(𝗔𝗗𝗔𝗣𝗧𝗔𝗖𝗜Ó𝗡 𝗖𝗟𝗔𝗨𝗠𝗜𝗟𝗜𝗔)
La mágica historia de Emilia, una prostituta bien pagada y Claudio, el orgulloso y millonario empresario.
¿Logrará este amor sobrevivir a las habladurías, a la diferencias de clase y por supuesto... a ellos...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La famosa cena de Emilia no podía haberlo dejado más anonadado, nunca en todos sus años de existencia había estado en aquella situación.
Primero, no había dejado que Peter los llevase por consiguiente habían llegado al "lugar" en taxi. Un taxi donde el conductor no dejaba de hablar sobre sus hijos, incluso, cuando se detuvo en un semáforo en rojo les mostró las fotografías, y ahora estaba allí sentado en la calle comiendo "Hot Dog" junto a Emilia.
Ella lo había invitado a comer perro caliente de un carrito que se estacionaba en una esquina de un parque y lo más chistoso era que le agradaba, al principio no podía evitar sentirse un poco incomodo pero después- hey- le chasqueó los dedos- ¿no te gusto?
Claudio dándole un mordisco a su hot dog- no, está super bien, delicioso.
Emilia le dio el resto que le quedaba de su comida a un perro que pasaba- debes estar un poco incómodo ¿no?
Claudio tragó el trozo- un poco.
- Bueno, esto es para agradecerte por lo que has hecho por mí y bueno, te hubiera invitado así a un lugar bien finolis como a los que debes estar acostumbrado pero es que no conozco ninguno y pues- suspiró- se me ocurrió esto.
- No tienes que dar más explicaciones esto es- suspiró feliz- diferente, agradable.
Emilia sonrió- ¿de verdad?
- Sí- la miró- cuando sonríes así.
Emilia se tocó el rostro- ¿qué pasa?
Claudio rió- cuando sonríes así, se te hacen unos hoyitos en las mejillas.
Emilia sonrió y cuando vio que él no le quitaba la mirada se ruborizó apenada- bueno, ¿ya acabaste?
Claudio asintió- ¿nos vamos?
Emilia suspiró- había pensado en caminar un rato, claro, si te parece bien porque si no.
Claudio negó- está bien, vamos.
Claudio se levantó y le tendió la mano para ayudarla, pero no hizo ademán de soltarla cuando ya estuvo de pie.
Caminaron por el sendero del parque hablando de todo y de nada en concreto, Claudio se había dado cuenta que Emilia evitaba hablar de muchas cosas y cuando se sentía incómoda se ponía seria y distante, tal vez era una armadura que usaba constantemente y aunque lo quisiera no estaba muy seguro de querer traspasarla y conocer los verdaderos sentimientos de ella.
- ¿Quieres un chicle?
Claudio asintió- está bien.
Emilia le pasó una barrita de goma y el la metió a su boca- mientras esperamos el taxi, ¿por qué no miramos quién hace la bomba más grande?
- No- dijo serio.
- ¿Porqué no?- preguntó curiosa- sería divertido, haz uno tú primero.