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 Resopló, doblándose sobre sí mismo para coger aire, por fin, había llegado al instituto. Su récord de asistencia estaría a salvo.

Una gota de sudor recorrió su sien, si él no llevara el cabello tan perfectamente cortado, de seguro tendría un montón de mechones pegados al cuello. Casi deseo sentir la sensación del cabello rozando su nuca, casi, porque sabía que jamás podría probar aquél estilo. Sacudió la cabeza alejando sus pensamientos y se irguió; estuvo a punto de tocar la puerta del aula con su puño pero ésta se abrió en el momento que una mano que no era la suya tomó el pomo y empujó.

Alguien había llegado a la par que él, y Jungkook no se atrevió a levantar la mirada para comprobar de quién se trataba, la dejó clavada en sus zapatos, aunque sí se atrevió a aspirar hondo, un rico olor a sándalo adentrándose a su sistema, él amaba ese aroma, y aún así ignoró la presencia a su lado.

Los gritos y habladurías dentro del aula cesaron, como si un botón de mudo los hubiera dejado en silencio a todos. Jungkook notó casi de inmediato que la profesora Kang no se encontraba presente, solo un montón de adolescentes desadaptados y eufóricos, disfrutando de la falta de supervisión, sin embargo, todos habían guardado silencio y clavado sus ojos en la persona a su lado, y aunque el castaño sabía que no le miraban a él, sus mejillas se calentaron. El silencio pronto se convirtió en murmullos cuando el chico a su lado evadió a Jungkook aún de pie en la puerta y caminó de manera despreocupada hasta tomar asiento en los bancos delanteros del aula, estiró sus largas piernas luego de sentarse y cruzó sus brazos sobre el pecho, clavando sus ojos en el pizarrón de tiza.

Kim Taehyung.

Incluso si Jungkook no compartiera aula con semejante chico, igual hubiese sabido quién era. Todos lo conocían, era el chico popular, solo que de una manera diferente. Era popular por las malas, nadie le quería, en cambio, todos le detestaban. Ningún ser vivo que fuese parte del cuerpo estudiantil de aquel instituto podría decir que no le vio desnudo, y la razón era, un vídeo porno.

Jungkook no supo cómo, pero se le quedó mirando fijamente, él perfil de aquel chico era como el de un modelo para alguna obra de arte. Tan prolijo e hipnotizante que describirlo no le haría justicia jamás. Su cabello estaba teñido del color de la plata y era muy largo, tanto, que le caía sobre los ojos, ligeramente rizado. Su contextura era muy atlética, llevaba siempre el uniforme escolar hecho jirones y un par de aretes negros en las orejas, la mandíbula marcada y los bonitos labios fruncidos, como si el mundo en general le molestase. A Jungkook le gustaba compararlo con David, la escultura de Miguel Ángel.

— ¡Kook! —la voz de Hoseok le hizo volver en sí, lo localizó al fondo del aula, agitando sus brazos por encima de su cabeza, una gran sonrisa plasmada en sus labios, así era él, siempre sonriendo.

El castaño se puso en marcha y pasó a un lado de aquél chico, sin dedicarle ni una sola mirada, ya debía tener suficiente con la de los demás. Hoseok le recibió con una efusividad arrolladora, le apretó en un abrazo entre risas, olía a cítricos, a Jungkook no le gustaba mucho aquél aroma, pero lo soportaba porque era Hobi.

—Vas a asfixiarme —advirtió arrugando la nariz al sonreír.

— ¿Por qué te has tardado tanto? —preguntó Hoseok procediendo a golpear la punta de un lápiz contra la superficie de su banco repetidamente.

Jungkook tomó asiento a su derecha, dispuesto a explicarle su travesía mañanera. Su amigo teñido de un rojo intenso, ese día llevaba jeans rasgados y una camisa con un montón de hobicores coloridas en ella.

—Me encontré a una gatita herida en el camino a la parada, tuve que devolverme y dejarla en mi casa, más tarde la llevaré a un refugio para animales...

Bad Reputation -Taekook/Vkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora