Capítulo 24

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No pudo dormir, había sido completamente imposible hacerlo, estaba cansada, le dolía el cuerpo y tenía la dignidad por el piso

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No pudo dormir, había sido completamente imposible hacerlo, estaba cansada, le dolía el cuerpo y tenía la dignidad por el piso. El suceso de la noche anterior la había dejado asustada y tan excitada que cada vez que conciliaba el sueño imágenes bastante eróticas irrumpía en su subconsciente, quebrantando cualquier gota de autocontrol que podía quedarle.

De repente alguien llamó a la puerta y una voz aguda se escuchó a través de la madera- tiene que levantarse niña- dijo Julia- ya es muy tarde.

Emilia hizo una mueca y se levantó de la cama, abrió la puerta y se encontró con el ama de llaves y una caja entre sus brazos- buenos días.

- Buenos días- dijo frunciendo el ceño- Claudio manda esto para usted niñita.

- Me llamo Emilia.

Julia asintió- pero yo la llamaré niña.

Emilia hizo una mueca y señaló la caja- ¿qué es?

- Libros, cuadernos- suspiró- todo lo que necesita para instruirse.

- Veo y, ¿para qué?

Julia entró a la habitación y dejó la caja sobre el escritorio- el joven Claudio decidió que sería una buena idea que usted tome algunas clases con un profesor privado que vendrá esta tarde.

- A mi nadie me ha preguntado nada- dijo molesta.

- Si tiene alguna queja de esto- la miró- dígaselo a Claudio porque por mi divinamente puede irse- resopló- ahora por favor, dese prisa, Claudio la está esperando para desayunar.

Emilia negó- no voy a bajar.

Julia levantó una ceja- le recomiendo que lo haga niña, usted aquí no está en calidad para poder tomar decisiones porque sí, la esperaré abajo.

La mujer salió y Emilia se quedó con la boca abierta, ¿qué karma estaba pagando? Pero ella tenía razón, era mejor no hacer enojar al "todopoderoso" y bajar pronto. Con aquella decisión tomada se ducho rápidamente y se vistió con lo primero que encontró, se dejó el cabello suelto y bajó corriendo las escaleras con sus vistosas botas vaqueras blancas.

Claudio bebía tranquilamente su jugo de naranja cuando ella apareció, tan solo verla su entrepierna tironeó tan fuerte que tuvo que acomodarse en la silla, era bella, muy bella, incluso en sus ojos había un brillo especial como de inocencia. ¡Pero qué rayos! Esa mujer tenía de inocencia lo que él tenía de débil, aún así no podía quitarle los ojos de encima, había algo especial que la rodeaba.

- Buenos días- se quedó allí de pie.

- ¿Cómo dormiste?- preguntó sin mirarla.

Emilia no supo qué contestar, estaba impresionada ¿estaba siendo cortés? Bueno había que aprovechar aquel momento tal vez tuviera doble personalidad- bien, pase una muy buena noche- se obligó a mentir- es una cama muy suave, nunca había dormido en una cama así, la verdad es que el catre en el que dormía en la pensión estaba un poco viejo y a veces se le saltaban los resortes y en medio de la noche.

Como Yo Nadie Te Ha AmadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora