Capítulo 31 • Sorpresa

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La cabeza le dió un millón de vueltas, JongHoon se sentía asombrado, cautivado y extrañamente feliz ante la confesión del castaño. 

¿Enamorado? 
La pregunta le giró diez millones más en la mente. 

Se le detuvo el corazón momentáneamente, la respiración y todo en él se bloqueó por menos de un segundo. 

—Señor, Cho. Yo… No sé que decir.— se rindió. Fácilmente. Limpiándose las lágrimas de las mejillas con las mangas de la sudadera.

"En realidad había mucho que decir. Había muchas palabras que en mi sentir no me podía permitir expresarle. Enamorado… Costaba tanto procesarlo como admitirlo. Era el punto dónde dos caminos se abrían de formas separadas. 

Un camino misterioso me aguardaba si decidía admitirlo, tal y como él. Pero también podía lograr irme si era fuerte y aquello se mantenía dónde mismo. En el fondo de mi corazón". 

Kyuhyun tensó la mandíbula, negó y lo tomó con ternura de las manos. 

— No necesitas decir algo.— Explicó pacífico y amable.— Tu también has dejado muy claros tus sentimientos y lo acepto totalmente. Con mi corazón abierto.  

Aunque eso último casi lo había titubeado, JongHoon estaba seguro que Kyuhyun no rompería su imagen fuerte con un llanto. 

— Regresemos. —indicó el castaño.

Aún en la habitación, todo estaba muy tenso. JongHoon salió del baño con la pijama puesta. Encontró a Cho inmerso en algún libro, a su lado su café de todas las noches y sin embargo, no tenía puestas las gafas con las que leía de noche. 

Simplemente se acostó a su lado, dándole la espalda y mirando la bella noche a través de sus cortinas blancas. 

Intentó apoyar la cabeza en una de sus manos, pero terminó dejando todo el peso de su cabeza en una de las heridas. 

— ¡Auch!

El quejido atrajo de inmediato la atención de Kyuhyun. Éste se inclinó hacia enfrente, mirando las muñecas del chico. 

— ¿Te duele?

— Fue mi culpa. — JongHoon negó rápidamente, sólo había sido momentáneo. Kyuhyun asintió, giró un poco y su mirada se cruzó con la de JongHoon. 

Poco a poco, parecía que la dichosa tensión entre ellos comenzaba a transformarse. 

Se hizo más evidente cuando el tibio aliento de Kyuhyun golpeó los labios de JongHoon. Bastó un segundo para que lo inevitable ocurriera. 

No fue uno solo tomando la iniciativa. JongHoon se inclinó hacia el frente para acortar más la distancia y hacer posible un largo y enternecedor beso. Suave, cálido, de esos que le dejaban un agradable hormigueo en los labios, mariposas en el estómago y un reconfortante latir en el corazón.

Pero no era eso nada más. 

No cuando al separarse Kyuhyun lo miró como una fiera, y JongHoon se dio cuenta muy tarde que se estaba mordiendo el labio, era la señal perfecta para provocar a la fiera frente a él. 

Cho se posicionó sobre él, Kim lo recibió entre sus piernas en un ardiente deseo de que todo pasara esa noche. No era él. O tal vez sí, era esa parte de él que temía liberar otra vez.

Era su descontrol total, desatado por el mismo Kyuhyun. 

Los besos fueron demasiados, las caricias tortuosamente largas y abrumantes. 

La ropa se convirtió en una muralla disuelta, la luna y las estrellas en testigos. JongHoon y Kyuhyun se unieron entre murmullos inentendibles, susurros hilarantes, jadeos incontrolables. 

Diario de un Creyente (KyuSung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora