Capítulo 52

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- Mi niño, dios- dijo llorando Rosario

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- Mi niño, dios- dijo llorando Rosario.

- ¿Quieres que te lleve a casa Emilia?- preguntó Kevin apenado.

- No, yo me quiero quedar.

- Creo que necesitas descansar Emilia- dijo Javier acariciando su brazo- es bastante tarde y dormir no te haría daño.

- Igual no podría dormir- se encogió de hombros- prefiero quedarme.

- Déjenla hacer lo que quiera- dijo molesta- ella debe tener la culpa de esto.

- Rosario por favor.

- Por favor nada- dijo molesta- desde que ésta mujer llegó a nuestras vidas vivimos en problemas y todo nos va mal- la miró- ella trae mala suerte.

- Deja de decir estupideces mamá- le reprochó Kevin.

Rosario levantó la barbilla- no voy a cambiar de opinión, no acepto a Emilia y no la voy a aceptar.

Emilia se acercó a ella y la miró a los ojos- por una vez en su vida señora ponga en prioridad la salud de uno de sus hijos- estaba molesta- usted tiene el amor de madre hacía Claudio pero el mío es amor de mujer, de esposa y así no me acepte tendrá que aguantarse el hecho de que soy la mujer que Claudio me escogió como esposa- suspiró- y ni usted ni nadie va a hacer que mi matrimonio no funcione- tragó saliva- yo amo a Claudio que le quede claro y lo amaré por siempre, incluso más allá de la muerte- giró en sus talones y caminó hasta las sillitas de color azul, allí se sentó y cerró los ojos tratando de aliviar un poco el cansancio.

El contacto de una mano estrujó su hombro, otra vez y otra vez. De repente abrió los ojos y se encontró con el rostro de Kevin, se levantó de la silla exaltada- ¿ya despertó?

- No nena, aún no.

- Oh- se volvió a sentar- me quedé dormida.

- Eso veo- le sonrió- debes estar agotada.

- Un poco- le tomó una mano- ¿qué hora es?

- Son las cinco de la mañana.

- El tiempo se me ha hecho eterno- dijo triste.

Kevin asintió- parece ser un síntoma de todos- se sentó junto a ella- te traje ropa y comida.

- Gracias.

- Julia alistó esta maleta- le entregó una maleta-  está para que te cambies y te compongas un poco- suspiró- ya que no quieres ir a la casa, papá pidió que se te permitiera utilizar un baño- la miró- está en el tercer piso, hay una ducha y te puedas bañar.

- Gracias por lo que están haciendo por mí.

- Sabes que no es ningún sacrificio bonita- le besó la mano- sé que debes estar destrozada pero no dejes que esto te afecte de más, es suficiente con Claudio como para que tú también te vayas a poner mal.

Como Yo Nadie Te Ha AmadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora