Capítulo 58

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Claudio extrajo el DVD y lo guardó en su cajita, el dolor que había visto en Emilia le había desgarrado una parte vital en su interior, ¿lo habría llorado ella? ¿Era cierto que nunca había ido al hospital?

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Claudio extrajo el DVD y lo guardó en su cajita, el dolor que había visto en Emilia le había desgarrado una parte vital en su interior, ¿lo habría llorado ella? ¿Era cierto que nunca había ido al hospital?

Tony, su papá, Kevin y la abuela le decían que aquello era mentira, pero había que tener en cuenta que ellos adoraban a Emilia.

Sin matarse más la cabeza metió otro DVD, éste no tenía nombre así que le causó mayor curiosidad, las imágenes aparecieron, una Emilia sentada en una silla mientras se aferraba a los reposabrazos mientras apretaba los dientes, una familiar voz se escuchó detrás de la cámara

- Respira profundo cariño- dijo Alma con cariño.

Las imágenes fueron rápidas, cuando Martín la ayudó a subir al auto, cuando llegaron al hospital y los enfermeros se la llevaron en al silla de ruedas, incluso cuando Martín el avisaba a Alma que iría a avisarle a Javier.

El video se puso negro y nuevas imágenes aparecieron después, estaba en la sala de partos, Emilia estaba acostada con una de las típicas batas de los hospitales, Alma también llevaba una, y sostenía la mano de Emilia, en ningún momento la cámara se desviaba de ella.

Las lágrimas surcaban su rostro mientras pujaba para traer a los niños al mundo, sonrió cuando ella lo maldijo por haberla puesto en esa situación, incluso afirmó que la próxima vez sería él el que quedará embarazado.

¡¡Un momento!!!

Sii ella había dicho eso en aquel momento era por razones obvias, Juan David y Gabriela si eran sus hijos, el conocimiento lo golpeó tan fuerte que al escuchar los llantos del primer bebé todo su control se fue al suelo, se arrodilló en el suelo y se acercó al televisor mientras una enfermera le sugería a Emilia que no se parara, que el bebé estaba bien y que faltaba todavía por venir el otro.

Más gritos y maldiciones, finalmente el otro bebé nació y Emilia se desplomó sobre la almohada mientras su rostro cansada mostraba el tremendo agotamiento, finalmente una enfermera se acercó y puso a los dos bebés en el regazo, la expresión de Emilia era incomparable, sus ojos mostraban la alegría, sus labios temblaban y sus mejillas sonrojadas por el esfuerzo al hacían ver hermosa.

Tú pudiste haber estado allí, se maldijo a sí mismo. Sí, si no hubiera sido un completo idiota él habría estado con ella, sosteniendo su mano. La había perdido, en más de una forma.

Emilia estaba frente al piano meciéndose hacia delante y atrás con la mirada perdida en sus dedos mientras una hermosa melodía salía de su inspiración.

Se sentía fatal y la única cosa que la tranquilizaba eran sus hijos y el piano, y como sus hijos no querían hablarle había optado por el piano.

Martín y Alma se habían ido de vacaciones y había dejado encargada a Martha, la anciana ama de llaves, y como ésta era un mujer inteligente pues se había retirado hacia su habitación sin preguntar nada.

Como Yo Nadie Te Ha AmadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora