Capítulo 5 • Control y muerte

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JongHoon sopló al diente de león, miró con alegría como sus semillas se esparcían en el viento y eran arrastradas lejos de ahí. 
Muy a su pesar, con la vergüenza de lo que había ocurrido con Kyuhyun, JongHoon se giró a verlo. 
¿Cómo había podido ser tan débil? ¿Cómo se había dejado llevar tan fácil por el momento? 

— ¿Por qué me miras tanto? — Preguntó el castaño tomándolo por sorpresa. JongHoon agachó la cabeza con inseguridad. 

¿Por qué había ido a dar con él? 
Volvió a mirarlo, Kyuhyun le sonrió de lado y el pelinegro sintió una ligera oportunidad de efímera confianza. 

— ¿De qué es su trabajo realmente?— Cuestionó intrigado por la inmensidad de la propiedad que tenía el castaño. Aunque tal y como él le había dicho, todo parecía ser campo por fuera. El patio donde ahora disfrutaba del rato de libertad que Cho le había cedido a base de manosearlo era un jardín precioso, lleno de flores que llenaban todo de color, a pesar del cielo nublado, no quitaba la belleza del sitio. La elegancia de la fuente en el medio y el relajante sonido del agua fluyendo en ella. 

¿Será dueño de alguna empresa de transgénicos o algo relacionado con lo agrario? — Se preguntó internamente. 

— Soy… El dueño del banco más grande del mundo. — Respondió con orgullo y un alegre tono de arrogancia. JongHoon arrugó el entrecejo, confundido por aquella respuesta.

— ¿Como el Fondo Monetario Internacional?

— Ja! Esos idiotas me deben. — Jong entreabrió los labios y Kyuhyun se sentó junto a él sobre el césped. — De lo que te hablo es algo completamente fuera del orden que tú conoces. 

— ¿Es algo así como un máximo jefe de estado? ¿Un empresario? — Volvió a inquirir el más joven de ambos. 

Kyuhyun movió la cabeza no muy de acuerdo con aquél término. 
— Sí, se podría decir que soy empresario. — Dijo intentando que el chico entendiera de lo que hablaba.— Mi empresa, son todas las personas. 

— ¿Como un empleador de una transnacional? — Kyuhyun respiró hondo, no era común contarle a alguien sobre lo que se dedicaba. 

Él era, básicamente, uno de los demonios de los que todos temían. 

— No JongHoon, no soy dueño de una transnacional. Pero si de una de una buena parte de ellas.— Explicó con mayor cuidado antes de reír divertido.— Tampoco soy jefe de estado. ¿Recuerdas ese Reloj de la sociedad?— Jong asintió.— Pues ese reloj lo manejamos nosotros, a nuestro antojo y conveniencia. El poder que está ante tus ojos es el que crea y planea la vida de todos.— JongHoon se llenó de más dudas.— Dime JongHoon. ¿Terminaste la escuela?

Negó como respuesta, Kyuhyun asintió y se puso de pie para después extenderle la mano al chico.

— Bien. Ven conmigo… 

»♦•♦•♦•♦«

Otra vez dentro. 

JongHoon no había sentido la luz del sol, ni respirado el aire fresco por varios días. Comenzaba incluso a pensar en que momento Kyuhyun regresaría y volvería a… A hacerle lo que le hizo. Con tal de sentirse libre un momento. 

Se sentía triste, atrapado.

Y ya ni siquiera quería imaginar lo que sentirían otras personas a quienes también secuestraban. Él tenía una habitación, tres comidas al día y ropa nueva. Tal vez… ¿Ese era el regalo de Dios? 

Un jadeo sorprendido resonó en el silencio del pasillo. JongHoon se tensó de inmediato. ¿Qué ocurría? 
Caminó hacia la puerta. Era tarde y dudaba que alguien estuviera cerca de la habitación. 

Diario de un Creyente (KyuSung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora