(𝗔𝗗𝗔𝗣𝗧𝗔𝗖𝗜Ó𝗡 𝗖𝗟𝗔𝗨𝗠𝗜𝗟𝗜𝗔)
La mágica historia de Emilia, una prostituta bien pagada y Claudio, el orgulloso y millonario empresario.
¿Logrará este amor sobrevivir a las habladurías, a la diferencias de clase y por supuesto... a ellos...
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Emilia tragó saliva, aún no le daría la sorpresa a Claudio, se la daría en la luna de miel los dos solo y ella tocaría el piano para él.
- ¿Y donde están ellos?- preguntó Claudio coqueto.
- En el salón de visitas, me retiré a mi habitación para poder hablarte.
- Uh, ¿qué llevas puesto?
- ¿Cómo que qué llevo puesto?- preguntó nerviosa.
- Anda Emi.
- Bien, traigo el anillo de compromiso y botas de vaquero.
La ronca risa de Claudio sonó al otro lado de la línea mientras ella reprimía la suya propia- ¿nada más?
- No- se miró al espejo y vio el hermoso vestido color verde jade que llevaba puesto, sencillo pero hermoso.
Claudio suspiró- vamos Emi, sé que llevas más que un par de botas de vaquero, aunque ciertamente eso ha sido un estímulo para mi imaginación, podríamos probarlo- oyó la risa de Emilia- dime, ¿qué traes puesto?
- Un vestido.
- ¿Y llevas ropa interior?
- Sólo bragas- dijo coqueta.
- ¿De qué color?
- Negras- dijo con un suspiro- y no traigo brasier.
- ¿Te he dicho cuanto me gusta llenar mis manos con tus senos?
- Claudio- dijo avergonzada- alguien te puede escuchar.
- Estoy solo en mi oficina, bajo llave por cierto, deberías pasar el seguro a tu puerta.
Emilia se mordió el labio inferior y la adrenalina corrió por su cuerpo, dando largas zancadas se acercó a la puerta y la cerró pasando el seguro-ya pasé el cerrojo.
- Está bien, ¿podrán soportar tu ausencia mi papá y mi abuela?
- Sí, se quedaron jugando ajedrez.
- Perfecto- bajó un tono a su voz- ponte cómoda, yo ya lo estoy.
Emilia se recostó en la cama- ¿y ahora?
- Me estoy acariciando Emilia, mientras escucho tu voz, me pone caliente.
Emilia pasó saliva- tú también me pones así.
- ¿Así cómo?- preguntó juguetón.
- Así, caliente.
- Quiero que te acaricies también.
Emilia cerró los ojos mientras Claudio le repetía una y otra vez cuán hermosa era y lo caliente que lo ponía y mientras lo hacía ella tenía su mano haciendo maravillas entre las bragas.
Del otro lado de la línea Claudio sentado en su silla, no se estaba acariciando, solo estaba susurrando Emilias palabras mientras observaba una foto de ella, se veía tan hermosa, su miembro dió un tirón cuando ella soltó un jadeo corto y embriagador- córrete para mí Emilia- abrió la bragueta de su pantalón y lo bajó un poco liberando su miembro- vamos nena.