¹Brooke Riddle |Harry Potter

47.- La nevada.

—Maldito viento —murmuró la chica sosteniendo su abrigo aún más fuerte, pero rehusándose a ponérselo.

Al cruzar la calle se encontró con la mansión Malfoy, pero no fue sino muchos pasos después que llegó a la reja de la entrada, la cual forzó al percatarse que nadie la estaba observando y se apresuró hacia la puerta.

—No estamos interesados en-- —Narcissa Malfoy cortó sus propias palabras al ver quién estaba frente a ella—. ¿Qué haces aquí?

—Vengo a traerle algo a Tú-sabes-quién. ¿Puedo pasar? —luego de unos segundos, Narcissa se hizo para atrás sosteniendo la puerta y dejando pasar a Brooke—. Está en--

—Sé donde está, gracias.

Casi trotando, subió tres pisos y se dirigió a la puerta a la que había entrado días atrás y tocó tres veces.

—¿Qué quieres? —inquirió una voz tras la puerta.

—Traigo regalos, Tom —canturreó Brooke, segundos antes de que la puerta se abriera estruendosamente.

—Adelante —dijo el Señor Oscuro con una sonrisa tan escalofriante que a cualquiera se le helarían hasta los huesos.

Ya dentro, la puerta se cerró causando que un fuerte viendo sacudiera el cabello de la chica.

—Siento tardar, pero era casi imposible —suspiró Brooke dejando con cuidado su abrigo en el escritorio frente a Tú-sabes-quién.

—¿Qué es esto? —dijo indignado y mirando a Brooke como si fuera a asesinarla en ese mismo momento, pero ella seguía calmada y confiada.

Con sumo cuidado, la chica desdobló su abrigo dejando ver una caja rectangular color verde musgo que tenía la línea de apertura por todos los laterales, pero nada que identificara el frente de la caja o alguna manera de abrirla.

—Están dentro. Deberían ser tres rollos en total —informó Brooke sintiéndose algo ansiosa sin razón.

—¿Y cómo supones que la abra? —inquirió el Señor Oscuro mirando a Brooke directamente a los ojos, cosa que la hizo sentir aún más incómoda.

—He visto esa caja abierta una o dos veces en mi vida, pero siempre en vano. No he visto cómo la abren y sólo una vez pude tocarlos y leerlos. Supuse que tú, siendo un mago tan poderoso, puedes encontrar la manera de abrirla —mintió Brooke, y pronto la chica se encontraba a unos centímetros del suelo y sin poder respirar.

—No estoy para juegos, Elora —advirtió Tú-sabes-quién relajado en su silla mientras Brooke luchaba por aire.

—Lo digo en serio. No sé cómo abrirla —dijo con dificultad—. Incluso si... supiera... no podría. No se me... permite... abrir... la.

—¿Por qué? —preguntó, pero al no obtener respuesta de la chica, súbitamente cayó en el suelo y Voldemort la tomó por la cara levantándola ligeramente—. ¿Por. Qué?

—Reglas de la urna —murmuró intentando recuperar el aire—. No puedo abrirla ni... leer los escritos por mí misma. El pergamino se vuelve blanco en cuanto lo toco.

Esa era la parte que Brooke más odiaba. Era como estuviera destinada a estar atada a la urna, y cualquier cosa que hiciera para ser libre fuera en vano. Como si el destino la hubiera obligado a ser una esclava de por vida.

—Esa cosa tiene miles de años, así que un simple Alohomora no servirá —murmuró al notar que Voldemort se había quedado pensativo viendo a la nada a la izquierda de Brooke y de un momento a otro, la chica sintió un golpe duro en la cabeza y la espalda fría por el suelo de la habitación.

—Te quiero en Hogwarts —informó  caminando hacia su escritorio—. Severus no me da lo que necesito y quiero que vigiles a Dumbledore —Brooke maldijo para sí misma.

—Necesito más tiempo —dijo sentándose—. Oblígalo o algo así.

—Trabajas para mí, Elora —dijo con una mano encima de la caja—. Si te digo que hagas algo, lo haces.

—... Dame cinco días más. —dijo después de un suspiro pesado en un intento por negociar.

—Estoy dudando de tu puntualidad, Elora —murmuró—. No trajiste la caja en cinco días como acordamos, ¿por qué debería creerte ahora?

—Bueno, si quieres traemos a Narcissa y hacemos un juramento. "Juro ir a Hogwarts en cinco días", por favor, Tom, no estamos en primaria —dijo a la defensiva.

—No juegues conmigo —advirtió Voldemort y Brooke pudo sentir algo parecido a una serpiente invisible apretando todo su cuerpo casi al punto de no poder respirar. 

—¿Qué tal dos? ¿Dos funciona para ti? —Brooke intentaba mantener su voz lo más despreocupada posible, lo que sabía que incrementaría la rabia en él.

—Te quiero allá el martes y me enteraré si no estás o no me das la información que requiero. —Así que le estaba dando en total tres días. Huh. Nunca pensó que Tom tuviera corazón.

—Tendrías que dejarme ir para empacar, ¿no lo crees? —añadió Brooke, y segundos después sintió que el hechizo poco a poco de desvanecía, pero la mirada que estaba diseñada para instalar terror en Brooke seguía fija en ella. Claramente no tenía efecto en ella.

La puerta lentamente se abrió dejando ver una pequeña parte del pasillo y sin quitar la mirada de Brooke, Voldemort dijo en el tono más autoritario posible: —Vete.

(...)

Esos últimos tres días, Brooke había estado trabajando en el taller con Nicolas y llegaron al punto de que casi no salían ni para comer. Brooke sentía una conexión con él que simplemente no había sentido con ningún alquimista, profesor o inventor, ni en años pasados ni en la época presente. Era una chispa especial que le hacía querer experimentar más y más combinaciones de elementos, pociones, medidas porque nunca sabías lo que podías conseguir con el mínimo cambio de algo insignificante.

Por mucho tiempo había sido su mejor amigo, y ahora Brooke temía que no lo volvería a ver.

La despedida fu agridulce; el hecho de que Brooke se iría pronto pasó a segundo plano, lo reconocían y estaban conscientes de lo que pasaría en pocas horas mas decidían ignorarlo. Fue así hasta la noche del lunes, que Brooke hizo presente su deseo que querer quedarse un poco más en la sala antes de dormir y la única reacción de parte de Nicolas fue dirigirle una expresión de tristeza acompañada por una sonrisa y preparó dos emparedados que dejó silenciosamente en la mesa. 

Brooke limpió como pudo el estudio en un intento de gracias para después tomar sus cosas y al aparecerse en cierta entrada de piso de setts, maldijo su decisión de haber guardado su abrigo en su bolso con hechizo de extensión.

Ya habían empezado las primeras nevadas en Hogwarts.

(...)

WOWOWOW

holaaaaaaa🤍

Sé que hay muchas personas que desde que empecé esta historia les ha encantado y quieren más, así que hoy quiero agradecer a @Cvelasquezloyola  que me dio el pequeño impulso que necesitaba para acabar esta parte ahora que volví de un largo hiatus.

Les quiero un montón!!

-Alex