Capítulo 64

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- Dios

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- Dios.

- Clau, nena, soy Claudio no Dios.

Emilia soltó una medio risa, medio gemido mientras invitaba a Claudio a que empezara a moverse, pero éste estaba ahí quieto mirándola a los ojos sin hacer un solo movimiento, ni siquiera en falso- ¿pasa algo?

Claudio negó con la cabeza- es sólo que eres tan bonita.

Emilia se sonrojó- Claudio.

- Me encanta como te sonrojas.

Y allí empezó a moverse, embistió una vez y se retiró depositando un beso en los párpados cerrados de Emilia, había extrañado tanto su grácil cuerpo que tenerlo allí era alcanzar el mismo cielo, ella era la madre de sus hijos, la dueña de su corazón, de su vida.

Emilia creyó morir cuando Claudio embistió más rápido y más fuerte en su cuerpo, sus caderas chocaban y el sonido de sus cuerpos húmedos llenaba la habitación, el sudor recorría sus cuerpos satinándolos y volviéndose más sensibles a las caricias.

Claudio maldijó y salió de ella rápidamente, la tomó de los brazos y la levantó girándola contra el cabecero de la cama, Emilia se agarró a los postes y sintió el miembro duro entrar de nuevo en su canal por la parte de atrás, Claudio aprovechó para besarle el cuello y la espalda y masajear los pechos mientras bombeaba dentro de ella una y otra vez.

Aquello era demasiado, en cuestión de segundos una explosión de colores brilló ante los ojos de Emilia, su cuerpo convulsionó exageradamente y sus extremidades se negaban a responder, con un suspiro ahogado Claudio la tomo por la cintura y la pego a su pecho sentándose sobre su rodillas, entró dos veces más extendiendo el clímax de Emilia y alcanzando el suyo propio.

La cabeza de Emilia daba mil vueltas contra el hombro de Claudio, sus cuerpos calientes y exhaustos se negaban a moverse. Él deslizó un dedo por su mejilla y le quitó algunos cabellos que se pegaban a su frente en una mezcla de sudor.

No había palabras, sólo silencio, sus respiraciones agitadas y el olor al sexo impregnaba el cuarto, Claudio apartó a Emilia de su cuerpo y la acostó sobre la cama acariciándole los brazos, Emilia sonrió y extendió sus manos hacia él pidiéndole un abrazo que no le negó y que cuando recibió le provocó un millón de sensaciones. Si aquello era el amor, pues moriría feliz por haberlo conocido.

Claudio la miró y se acostó sobre ella- eso fue maravilloso.

- Lo fue- sonrió y le acarició el pecho- ¿podemos repetirlo?

Claudio solo sonrió y decidió demostrarle una vez más cuánta pasión provocaba ella en él. Quince minutos más tarde Claudio apretó las manos de Emilia mientras exhalaba un último suspiro, Emilia desahogó un gemido y se miraron a los ojos.

Ése ultimo orgasmo había sido mejor que el anterior y ésta vez sí que los había dejado fuera de combate, con un último beso Claudio se alejó y la miró a los ojos- te amo Emilia.

- Te amo Claudio- sus ojos se cerraron y allí, entrelazados con sus cuerpos desnudos se permitieron sumirse en un profundo y tranquilizante sueño.

Todo estaba muy oscuro en aquel sueño, parecía estar en una habitación encerrada sin nadie cerca, entonces los gritos desgarrados de una criatura la sacaron de su profundo sueño- Claudio- gritó alterada.

-¿Qué pasó?

- Los niños Claudio- se levantó- dejamos a los niños solos en casa.

Claudio le tomó un brazo- tranquilízate muñeca, los niños están bien.

- Están solos.

- No están solos, le pedí a Tony que los cuidara.

Emilia suspiró- menos mal, pero deberíamos llamar a casa a ver como están- levantó la bocina del aparato.

Claudio negó- no están en casa.

- ¿Cómo que no están en casa?- preguntó confundida- entonces, ¿dónde están?

- Están en casa de mis padres.

Emilia lo miró atónita, entre sorprendida y extremadamente confusa- tus papás- colgó la bocina- ¿tienes problemas en la cabeza Claudio?

Claudio se sentó- ¿a qué te refieres?

- ¿A qué me refiero?- preguntó molesta- sabes bien a qué me refiero Claudio, porque mis hijos están en esa casa solos.

- Escúchame bien Emilia- la miró fijamente- no solo son tus hijos, también son míos y segundo no están solos, están con mi padre, con Tony y con mi mamá.

- ¡Eso!- se levantó y empezó a caminar de un lado a otro- eso es lo que me preocupa, ¿qué esperas Claudio, que olvide todo lo que tu mamá dijo en contra mía?- preguntó molesta- ¿o  es que crees que no sé que Juan David y Gabriela no conocen a Rosario simplemente porque ella no ha querido que vayan a esa casa?

- ¿Te podrías calmar un minuto?- preguntó mirándola- estás haciendo una tormenta en un vaso de agua.

Emilia negó con la cabeza- escúchame bien Claudio si a mis hijos.

- Nuestros- la interrumpió- son nuestros, ¿entendido?

Emilia suspiró- ok, nuestros- se volvió a sentar- perdóname, no quiero discutir contigo por eso.

Claudio se acercó y la besó- no importa discutir si lo vas a hacer desnuda.

Emilia se sonrojó y fue consciente de su desnudez, apenas llevaba encima las bragas aún así no se sentía incómoda- pensarás que estoy loca.

- Bueno sí- Emilia lo miró y él se limitó a reír- estoy bromeando- la acercó a su cuerpo y la abrazó volviendo a la cama- entiendo cómo te sientes, mi mamá es difícil.

- Yo diría que imposible.

- Está bien, eso no se aleja de la realidad- le levantó la barbilla- pero también tiene que familiarizarse con esto.

- Cuando dices "con esto" te refieres a.

- A nosotros, a los niños, a vivir juntos, a ser una familia- completó.

Emilia suspiró- no quiero que ella se meta entre nosotros- lo miró- y eso es en serio.

- Lo prometo, nadie se meterá entre nosotros- le acarició el cabello- ésta vez nadie se entromete.

Emilia sonrió y se acurrucó contra él- tendrás que hablar con mi papá.

- ¿Por qué?

- Bueno- sonrió y le besó la barbilla- estás cortejando a su única hija, incluso la llevaste a la cama.

Claudio rió- no me digas que tendré que pedir su bendición para cuando te pida matrimonio.

Emilia soltó una carcajada- ya estamos casados así que ni modo.

- No me refiero a eso, quiero decir casarnos, de nuevo.

- ¿De nuevo?- sonrió- ¿me estás tomando el pelo otra vez?

Claudio negó- es en serio, nos casamos de nuevo, bueno, más bien renovamos nuestros votos matrimoniales ¿te parece?

- Por supuesto que me parece, nada me haría más feliz- lo besó- y ésta vez te haré firmar un contrato para que nunca más te alejes de mí.

Claudio rió y se preguntó cómo había hecho para vivir sin ella durante tanto tiempo, Emilia se había ido de su vida, no solo con sus hijos sino también con su corazón, ya era hora de enmendar todos sus errores empezando por no dejarla partir nunca más.

Son tan tiernos 😍 Ya se volvieron a unir en uno solo y esperemos que esta vez Claudio no la vuelva a cagar😅

30 votos y subo el penúltimo capítulo 💔

Como Yo Nadie Te Ha AmadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora