20.-Promesa.

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Unos días después, Dean y Brooke decidieron bajar al desayuno. Brooke había pasado mucho tiempo con Dean al igual que con Harry, pero hasta hace poco la peli lavanda le había contado un poco sobre su historia a Dean. Intuía que podían llegar a ser buenos amigos y decidió tenerle un poco de confianza, cosa que rara vez pasa.

En camino al Comedor los dos estaban conversando sobre unas tareas, cuando el profesor Moody se les interpuso en el camino.

—Necesito hablar con Brooke. Si nos disculpas, señor Thomas —la chica ni siquiera pudo dirigirle una palabra a Dean, puesto que Moody la había arrastrado hacia un pasillo que en las mañanas no tenía tantos estudiantes—. Buen trabajo con el Accio, debo reconocerlo.

—Dije que lo haría y cumplí mi palabra. No deberías subestimar todo lo que sé sobre el mundo mágico.

—Veremos si eres igual de capaz con el huevo —la retó. No era como si ella nunca hubiera visto un huevo de sirena; lo supo en el instante en que Harry lo trajo a la sala común—. Cada vez queda menos tiempo y esta vez no te escaparás.

Y siendo lo último en la conversación, se alejó cojeando. A Brooke no le daba miedo Barty Crouch jr; sabía de lo que era capaz, pero aún así ella estaba muy por encima de él. Lo superaba en conocimiento, en combate y hasta en situaciones de alto riesgo. Para que no le entrara la cólera volvió sobre sus pasos y entró al Gran Comedor acercándose a la mesa Gryffindor justo cuando Hermione se quejaba de algo que había en El Profeta.

—¿Qué es? —le dijo con curiosidad a la castaña y Harry, que estaba sentado a su lado, rápidamente tomó el periódico, lo hizo una bola y se sentó sobre él. Ya con ese acto de nerviosismo Brooke comenzó a sospechar y movía a Harry de su sitio para poder tomar el periódico. Harry se levantó porque la peli lavanda le había hecho cosquillas, esta notó la mirada que le daba a la mesa Ravenclaw a lo que también volteó y se encontró con Cho Chang, dándole una mirada un poco extraña, considerando que tenía novio, a Harry y Brooke rápidamente tomó el periódico. Hermione aparecía en primera plana abrazando a Harry y luego los dos separándose, lo que puso un poco incómoda a Brooke, aunque no sabía por qué.

—¿Qué tiene de malo? Son solo dos amigos abrazándose —murmuró tirando sin importancia el periódico al suelo y volviendo a sentarse. Harry se esperaba otra reacción por parte de ella, pero no pasó. Pensó que le reclamaría o le dejaría de hablar, pero solo se sentó a comer tranquila con Dean Thomas a su lado izquierdo. Al cabo de unos segundos el también se sentó.

Un chico (que no debía pasar de primer año) se acercó y le entregó un paquete a Ron, a lo que este le agradeció pero el chico se quedó ahí mirando a Harry y a Brooke. La última notó la mirada del chico, a lo que preguntó:

—¿Nigel, se te ofrece algo? —Brooke sabía su nombre porque él era como el típico niño del correo cuando llegaban paquetes grandes; él los repartía por el Gran Comedor, lo que hacía que la mayoría se supiera su nombre. Nigel la miraba como intentando recordar algo y luego sonrió.

—Te pareces mucho a una amiga de mi mamá. Te vi en unas fotos viejas con mi madre cuando estudiaban, pero no puede ser verdad. Tú deberías tener unos treinta años ahora mismo —Hermione por poco escupe el agua que había tomado y Harry solo estaba alarmado. Brooke pareció confundida, pero luego recordó; Wespurt. Amalia y ella habían sido amigas durante sus años en Hogwarts, pero lo último que supo de ella fue que se casó y estaba embarazada. No lo había escuchado directamente, solo había sido un rumor, pero sin embargo ahí estaba Nigel. Le recordaba tanto a su amiga. Se levantó de la mesa y se arrodilló frente a Nigel, quedando casi a la misma altura. Parecía un poco aturdida, como si estuviera viendo un fantasma y a la vez emocionada, vaya a saber Merlín porqué.

—Te pareces mucho a tu madre, Nigel. Tienes su cabello y sus pecas... —susurraba mientras lo sostenía del brazo y con la otra mano tocaba su cabello rubio ceniza. No pudo evitar sentir nostalgia al saber que su amiga de hace años había logrado casarse con el chico que le gustaba y ahora tenían un hijo—. Soy Eleanor, la amiga de tu mamá —murmuró con una sonrisa—. Pero no le digas a nadie, va a ser nuestro secreto —le extendió el dedo meñique y los dos lo entrelazaron, sellando la pequeña promesa. Nigel miró las cartas de su otra mano y recordó que tenía que entregar otras cosas.

—Adiós, Brooke-Eleanor —se despidió y se volteó para seguir entregando cosas a otros estudiantes. La chica, que se veía un poco nostálgica se levantó y se sentó. No pudo evitar pensar en lo que habría pasado si se hubiera liberando de la urna en esos tiempos; probablemente tendría una vida normal (o lo más cerca a eso). Poder continuar viviendo cosas hermosas con sus amigos, pero ¿y si Voldemort la volvía a capturar? ¿Y si en el proceso de safarse de la urna algo salía mal? Había planteado muchas veces hacerlo, pero todo volvía a la enigmática pregunta; ¿Y si...?

—Oigan, creo que voy a buscar mis libros. Los que traje son de ayer —dijo con la voz un poco amortiguada después de un silencio de parte de sus amigos y se levantó torpemente. Harry habría jurado que vio una pequeña lágrima en el rostro de la peli lavanda.

(...)

—El baile de Navidad ha sido una tradición del Torneo De Los Tres Magos desde sus inicios —Brooke se fue a su habitación y pasó ahí todo el recreo de la mañana, antes de poder ir a las clases, pero esta vez la profesora McGonagall había reunido a los estudiantes de Gryffindor en una sala vacía—. En noche buena, nosotros y nuestros invitados nos juntamos en el Gran Comedor para una noche de frivolidad cortés. Como representantes de la escuela sede espero que cada uno de ustedes arranque con el pie derecho. Y lo digo literalmente porque el baile de navidad es, primero y antes que nada... un baile.

Muchas chicas murmuraban emocionadas, pero la peli lavanda estaba más bien incómoda en esa situación. ¿Un montón de chicas chillando y esperando que el chico (o chica) que les gusta los invite? Ella no se sentía así... ¿o sí?

—¡Silencio! —calló los murmullos de las chicas y las quejas de los chicos—. La casa de Godric Gryffindor ha inspirado respeto en el mundo mágico durante diez siglos. No permitiré que ustedes, en una noche, manchen ese nombre.

Lo siguiente que pasó fue una vergüenza total para Ronald Weasley. La profesora McGonagall lo había llamado para que hiciera una práctica con ella y la mayoría de los chicos se burlaban. McGonagall incitó a que todos se pusieran de pie y empezaran a practicar. Todas la chicas se levantaron emocionadas, incluso Hermione y Ginny, pero Brooke y al igual que todos chicos, excluyendo a Longbottom, se quedaron en sus sillas intentando desaparecer.

Ese mes iba a ser una locura.

¹Brooke Riddle  |Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora