Capítulo 7

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En ese instante el sonido del teléfono de la pensión retumbó en todos los rincones, según el Señor Pascual cualquiera que estuviera cerca contestaría, efectivamente alguien contestó y unos pocos segundos después un grito ensordecedor y al parecer ...

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En ese instante el sonido del teléfono de la pensión retumbó en todos los rincones, según el Señor Pascual cualquiera que estuviera cerca contestaría, efectivamente alguien contestó y unos pocos segundos después un grito ensordecedor y al parecer más fuerte que el sonido del timbre retumbó en los oídos de los inquilinos- Emilia- gritaron- al teléfono.

Emilia bajó corriendo las escaleras y llegó por fin al pasillo donde estaba el teléfono, una chica bajita de cabello negro y un poquito regordeta sostenía el teléfono mientras examinaba sus uñas pintadas de color verde.

- ¿Dijo quién era?- la chica negó y Emilia cogió el teléfono.

- Emilia, hola- reconocía esa voz- hablas con Kevin.

Emilia sacó una sonrisa- hola.

- ¿Cómo amaneciste?- preguntó por el teléfono.

- Bien- hizo una pausa- sí, bien.

- Qué bueno- calló por unos segundos- mira tengo un tiempo hoy en el día que tal vez pueda servir para que charlemos otro poco- Emilia sacó una sonrisa- ¿qué te parece a eso de las 3 de la tarde?

- Sí, está bien pero.

- No te preocupes, pagaré el tiempo- dijo amable- no hay problema.

Emilia se sonrojo- ok- suspiró- ¿en donde nos encontramos?

- En el parque central, ¿te parece bien?

- Bien, estaré allí puntual.

Kevin sonrió al teléfono- allá te veo Emi, adiós.  

- Adiós- colgó y suspiró.

Se pasó la mano por el cabello, peinandolo un poco, algo bullía en su interior como si algo estuviera por pasar, como si ese algo estuviese muy cerca, demasiado cerca.

El hermoso audi que estaba estacionado en la cuadra de enfrente de la pensión, seguía ahí quieto, no había forma de que se viera algo desde afuera ya que los cristales oscuros lo impedían completamente, y mientras los transeúntes se preguntaban qué hacía alguien con aquel coche en ese barrio las personas que estaban adentro se preguntaban otras cosas.

- ¿Estás seguro que es aquí?

Claudio asintió- aquí vive, la ha traído aquí varias veces.

- ¿Hiciste seguir a Kevin?- preguntó alarmado su mejor amigo.

- Tuve que hacerlo- dijo serio- esta mañana cuando fuí a la oficina, Osvaldo me estaba esperando con el informe.

- ¿Le pediste al chofer de tu mamá que siguiera a Kevin?- preguntó sin entenderlo.

- Sí.

- De veras que no te entiendo Claudio- rodó los ojos- vamos nosotros también fuimos jóvenes y una que otra vez buscamos compañía.

- Tu lo has dicho Silverio- lo miró- una que otra vez, Kevin se la ha pasado con prostitutas desde que llegó de España.

Silverio suspiró- bueno, punto a tu favor, eso ya es otro nivel

- ¿Tu crees que se haya enamorado?- preguntó alarmado.

Silverio se encogió de hombros- puede ser posible.

Claudio negó- claro que no puede ser posible, mi hermano no se puede estar enredando con una vagabundo.

- ¿Y sabes quien es ella?- preguntó curioso.

- No lo sé, me decidí a que Osvaldo lo siguiera hace algunos días- guardó silencio unos segundos- pero no tengo que ser adivino para saber que debe ser la misma de todas las noches, además las fotos tomadas con el celular no sirven para un carajo- dijo molesto- solo veo la cara de mi hermano y una mujer de cabello castaño corto, esa es la única prueba.

- Bien entonces paremos a todas las prostitutas de cabello castaño corto y obliguemos a que no se acerquen al pequeño Kevin- dijo riendo.

- Odio tu sarcasmo.

- Y yo odio que te estés estresado por algo que sabes que no puedes cambiar.

- Te equivocas Silverio y lo sabes muy bien- lo miró- me propuse alejar a esa mujer de mi hermano y eso es lo que sucederá tarde o temprano y te aseguro que será temprano.

El esculpido y guapo hombre le dio la orden al chófer que se pusiera en marcha mientras se acomodaba nuevamente los lentes oscuros sobre los ojos, tenía que tener un buen plan para empezar la guerra y obviamente ganarla, no iba a permitir que una simple callejera le destruyera la vida a su hermano y de paso acabara con el honor familiar.

Por su parte Silverio negó con su cabeza, en los 20 años que conocía a Claudio sabía muy bien que era un hombre de armas tomar, malcriado, muy malcriado, estaba acostumbrado a hacer su voluntad por encima de cualquiera y lo peor es que el condenado lo lograba, y era por eso que era como era, y ya no era un chiquillo de 25 años, ya era un hombre maduro de 32 años, bien puestos a decir verdad.

Cada año le había dado su memorable don con las finanzas, aquel hombre podía manejar los números tan bien como manejaba a las mujeres, las manipulaba y a ellas les encantaba, todas aquella damitas de sociedad se convertian en una manada de "groupies" cuando veían a Claudio.

Claudio no piensa dejar que Emilia arruine la vida de Kevin, ¿que creen que pase cuando se conozcan? 🌚

Como Yo Nadie Te Ha AmadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora