Capítulo 17 • Las cosas cambian

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No era normal. 
No era normal mirarlo con la ternura con la que lo miraba. No era de él el contenerse por mucho, y no tomarlo en cuanto lo observaba de esa forma. JongHoon era el claro ejemplo de la perfección, del pecado del que seguramente él desconocía y por el que Cho se moría por enseñarle. 

Es qué era imposible. Cómo tomaba de la cadena a Melo mientras caminaban bajo el atardecer. Era imposible no querer abrazarlo y arrastrarlo hasta su habitación para agotarlo mil veces entre sus brazos. 

Captó sus ojos sobre él, atrapándolo infraganti en su clara inspección. Kyuhyun se aclaró la garganta, y siguió el tema de conversación.

— Hace tiempo dijiste que la escuela no había influido en tu forma de creer, sino tu familia. Sin embargo, antier mencionaste que también sueles dudar de tu fe. ¿No es un poco…

— Es un comportamiento extraño.— Contestó el chico, alzándose de hombros.— Es difícil creer cuando ves cosas que jamás pensaste que sucederían… Las cosas cambian. 

Kyuhyun asintió mientras le enviaba una sonrisa en acuerdo con sus palabras.

— Cierto, hace unas semanas tenía que imponer mucho más para que me respetaras, pero ahora ya podemos mantener una conversación normal.— Y ciertamente eso era un paso de mucha importancia para el castaño. Si algo había aprendido era que ganarse la confianza de alguien era realmente valioso, o en pocas palabras, sí resultaba efectivo aquel equilibrio entre el ser temido y amado (aunque eso último no sabía si podía llegar a pasar). — Las cosas cambian.

— Debía hacerlo, ¿no?. Intentar acostumbrarme luego de lo que he tenido que ver y asimilar.— Un suspiro pesado y la mirada baja le indicaron a Cho una melancólica recaída en el chico.— Siéndole sincero estoy muy agradecido por lo de la noche de su cumpleaños y, obviamente un poco intranquilo por lo de Joseph. 

Kyu asintió mientras ambos tomaban asiento en una banca de madera. JongHoon soltó a la cachorrita y se recargó en el respaldo de la banca. 

— Ambos merecían lo que ocurrió. — Mencionó el castaño con plena seguridad.— Ryan era una escoria y Joseph un imbécil miserable… Tu, como víctima de ambos no debes sentirte culpable, en nuestro interior todos deseamos vengar algo, desquitarnos y sacar lo que nos hace daño. Y sobre tu amigo… 

Cho negó mordiéndose el labio inferior, negando. Todo esperó menos que uno de los amigos del pelinegro llegaría a su salón y mucho menos que JongHoon vería semejante infierno. 

Él había visto la muerte en muchas formas, de recién nacidos hasta hombres y mujeres en sus últimas, en unas él era el verdugo y en otras sólo daba la orden. 
Pero JongHoon no era un asesino, tampoco había visto lo mismo que él. 

— Donghae era un chico maravilloso, un amigo como ningún otro y… Me dolió tanto verlo así. — El tono entristecido de Kim orilló a Kyuhyun a pasar un brazo sobre sus hombros y abrazarlo a manera  de consuelo. 

— Las cosas pasan, JongHoon.— Repitió.— No te tengo que amenazar, ni ser duro contigo. Tampoco puedo dejarte ir… 

— Usted también dijo que debíamos trabajar en una especie de confianza. — JongHoon se giró y le dedicó una leve sonrisa.— Creo que este un buen ejemplo de ello.

Kyu accedió a su instinto más leve depositando un beso sobre sus labios, tiernos y acogedores, inocentes y prohibidos para él. 

Muy para su sorpresa, JongHoon se mantuvo serio después del beso. ¿Qué esperaba el castaño? ¿Un beso de vuelta? ¿Dos palabras que le hicieran estallar la cabeza? 

— Emmm… — Alguien aclarándose la garganta apareció detrás de ambos. Melo corrió hacia JongHoon y Kyuhyun miró a su guardia con severidad. 

Diario de un Creyente (KyuSung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora