Capítulo 26 • Placer y culpa

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“ La sensación que sentí, que acompañó la noticia, se me hizo vagamente familiar. Miedo, preocupación, tristeza… ¿Tristeza? ¿Por qué se habría de presentar en ese momento justo?
Yo lo sabía, muy en mi interior reconocía el por qué de aquel sentir. Pero era más fácil ignorarlo para mantener la cordura. Por qué no podía salir corriendo de la habitación. No podía correr a dónde fuera que estuviera kyuhyun y ver como se encontraba. No podía demostrarle que me importaba.

Me desconocí. Huí de lo que para muchos pudo pensarse como una oportunidad de oro. No sabía de él. Pero cómo un único camino comprendí que probablemente así acabaría todo. si cho moría esa noche, yo también lo haría, de una u otra forma. Los guardias no se molestarían en dejarme ir, yo sabía demasiado.

Aunque mi corazón gritaba de miedo, yo reprimí mi llanto y mi preocupación por Cho. Ahora veo que suprimir mis sentimientos sólo servía para hundirme más.”

JongHoon se mantuvo aparentemente frío ante la situación. Sacó sólo un poco de aquel temor cuando preguntó por Kyuhyun. 

— Pero… ¿Cómo se encuentra? ¿Fue muy grave? —  A pesar de querer sonar normal. Su voz se estaba quebrando con cada palabra, ver los ojos enrojecidos de Bonnie no ayudaban en nada. 

— Creo que para saber eso debemos esperar. — Bonnie se sentó en el borde de la cama, Jonghoon la acompañó. cabizbajo y reprimiendo la necesidad de preguntar, a quién fuera, por la salud del castaño.

En dos horas de espera, Bonnie le había platicado lo poquito se sabía. Un altercado en esa reunión, al parecer a uno de los socios de Cho.

Nuevamente empujaron la puerta. Chris se metió a la habitación del chico, con el arma en mano, miró a JongHoon y con la cabeza le indicó que se levantara. — Cho pidió verte.

Gracias a Dios. 

JongHoon puso la menor resistencia y siguió a Chris por el mismo camino que iba al salón, sin embargo se desviaron hacía una especie de sótano, luego JongHoon se dio cuenta que en lugar de eso, no era más que un túnel. Iluminado por una luz blanca, demasiado tenue, que lo hacía forzar la vista para seguir el camino con claridad. A pesar de ser un pasadizo viejo, no olía mal ni tenía basura o residuos.

Chris se giró de inmediato haciéndolo brincar del susto. Por una milésima de segundo creyó que el guardia le atravesaría la frente con una bala. Pero jamás ocurrió.

Chris miró hacia su lado derecho rápidamente, Jonghoon entendió que trataba de decirle, o si acaso, señalar algo. Miró en dicha dirección y vio una vieja puerta, de madera descolorida, con telarañas y los marcos de metal oxidado. La atravesaba un tubo de metal, del mismo modo, se hallaba desgastado y oxidado. Chris siguió su camino, y Jong lo siguió.

Bajaron y subieron escaleras. Finalmente, llegaron a un cuarto con la suficiente iluminación para ahora lastimarle los ojos a Kim, era, evidentemente, un consultorio. Estaba pintado de blanco, el piso y todo estaban más que impecables. Chris lo guió más adentro del lugar, una puerta abierta dejaba escuchar la conversación en coreano que mantenía una voz más madura, y la de Kyuhyun.
El corazón del pelinegro brincó emocionado.
Estaba bien… él estaba bien. Y yo igual.”

Chris lo dejó en el marco de la puerta, automáticamente el hombre que platicaba con Kyuhyun detuvo su plática con él castaño para dedicarle una sonrisa a JongHoon. 

— Los dejo.— Mencionó hacia Kyuhyun antes de salir. 

El castaño estaba sentado en una camilla, con un cabestrillo envolviendo su brazo derecho. 

Diario de un Creyente (KyuSung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora