Capítulo Final • La recompensa de Dios

608 65 69
                                    

JongHoon la miró con ojitos brillantes. Aunque aún se mostrara triste, ella se encargaba de mostrarle su mejor sonrisa. 

— Creo que sí ha hecho todo eso por nosotros… Es porque de verdad le importas. 

En eso había dado en el clavo la señora Kim. Cho Kyuhyun le había dado un ascenso a su mamá, un buen sueldo con el cual había podido hacer muchas cosas en poco tiempo. Y por eso JongHoon estaba profundamente agradecido con él.

•••

— ¿Me puedes llevar con Sungmin?

JongHoon tenía que despedirse de Sungmin. Dolía dejarlo. De tres ahora sólo sería él. 

Pero tenía fe en que estaría bien. Obviamente a diferencia suya, Min era mucho más sociable y alegre. 

La expresión que surgió del rostro de la señora Kim cuando llegaron a la zona donde vivía Sungmin, fue simplemente épica. 

Jong lo comprendía, no era la zona mejor parecida. 

Su madre se estacionó afuera del edificio donde vivía su amigo. En la planta baja se encontraba el taller de su padre, seguramente lo encontraría ahí. 

Bajo del auto luego de agradecerle por llevarlo. 

— Yo iré a casa.— Le anunció al notarla bastante incómoda con el lugar. Pero él ya había estado en muchas ocasiones ahí. 

— De ninguna manera.— Lo miró molesta, era obvio que no lo iba a dejar que se fuera sólo. Su alarma sonó y giró de nuevo a ver a su hijo. Una idea y una sonrisa burlona aparecieron en ella.— Le diré a tu esposo que venga por ti. 

— ¡Mamá! 

— Me la debías. 

La señora Kim arrancó el auto, dejándolo solo. 

Jong caminó hasta el taller del padre de Sungmin. 
Y justamente cuando entró se encontró con su amigo. 

— ¡JongHoon! 

El muchacho corrió a abrazarlo.
— Hola. ¿Hoy te tocó atender? — Preguntó con una sonrisa.

— Estoy esperando a una maestra de baile. Vendrá por los trajes de sus alumnas. 

— Min… Necesito hablar contigo. — Anunció atrayendo su atención. Su amigo borró la sonrisa y asintió. 

•••

Habían pasado casi dos horas. Dos maravillosas horas en las en compañía de un vaso de ramen, dos amigos compartieron recuerdos, carcajadas y enojos contra maestros, algunos compañeros. Recordaban a Donghae y sus torpezas. A Sungmin y los embrollos que creaba. A JongHoon y su carácter serio, que aún así, había logrado llamar la atención del gran Choi Siwon. 

Para cuándo el reloj marcó las cinco. JongHoon sentía que iba a echarse a llorar en cualquier momento. Estaba extrañando todo de nuevo… Luego recordaba a Kyuhyun, se preguntaba por Bonnie, y sabía que ahora podría estar en contacto con todos. 

— ¿Y ya sabes cuando te irás? —cuestionó Sungmin.

— Kyu sólo esperaba que yo lo confirmara. Supongo que en estos días.

Sungmin agachó la cabeza. Comprendía su sentir. Meses atrás eran tres amigos emocionados por ir a un bar. Uno estuvo bien, otro desapareció, y el tercero jamás volvió. 
Ahora sería él…
— Por fortuna ahora podremos seguir hablando por teléfono. Y yo vendré a verte cuando también visite a mi mamá.— El pelinegro intentó animarlo. 

Diario de un Creyente (KyuSung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora