¹Brooke Riddle |Harry Potter

4.- Amistades.

Brooke fue a donde estaba su hermano y juntos se dirigieron al Gran Comedor. Cuando llegaron, apenas pusieron un pie en la entrada, todos los que estaban ahí voltearon tal cual búhos e inmediatamente se callaron. Leith se alejó a su hermana y se dirigió a donde estaban las serpientes, mientras ella se dirigía a donde estaban los leones.

Se quitó la capucha de la túnica y se sentó a comer, pero conforme iban llegando más leones, los puestos al lado y al frente de ella iban quedando vacíos. Muchas veces sintió la mirada de una leona castaña, a lo que lentamente Brooke volteó hacia ella y entre las dos leonas se sentía una presión, un silencio. Brooke la miró de arriba a abajo inspeccionándola y al final apartó la mirada.

La castaña la miraba con curiosidad. Sabía que la había visto, en algún lugar, estaba segura de eso. La mirada de Brooke le podía hacer confesar y tomar la culpa de cosas que ni siquiera había hecho, era tan intensa que tuvo que apartar la vista para no volverse loca.

—¿Hermione, qué te pasa? Desde anoche estás un poco rara —le preguntó un chico pelirrojo a su lado. La castaña salió de su trance y se enfocó en él.

—Vengan conmigo —dijo y se fue del Gran Comedor. Sus dos mejores amigos, un poco confundidos, la siguieron hasta la salida—. Estoy segura, lo sé.

—¿De que hablas, Hermione? —le preguntó Harry mientras intentaba seguirle el paso.

—De Brooke —dijo parándose y volteó para ver a sus dos mejores amigos—. Brooke Riddle. La he visto, estoy segura de ello —susurro para luego seguir caminando.

—¿A donde se supone que vamos? —preguntó el pelirrojo.

—Tengo que ir a la biblioteca. Tengo que intentar buscar información y tal vez recuerde donde la vi. —sus dos amigos se quedaron ahí parados mientras Hermione seguía su camino a la biblioteca. El pelirrojo se devolvió pero su amigo lo paró.

—¿A donde vas, Ron?

—Déjala, Harry. Tiene que ordenar sus prioridades. Vamos a comer —Harry y Ron se voltearon para dirigirse al Gran Comedor, pero justo en el pasillo de la entrada a éste vieron a una chica de cabello lavanda salir apresurada, estaba mojada de la cabeza a casi la cintura de algún líquido rosa y parecía estar metida en sus cosas, pero justo cuando Harry y Ron pasaron a su lado gritó;

—¡Salgan de mi camino! —rechistó Brooke mientras los empujaba fuera de su vista y por el camino que tomaba, Harry advirtió para sí mismo que iba los baños en el tercer piso. A ellos les llegó un poco del líquido rosa en la túnica y Ron, por mera curiosidad, se lo llevó a la nariz.

—Es batido de fresa —destacó Ron. Los dos un poco curiosos, fueron con más prisa al Gran Comedor y encontraron a la más pequeña de los Weasley llorando mientras sostenía un vaso en sus manos y otras chicas de su curso la consolaban—. ¿Ginny, que pasó? ¿Por qué lloras?

—Brooke Riddle me amenazó...—gimoteó Ginny. Pero de repente, Dean Thomas se levantó de su sitio.

—¡Fue porque le lanzaste el batido encima! —le replicó enfadado. Seamus Finnigan se paró también.

—¡Eso es cierto, Harry! ¡Le dijo que por qué no se iba con las serpientes y le lanzó el batido encima diciendo que ella no pertenecía a Gryffindor! —comentó Seamus apoyando a su amigo.

—¿Por qué hiciste eso? ¡Mamá nos enseñó muchas veces que no teníamos que juzgar a las personas y ser amables, Ginny! A mamá no le gustará eso —dijo Ron y sus otros dos hermanos se acercaron a ella para darle un sermón. Harry les hizo una seña a Dean y a Seamus para que salieran del Gran Comedor. Ya afuera, les dijo;

—Chicos, vengan conmigo. La vi corriendo en dirección al baño de Myrtle. Si es cierto lo que dijeron, tenemos que ayudarle —les dijo y ellos, un poco reacios, lo siguieron. Una cosa era defenderla, y otra cosa era ayudarla.

Los tres chicos se apresuraron corrieron al baño de Myrtle la Llorona y ahí la encontraron. Solo tenía la camiseta blanca, la corbata y la falda. El suéter estaba empapado de batido de fresa y también la túnica; sin olvidar que también tenía en el cabello.

—¡Maldición! —rechistó encolerizada mientras tiraba el suéter lleno de batido al piso; el cabello le caía suavemente por la cara y los hombros, pero ahora estaba empapado de batido por arriba.

Los chicos se acercaron a ella poco a poco.

—Riddle, ha-hablamos con Ginny, sólo te queremos ayudar... —susurró Harry.

—Puedes... ¿Puedes ir a la torre Gryffindor y en el cuadro del lago negro, golpear la luna, entrar y buscar otro suéter? —dijo con lo ojos cerrados en dirección al piso, pero igual sabían que se dirigía a Harry.

—Claro —dijo suavemente mientras salía corriendo del baño a la torre Gryffindor. Seamus y Dean se quedaron ahí parados mientras Brooke susurraba para sí misma mientras se apoyaba en el lavabo;

—Con lo que me gusta el batido de fresa...Ya lo arruinaron todo —Seamus, que estaba detrás de ella tomó la túnica de la chica, que también estaba tirada en el piso y la empezó a frotar con agua fría del lavabo.

—Mira el lado bueno, cumpliste un sueño frustrado. Te gusta el batido de fresa y ahora te convertiste en uno —comentó Dean con la esperanza de subirle un poco el ánimo a lo que Seamus le lanzó una mala mirada, pero la chica bufó. ¿Saben esas sonrisas que las ves y te dan diez años más de vida? Bueno, Brooke tenía una de esas.

Dean creyó que como le había hecho gracia su chiste, la barrera de Brooke de aislarse del mundo había disminuido un poco. Como Harry se tardaba, Seamus estaba intentando sacar los restos de batido de la túnica y Dean la estaba ayudando con el cabello. Cuando Harry llegó, justamente habían terminado de sacar todo el batido del cabello.

—Traje también toallas. Toma, el suéter. No encontré una túnica, pero te puedo prestar la mía —dijo mientras le pasaba las cosas. Brooke se envolvió la toalla en el cabello para secarlo y se puso el suéter.

¿Quien iba a pensar que la mismísima Brooke Riddle, hija del Señor Tenebroso, iba a ser amable con Gryffindors?