2.- Selección.

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De repente, el tren paró, indicando a los dos jóvenes adormilados que ya habían llegado a su destino. Ellos a duras penas se pusieron sus túnicas otra vez ya que en ese momento sus ganas de dormir eran más grandes que sus ganas de levantarse.

—Leith, ponte el capuchón. No queremos que nos vean la cara —murmuró Brooke—. Y también...

—Y también la máscara. Ya lo sé —Brooke lo miró de mala manera.

—Sabes que no me gusta ser interrumpida, Leith —le advirtió. Los dos jóvenes, con sus túnicas y sus máscaras, esperaron un largo rato a que las personas bajaran del tren.

[...]

Estaban todos los estudiantes de Hogwarts sentados en sus respectivas mesas del Gran Comedor, unos conversando, otros riendo, y otros simplemente poniéndose al día.

—Ahora que estamos todos aquí, me gustaría comentarles unas cosas —comenzó a hablar el profesor Dumbledore, hacia todos chicos y chicas del Gran Comedor—. Este castillo no solo será nuestro hogar durante este curso, sino el de unos huéspedes muy especiales también. Puesto que hogwarts ha sido elegido-- —fue interrumpido por el celador, Argus Flich, que entró corriendo al Gran Comedor. Intercambiaron unas palabras y el celador se dirigió de nuevo a la puerta, cerrándola—. Bien, como iba diciendo, este año nuestro colegio será sede de un acontecimiento legendario. El Torneo De Los Tres Magos. Para aquellos que desconozcan, el torneo reúne a tres escuelas para una serie de retos mágicos. De cada escuela se elegirá un alumno para que compita.

»Pero que quede bien claro —siguió el director—. El que sea elegido, estará solo. Y confíen en mí cuando les digo que estas pruebas no son para los débiles. Los detalles más tarde. Pero ahora démosle una calurosa bienvenida, a las encantadoras señoritas, de la academia de magia Beuxbatons, y a su directora, Madame Maxime.

Luego de eso, unas hermosas chicas entraron al Comedor, suspirándoles a los chicos, luego, de sus vestidos de seda salieron revoloteando unas mariposas azules y detrás de ellas venía una señora muy alta, Madame Maxime. Luego de su espectáculo, las chicas hicieron una pequeña reverencia y todos los chicos les empezaron a aplaudir y a vitorear. Luego, Dumbledore volvió a hablar.

—Y nuestros amigos del norte, recibamos a los orgullosos hijos de Dumstrang y a su insigne maestro, Igor Karkarov —al Gran Comedor entraron unos chicos musculosos con bastones, los cuáles empezaron a chocar contra el piso, haciendo que salieran unas pequeñas chispas. Detrás venía el director Igor Karkarov, con el famoso jugador de quidditch, Victor Krum. Quién lo diría. Luego se reunieron todos en el frente y algunos empezaron a hacer acrobacias, uno de ellos encendió una vara de fuego y de ahí salió un Fénix de fuego, que luego se desvaneció en el aire.

[...]

Después del pequeño espectáculo por parte de las dos escuelas de magia, y la interrupción del ex auror Alastor Moody, ya todos los alumnos de Dumstrang y Beuxbatons estaban sentados en unas mesas a los costados. Dumbledore estaba parado frente al Gran Comedor con la profesora Minerva McGonagall unos pasos mas adelante que él y sosteniendo el Sombrero Seleccionador, los dos mirando al frente como si estuvieran esperando algo, o mejor dicho, alguien.

El celador Argus Flich abrió las puertas y sacó ligeramente la cabeza, asintió hacia Dumbledore y cerró la puerta.

—Bueno, aparte de este legendario torneo y de nuestros invitados, les tengo otra noticia. Este año, dos nuevos alumnos se incorporarán a Hogwarts con los de cuarto año, por favor, démosle la bienve--

Pero antes de que Dumbledore pudiera terminar, las puertas del Gran Comedor se abrieron bruscamente, dejando a la vista a dos adolescentes encapuchados y con máscaras, caminando un poco rápido hacia donde estaban Dumbledore y McGonagall.

No se les podía ver muy bien, pero uno de ellos era un poco más alto. A ninguno se le veía la cara, cosa que hizo que, al igual que en la estación, a más de uno le diera escalofríos. Y algunos estaban más bien ansiosos por ver quienes eran. A mitad de camino, los chicos con un movimiento de varita hicieron desaparecer las máscaras como si de polvo se tratara.

Cuando llegaron al frente, los chicos se quitaron la capucha, dejando ver a un chico con un cabello rubio ceniza, y a una chica con el cabello de un suave color lavanda.

—Riddle, Leith —dijo la profesora McGonagall, y algunos dirían que juraron escuchar un pequeño temblor en su voz. Los estudiantes empezaron a susurrar nerviosos, pero el chico hizo caso omiso a eso y salió al frente. Se sentó en el taburete y tan pronto como el sombrero tocó su cabello, habló;

—¡Slytherin! —el chico, orgulloso, se encaminó a su mesa. Luego la profesor McGonagall volvió a hablar;

—Riddle, Brooke —la recién nombrada se encaminó al taburete y se sentó.

"Por favor, no digas nada que me delate." habló mentalmente.

"¿Otra vez?" habló el sombrero en su cabeza —Ohh, sí...Lo veo, lo veo. Sí, quedarás perfecta. ¡Gryffindor! —"Nada cambiará tu esencia, querida." le volvió a hablar sólo a ella. La chica le agradeció antes de ir a su mesa.

A diferencia de la mayoría de las veces, esta vez nadie aplaudió. Tal vez porque a nadie le agradaba que una Riddle estuviera en Gryffindor y cuando se sentó, nadie se apartó de ella como pensaba que pasaría, pero sí la miraron despectiva y "disimuladamente" todo lo que duró la cena.

Salir de ahí siempre la dejaba hambrienta, pero esta vez no tenía mucho apetito. Luego de que la cena terminó y los Gryffindor se fueron a su sala común al igual que las demás casas, el prefecto le señaló a Brooke un cuadro que reconocía bien. Demasiado bien. La cuestión era que tenía que darle unos golpecitos a la luna azul y se abriría.

Al final lo hizo y se metió en aquella habitación, para no salir en todo lo que quedaba de la noche.

¹Brooke Riddle  |Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora