Capítulo 50

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Emilia retrocedió con el dolor subiendo por su pecho, había sido un golpe bajo y sucio- fue por eso, ¿verdad?- preguntó furioso- dinero te dio, ¿cuánto?- la miró- ¿cincuenta, cien? Dime cuánto maldita sea- sacó un fajo de billetes y se lo metió en...

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Emilia retrocedió con el dolor subiendo por su pecho, había sido un golpe bajo y sucio- fue por eso, ¿verdad?- preguntó furioso- dinero te dio, ¿cuánto?- la miró- ¿cincuenta, cien? Dime cuánto maldita sea- sacó un fajo de billetes y se lo metió en el escote- ¿eso alcanza para que hagas conmigo lo que hiciste con él?

Emilia gimió mientras las lágrimas se desbordaron y antes de darse cuenta su mano se levantó y fue a parar a la mejilla de Claudio, puede que a él no le hubiera dolido pero a ella le estremeció cada pelo del cuerpo, le dolía, le dolía haberle pegado.

Claudio la arrojó contra la pared oprimiendo contra su propio cuerpo- nunca, maldita sea nunca, vuelvas a hacer eso- dijo molesto- no tienes el derecho para pegarme.

- Y tú no tienes el derecho para insultarme- gritó dolida.

- No me grites.

- Tú no me grites a mí- lo empujó liberándose- me cansé- empezó a llorar- me cansé de tus estúpidos celos sin fundamento, me cansé de ser la víctima, de que me pisoteen, de que hagan conmigo lo que se les dé la gana- lágrimas brotaron fuertemente- me canse de ti Claudio.

- ¡Cállate!

Emilia negó- no me callo porque ahora que tengo el valor de decírtelo no me lo voy a guardar más- ella aferraba el bolso a su hombro mientras lo miraba- te entregué todo de mí, deposité toda mi en confianza en ti, te amo- suspiró- te amo y me parece injusto que tu desconfíes de mí porque te he demostrado de toda las maneras posibles que eres mi todo- tragó saliva- y ahora me doy cuenta de que todo ha sido mentira, pensé que me ibas a llegar a amar y mira- rió cínica- singo siendo la misma prostituta ante tus ojos- levantó ambos brazos en cruz- vamos, di algo más, insúltame, grítame, dime lo que quieras, no creo que un insulto más me vaya a doler- suspiró- porque ya te encargaste de matar todo de mí.

Claudio se dejó caer sobre la silla sin dejar de observar, nunca había pensado que Emilia le hablaría así algún día, nunca- El conocimiento de ello lo hizo estremecerse, entonces se dio cuenta de las palabras que había arrojado contra ella.

Cuando volvió a levantar el rostro Emilia estaba levantando el dinero y dejándolo sobre la mesa- nunca te he pedido dinero Claudio, así que me duele que hayas insinuado que el dinero me hacía hacer las cosas horribles que dices.

- Lo siento.

- Sí, yo también lo siento Claudio- suspiró- siento que pienses esas cosas de mí,  no sé de donde sacaste esa foto y no me siento culpable de ese abrazo, porque lo necesitaba porque estaba allí y era la única persona que él me brindó su apoyo- negó- porque es un buen amigo y si tú crees que hay algo sórdido allí, no te voy a rogar que creas algo diferente- se encogió de hombros- me canse Claudio, de verdad me cansé- se desplomó en la silla al lado de él.

Claudio se giró a mirarla, tenía los ojos rojos y la mirada perdida en un punto fijo en la pared del frente, tenía las mejillas coloradas y le temblaban las manos que estaban aferradas a su bolso-de verdad lamento lo que dije Emilia, no quería herirte.

- Lo hecho, hecho está.

- Me gustaría saber qué fue lo que pasó- dijo apenado.

Emilia lo miró y le sonrió con tristeza- ¿por qué no me pediste eso antes de tratarme como lo hiciste?

Claudio se castigó mentalmente y se pasó las manos por el rostro mientras contemplaba una herida Emilia, se había abierto una brecha entre ellos, una tan grande y profunda que estaba segura difícilmente podría cerrarla con solo escucharla.

Necesitaba pensar, le quería creer pero Ulises era un hombre inteligente, y guapo y Emilia era una niña, tenía que confiar en ella pero su pasado se atravesaba para qué imágenes se trazaran en su cabeza. imágenes de ella y Ulises, sin decir más se levantó de la silla, se puso la chaqueta y se fue.

Emilia contempló la puerta cerrarse detrás de él y el silencio del estudio la envolvió, miró al techo y se limpió las lágrimas,Claudio no la amaba y no la iba a amar, y la verdad no viviría con ello, ya no. Había cambiado de opinión, si amaba tanto a Claudio era justo que aquel sentimiento era recíproco mientras tanto lo mejor era alejarse.

Claudio miró el vaso vacío que había sobre la barra y miró nuevamente a la rubia que bailaba en el tubo, era de curvas kilométricas y unos labios tan gruesos y dios, cada vez que la miraba era como si Emilia lo llamará desde casa.

Dejó unos cuantos billetes sobre la barra y se iba a levantar cuando una mano se posó en su hombro- ¿qué haces aquí?

- Supuse que estarías aquí hombre- se sentó a su lado.

- ¿Cómo rayos sabes?- preguntó mirándolo.

Kevin suspiró- porque fue de este lugar de donde la sacaste.

Claudio lo miró- ¿cómo sabes eso?

- Emilia me lo dijo hace tiempo.

- Ya- suspiró- ¿eso qué tiene que ver con que estés aquí?

- Fui a casa a visitarlos y Emilia no quiso hablar conmigo entonces pregunté a Julia por ti y me contó que por poco se matan en el estudio y que luego saliste como alma que lleva al diablo.

Claudio suspiró- la lastimé.

Kevin rodó los ojos- ya lo imaginaba.

- Le dije cosas horribles- se castigó mentalmente.

- Eres un imbécil.

- No discuto eso hombre, en sus ojos había tanto dolor que- suspiró.

- Mira, sé que la embarraste y metiste las de caminar hasta el fondo pero vine aquí porque tienes que volver pronto.

- ¿Por qué?

- Porque Emilia se va a marchar si no vas y lo impides.

- ¿Cómo que marcharse?- preguntó preocupado.

Kevin asintió- Julia me dijo que la había mandado a conseguirle unas maletas.

- ¡Demonios!- sin tener ningún cuidado se metió por entre al gente que miraba el show de la rubia y salió del bar, se subió a su auto y se marchó rumbo a casa.

Emilia guardó una última blusa en la maleta y la cerró, con un suspiro se sentó en la cama y metió el rostro entre sus manos mientras se imaginaba como sería de ahora en adelante,  fijó su mirada en el sobre que tenía sobre la cama, aún no lo había abierto y de cierta manera la asustaba encontrar que había en su interior, ¿cartas, fotos? Alargó la mano hasta el sobre y estaba a punto de abrirlo cuando el teléfono de la mesita de noche empezó a sonar, con manos trémulas contestó- ¿hola?

- Emilia- suspiró- Emilia gracias a dios estás en casa, no te muevas de ahí por favor.

- ¿Dónde estás?- preguntó nerviosa.

- Voy en camino, Emilia por favor no te muevas- tragó saliva- tengo que decirte algo y después de que me escuches ahí sí decide si te vas o te quedas.

Emilia apretó los labios y colgó, ¿qué más podría decirle Claudio? No había nada que él dijera o hiciese para que la hiciera quedar, o bueno, había solo una cosa, dos palabras pero él no las diría, simplemente porque no las sentía.

Sus apuestas, ¿le dirá o no le dirá? 🤨☝🏽🖤

Como Yo Nadie Te Ha AmadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora