Emilia sonrió y se dejó llevar por nuevas esperanzas, ojalá éstas no acabaran como lo habían sido todas las demás en su vida.
Claudio observaba a Machu gastando su dinero a diestra y siniestra- sabes no tienes que gastar todo mi dinero.
Machu puso las manos en jarras- ella lo vale y lo mínimo es regalarle cosas muy lindas.
- Sólo quiero un anillo.
- Ok- dejó los vestidos y los zapatos en un estante- vamos entonces a la joyería, pero eso sí, tienes que llevarle chocolates y flores.
- Rosas.
- Rojas- dijo emocionada.
Claudio negó- rojas no, amarillas
- Las amarillas no significan pasión o amor.
- A Emilia le gustan las amarillas.
- Ah bueno, ese es un buen punto, vamos a la joyería.
Entraron a un enorme local con vitrinas decoradas con terciopelos rojos, una mujer ya mayor se acercó a ellos con una sonrisa- ¿en qué puedo ayudarlos?
- Estamos buscando un anillo de compromiso, tiene que ser muy especial.
- Tengo lo perfecto, hace poco me llegaron unos diamantes hermosos que serán- habló la señora.
- Diamantes no, quiero una esmeralda.
- ¿Una esmeralda?- preguntó confusa Machu- se supone que deben ser diamantes.
- Sé que le va a gustar, es su favorito, el verde jade.
- Creo que tengo algo especial- la mujer se fue detrás de la vitrina y salió con un paño de gamuza azul envuelto en un lazo- esta pieza la trajeron hace poco, es de oro blanco y tiene una piedra de esmeralda en el centro engrasada sobre diminutos diamantes.
La mujer extendió la joya y Machu exclamó sorprendida mientras Claudio veía la joya- es éste.
- Es precioso.
- Me lo llevo- dijo Claudio feliz.
- Perfecto- Claudio pasó su tarjeta de crédito y luego salieron de la tienda directo a la floristería y luego a casa.
Emilia estaba preocupada, se había puesto un camisón y encima una bata de seda, estaba duchada, sentada en su habitación revisando cada carta pero ninguna decía nada de sus verdaderos padres, solo había un papel que le intrigaba, un nombre y un teléfono: Milagrosa 5678909.
Apretó el papel y lo guardó en una libreta, aún no tenía el valor de hacer la llamada, la haría pero no ahora.
De repente la puerta se abrió y Claudio entró con un ramo de rosas amarillas y blancas- Claudio.
- Te ves mejor.
- Gracias.
- Te traje esto- le entregó las flores y los chocolates.
Emilia sonrió- eres muy amable.
- Emilia, tal vez te parezca algo extraño pero creo que debo hacerte una pregunta.
- ¿Cuál?
Claudio sacó el anillo y lo tendió frente a ella- ¿quieres casarte conmigo?
Emilia se sorprendió tanto que dejó caer las flores y los chocolates al suelo, se llevó las manos a los labios- ¿por qué?
- Porque yo te, te- tragó saliva- te quiero proteger.
- Pero, ¿casarnos?- preguntó confundida- ¿y tu compromiso con Machu?
- No importa nada, solo importa tu respuesta, si te casas conmigo voy a poder protegerte mejor.
- Pero tu no me.
- Vamos di que sí.
Emilia sonrió, no tendría su amor, pero aquello era mejor que perderlo para siempre- está bien, sí, acepto.
Claudio sonrió y le puso el anillo, pero para Emilia en vez de sentir la maravillosa sensación de la joya, sintió un pesado grillete en sus dedos. No obtendría el amor de Claudio pero sería su esposa, eso tenía que gustarle.
Habían pasado más de ocho días desde que Claudio pidió su mano, habían pasado tantas cosas que le era difícil no tener la cabeza repleta de aquellos temas, con la oposición obvia de Rosario y las miradas furibundas que mandaba era difícil sentirse cómoda, se sentía como una ladrona saqueando el tesoro de la Reina Mabel.
- Y será un vestido precioso- dijo Hilda emocionada.
Emilia volvió al presente- yo no quiero que sea algo muy pomposo.
- No estoy de acuerdo- dijo Javier y le puso una partitura enfrente- empieza con esto querida.
Emilia clavó la mirada en las notas impresas y empezó a mover sus dedos sobre las teclas del piano de Javier, había avanzado en los últimos días y entre las clases con Enrique, las lecciones de piano de Javier, la boda y las "atenciones" para Claudio pues le quedaba muy poco tiempo para sí misma.
Movió los dedos diestramente Javier le guiñó en signo de aprobación mientras Hilda con los ojos cerrados, entonaba una hermosa melodía.
Claudio no podía estar más feliz, se guardaba aquella risa y aquella euforia para cuando estaba a solas, tenía una imagen que mantener y ponerse demasiado "folclórico" frente a las demás personas podía costarle mucho, revisó unos cuantos papeles más y luego levantó la bocina de su teléfono- Margaret ,comunícame a casa.
- Sí señor.
Pasaron unos segundos y la suave voz de Emilia contestó- hola.
- Hola Emilia.
- Claudio, ¿cómo estás?- preguntó feliz.
- Muy bien y, ¿tú?
- Bien- se sentó en su cama empezó a enrollar un trocito de pelo entre sus dedos.
- Quería escucharte.
- Yo también.
- Con tanta gente yendo y viniendo hemos tenido que relegar muchas actividades lucrativas a las horas de la noche sustituyendo el sueño- dijo riendo- tengo una ojeras inmensas.
Emilia se sonrojó y sonrió- yo también las tengo- suspiró- ¿vas a venir temprano?
- No creo, ya sabes que estoy adelantando trabajo para irnos de luna de miel, hoy me llegaron los tiquetes.
- ¿Y ya me puedes decir a dónde vamos de luna de miel?
- No lo sabrás hasta que llegue ese día- dijo riendo.
- Me tienes intrigada.
- Será una sorpresa- suspiró- Emilia, ¿ya hablaste al teléfono que encontraste?
- Sí, pero nadie me contesta, creo que el teléfono puede estar mal- dijo triste.
- Bueno, sigue intentando igual- sacó una sonrisa- ¿que has hecho hoy?
- La señora Alma me acompañó a buscar vestidos de novia esta mañana y ahora tengo de visita a la señora Hilda y a tu papá.
- ¿Papá?- preguntó sorprendido- dijo que tenía que salir a una cita de negocios.
- Emm- tragó saliva- seguramente vino después de eso.
- Sí, seguramente.
Se van a casar! 😊😊♥️♥️ ¿Quieren más capítulos? Los leo!
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Como Yo Nadie Te Ha Amado
Fanfiction(𝗔𝗗𝗔𝗣𝗧𝗔𝗖𝗜Ó𝗡 𝗖𝗟𝗔𝗨𝗠𝗜𝗟𝗜𝗔) La mágica historia de Emilia, una prostituta bien pagada y Claudio, el orgulloso y millonario empresario. ¿Logrará este amor sobrevivir a las habladurías, a la diferencias de clase y por supuesto... a ellos...