteto dinámico de las chicas que vivían bajo el mismo techo había sido invitado al festejo del celebrado, Park JiMin.
En el hogar del matrimonio del anfitrión y su esposa estaban las personas suficientes para que la celebración fuese posible en momentos como esos, claro que la música llevaba un ritmo moderado ya que un trío de bebés residían en ese hogar. Justo por eso había calma en el ambiente pese a que la música fuese de melodía bailable que lograse mover las cabezas de la mayoría de los involucrados.
JiMin yacía tomando cervezas sin control y es que la emoción lo había llevado a un éxtasis tan fuerte que logró maravillarlo con el momento del sosiego por haber sido contratado en aquella empresa donde muchos abogados eran empleados con altas calidades.
Su cuñado, Jeon JungKook, había aceptado el desafío que un alegre Jung HoSeok le propuso para detectar a un gran ganador y tacharlo como el mejor bailarín del mundo, o bueno, de su mundo. El círculo en apoyo no tardó tanto en presenciar la competencia amistosa que ambos amigos plantearon como complemento de la celebración, ciertos grupos apoyaban a ambos chicos mientras los alentaban a que se aproximen a la victoria y lo dieran todo en la pista improvisada. Algunos, incluso, realizaron apuestas determinando a su ganador a punta de intuición.
