Capítulo 37 • Decisión final

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JongHoon se masajeó las sienes, Jongjin incluso ya había comenzado a bostezar. 
Su madre llevaba casi treinta minutos expresando su gran preocupación acerca de lo que los demás dirían si llegaban a enterarse de la relación entre su hijo y Kyuhyun. 

Finalmente, JongHoon la interrumpió.
— Mamá. Nadie va a pensar eso.

La señora Kim jadeo.
—Nooo. —alargó con sarcasmo—. Ella tuvo un ascenso. ¿Y qué creen? ¡Su hijo sale con el jefe!— El chico puso los ojos en blanco. Su mamá exageraba todo— No suena nada raro JongHoon.

— ¿El jefe de mamá es tu novio?— Preguntó Jongjin inocentemente. Su hermano mayor sólo lo miró. 

Luego dirigió su vista hacia su mamá. Se puso de pie y caminó hasta la puerta.

— Es tu vida, y también la mía... No lo arruines viviendo de lo que dicen los demás. —le explicó sin sonar grosero—. Mamá, luchaste mucho tiempo tu sola. Dios escuchó tus plegarias. Y conseguiste ese empleo tu sola. Eres más fuerte que la gente chismosa. 

JongHoon abrió la puerta con la intención de irse a su habitación. Pero afuera se hallaba Chris, y detrás, Kyuhyun. 
Era obvio que iba a estar escuchando. 

— Señora Kim.

— Aah, Chris. ¿Qué necesitas?

Jong y Kyu se miraron cuando la madre del pelinegro salió en cuanto Chris la había llamado. Le había contestado bastante amable luego de haber pasado por cierta crisis. 

— Ya lavamos los platos, lo acomodamos y sacudimos su sala. 

— Gracias. Aunque... No era necesario.

— Así son, son hombres responsables y acomedidos señora Kim. — Interrumpió Cho. La señora Kim les sonrió a ambos y salió de la habitación de Jongjin.

— De acuerdo entonces... No tengo algo más que hacer. Voy a arreglar mis cosas para mañana.

Chris se retiró hacia la habitación dónde dormirían los cinco guardias que habían acompañado a Cho. Mientras tanto, JongHoon fue seguido por el castaño hasta la puerta de su habitación. 

Kyuhyun lo acorraló de la misma forma en la que los chicos malos encerraban a las chicas en las películas. Estaba muy cerca, era demasiado tentador sabiendo que detrás de ellos estaba una habitación y una larga semana sin haber hecho más que haberse besado bajo la lluvia. 

— ¿Irás al colegio mañana?— Preguntó Kyuhyun.

— Entró la próxima semana.

— Genial, salgamos mañana.— Kyu le lanzó guiñó y se mordió el labio inferior. Jong se sonrojó, respondiendo con una sonrisa a la evidente invitación del castaño. 

— De acuerdo.

{»•••••«}

El cielo estaba grisáceo, casi oscurecido por la lluvia que azotaba a la ciudad esa tarde. 

El choque continúo de las gotas sobre los grandes cristales de la ventana en aquel departamento, resonaban de manera tranquilizante. 

Ese cielo nublado y la lluvia, eran los únicos testigos de la forma en la que Kyuhyun se movía hábilmente dentro de JongHoon. De la forma brusca y desesperada en la que lo besaba y desquitaba su ardiente deseo por él.

— ¿Te gusta? — Cuestionó agitado, sin dejar de embestirlo. Sin piedad alguna. 

JongHoon jadeaba y no se soltaba de los brazos del castaño. Asintió mientras arrugaba el rostro.

Diario de un Creyente (KyuSung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora