1.- Hermanos.

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1 de Septiembre. 1994

El tren echaba vapor, el cual le daba una pizca de magia a la estación 9 3/4. Había una multitud de personas. Algunas se despedían, otras, me atrevería a decir que estaban llorando. El punto aquí es que todos los pequeños de primer año estaban felices de entrar a al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. De repente, empezó a hacer frío, junto con un fuerte viento, y una nube espesa y negra apareció en el centro de la multitud. Cuando las personas dejaron de toser, algunos se percataron de que de esa nube habían aparecido tres personas encapuchadas. Uno alto, que se podía deducir, era un adulto, y dos jóvenes, que a sus costados tenían un total de cuatro baúles y sobre uno de ellos, una urna. A ninguno se le veía la cara, lo que creó un silencio casi absoluto, e hizo que más de uno se estremeciera. Tanto padres fuera del tren, como algunos pequeños dentro de él.

Se había creado un circulo al rededor de los encapuchados, que nadie se atrevía a pasar. El que todos deducían, era un adulto, parecía que les decía algo o los otros dos con los que había aparecido. Los dos asintieron, tomaron sus baúles junto con la urna y dieron media vuelta, para adentrarse al tren. El adulto, aún sin dejarse ver la cara desapareció en una nube espesa de humo negro. Pasaron unos minutos antes de que la gente empezara a reaccionar y terminara de despedir a sus hijos.

Adentro del tren, cuando los chicos ingresaron, algunos curiosos que pasaban con un poco de miedo al lado de ellos, intentaban ver su rostro, pero ellos eran muy cuidadosos con ello. Cuando por fin encontraron un compartimiento vacío, uno de ellos se apresuró a cerrar la cortina y el otro cerró la puerta corrediza con seguro. Ya estando consientes de que nadie los estaba viendo, se quitaron los capuchones. Eran un chico y un chica. El chico subió los baúles de los dos y se sentaron exhaustos.

El chico tenía unos ojos azules como el mar, junto con un cabello rubio ceniza, y unas cuantas pecas junto con hoyuelos en las mejillas. El chico era de carácter fuerte, lo que hacía que nadie en la Malfoy Manor, ni siquiera el mismísimo Lucius Malfoy se atreviera a contestarle.

En cambio, su hermana tenia el pelo largo que era de un color lavanda suave, lo que para muchos podía parecer un poco atractivo y tierno, pero en realidad, era de carácter fuerte como su hermano y no tenía miedo a levantarle la voz ni a sus mayores. Y sus ojos... Muchos considerarían que sus ojos eran hermosísimos. Tenía unos ojos verdes tirando a azul, con uno que otro destello grisáceo.

—Estoy cansada de esto —empezó a decir la chica—. Ni siquiera quería venir. ¡Les dije que no queria venir!

—Cálmate Brooke... —dijo el chico un poco cansado—. Te recuerdo que no fue por libre albedrío, que digamos —él bufó—. Padre lo ordenó.

—No me digas que me calme, Leith. Y además, no fue exactamente Él quien dijo que teníamos que venir —se recostó molesta del espaldar mientras el tren empezaba a avanzar—. Prefiero que me muerda un hipogrifo a ser su hija —dijo Brooke levantando la voz ya molesta.

—Te recuerdo que soy mayor que tú, así que no me levantes la voz. —murmuró en señal de advertencia, pero sin hacer el menor esfuerzo. En cambio, se acostó a lo largo del asiento mirando al techo.

—Ohh, wow. Estoy taaan asustada —fingió Brooke. La verdad es que ella era mucho más mayor que él, pero, era un secreto del que sólo ella y El-Que-no-debe-ser-nombrado tenían conocimiento—. ¿Sabes? Mejor cállate, quiero dormir lo que queda del viaje —dijo Brooke volteando su cabeza hacia la ventana cubierta por la cortina y cerrando los ojos. Leith hizo aparecer con su varita una manta y la cubrió con ella. Y así los dos se quedaron dormidos el resto del viaje, sin más que algunos gritos de parte de él para que la señora del carrito se fuera.

¹Brooke Riddle  |Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora