Capítulo 16 • Regalo

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— Tengo que irme. 

Las palabras del castaño dejaron caer la fantasía en el abismo. JongHoon suspiró y apartó la mirada. 

Se había visto tan dispuesto y tan cegado que en ese momento le daba vergüenza hasta respirar el mismo aire que Cho. 

Asintió con la mirada en el colchón, Kyuhyun se levantó y sin apartar la vista de él, llevó sus dedos hasta el borde de su mandíbula y sonrió de lado. 

— Ya habrá más tiempo… De todas formas, ¿A dónde podrías ir?— Preguntó burlón.— Te veo esta noche.

JongHoon asintió una vez más, miró con sus ojitos brillantes como el castaño desaparecía de su habitación, y observó lo solo que estaba después.

♦•♦•♦•♦•♦

El atardecer había caído en un bello contraste de nubes rosas, como si el cielo mismo expresara su timidez interna. Era extraño percibir algún sentimiento normal en aquél lugar. Después de todo, no era natural sentirse así estando tan lejos de casa, de sus conocidos y a merced de un desconocido que movía al mundo como un titere. 

Su mirada se detuvo en la tenue imagen de la luna. 

Aún pensaba en mi madre, aún pensaba en mi hermano y sentía mucho dolor al recordar a donghae, también me dolía saber que yo había tenido algo que ver con la muerte de Joseph. Para alguien esto sería estúpido, pero no puedo pensar de otra forma, yo no soy un asesino.
No necesitaba más tiempo para saber qué estar aquí no era tan difícil si intentaba conocer mejor al señor Cho. Miré el balcón y caminé hacia el borde del mismo. Mis ojos se hipnotizaron cuando miré hacia abajo. Entonces pensé que: Sería sólamente en una situación demasiado difícil.

— Espero que no estés pensando en lanzarte al vacío.

Jonghoon brincó cuando el castaño lo tomó desprevenido. Kyuhyun le pasó un brazo por los hombros, sonriente.

— ¿Serviría de algo?— Se cuestionó Jong en voz alta. Cho no tardó en afirmar a su pregunta. 

— Si te refieres a que si serviría para librarte de mí, sería funcional. — Jonghoon sintió el aliento del castaño cerca de su mejilla, estremeciéndose lentamente, mientras el castaño susurraba contra su piel: — Pero entonces tardaría mucho en encontrar a alguien como tú. Así que no lo permitiría.

Los dedos del mayor acariciaron con ternura la piel del pelinegro. JongHoon se giró evitando el tacto contrario y se encaminó hasta el interior de la habitación. Kyuhyun lo siguió con una sonrisa de lado adornando su rostro de forma arrogante. 

— ¿Le fue bien?— preguntó el muchacho en la búsqueda por acabar con la tensión.

Sin embargo, el castaño abrió los ojos como platos mientras tomaba asiento sobre la cama. 

— ¿Interesado en mí? Me sorprendes.

— Sólo soy amable.— Aclaró Hoon.

— Agradezco tu interés. Me fue muy bien. — Sonrió hacia el chico, percibiendo su sonrojo como una de sus mejores victorias.— ¿Ya cenaste?

— Aún no.

— Bien, así cenaremos juntos.

Jonghoon tenía un nudo que iba de su corazón hasta su vientre, una bola de nervios y culpa, pues después de aquel acontecimiento dentro de una bañera y su infantil forma de salir huyendo, había dejado más que clara su inocencia y su poco conocimiento hacia la sexualidad. ¿Qué podía hacerle?
¿Una monja se iba a detener a aclarar sus dudas? Ni en un millón de años. 

Diario de un Creyente (KyuSung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora