(𝗔𝗗𝗔𝗣𝗧𝗔𝗖𝗜Ó𝗡 𝗖𝗟𝗔𝗨𝗠𝗜𝗟𝗜𝗔)
La mágica historia de Emilia, una prostituta bien pagada y Claudio, el orgulloso y millonario empresario.
¿Logrará este amor sobrevivir a las habladurías, a la diferencias de clase y por supuesto... a ellos...
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- ¿Por qué haces esta pataleta?- preguntó Tony molesta mirando a su mamá.
- Trajiste a los hijos de esa mujer- dijo enfadada- ¿por qué?
- Porque también son hijos de Claudio, mis sobrinos, tus nietos.
Rosario se sentó- ¿dónde están?
- En el cuarto de invitados, viendo tele.
Rosario se llevó las manos al regazo- ¿se parecen mucho a Claudio?
- Bastante- se sentó junto a ella- me dijiste que querías recuperar a tu hijo, bueno, tienes la solución- dijo sonriente- empieza por esas criaturas, estoy segura que estarían felices de conocer a su abuela.
Rosario se llevó las manos al rostro- tengo miedo Tony.
- ¿Miedo?- preguntó confusa- ¿de qué?
-De que no me quieran, no he sido una abuela ejemplar sabes.
- Para todo hay una primera vez, vamos y conozcamos a esos lindos niños- Rosario asintió y siguió a su hija por las escaleras y luego por el corredor hasta que llegaron a la habitación. El corazón de Rosario se encogió al ver a las dos criaturas sentadas sobre la cama viendo el correcaminos en la Tv. Tony entró y la niña la abrazó y se le sentó en el regazo- entra mamá.
Rosario se irguió y entró a la habitación- hola niños.
- Hola- dijeron a la vez.
- Mamá, te presento a Gabriela y a Juan David- dijo con una sonrisa- niños, ella es Rosario su abuela.
Gabriela se paró en la cama y la miró- nosotros ya tenemos abuela, se llama Alma- dijo seria.
- Gaby- habló el pequeño- ella es la mami de mi papi.
- Ella también es abuela de ustedes.
Gabriela la miró y luego para consternación de Rosario se echó a sus brazos y la abrazó, Juan David esperó unos segundos para acercarse y darle un beso en la mejilla, luego y rápidamente le sonrió cálidamente.
Rosario sintió aquello como el castigo y la felicidad más grande, sus nietos, no se podía negar el gran parecido de ellos con Claudio, la verdad siempre había sabido que esos niños eran legítimos, había sido una tonta al pensar lo contrario, haber perdido tantos años sin conocerlos fueron un duro golpe, definitivamente todas las personas empezaban a pagar por sus actos tarde o temprano y sus lágrimas eran la prueba de ellos porque aunque quisiera, no las pudo retener y en un ataque emocional abrazó a los dos niños y les pidió disculpas una y otra vez.
Tony conmovida los dejó solos de forma que pudieran compartir un poco más.
- No te preocupes- dijo cogiendo su mano.
- No estoy preocupada, solo un poco nerviosa.
Claudio le besó la mano- si te llegas a sentir mal solo dime y saldremos de allí.
Emilia sonrió- me parece que estoy viviendo un sueño Claudio, esto es tan.
- Real- completó- es real, ahora al mal paso darle prisa- la tomó por los brazos y dándole un último beso que afirmó su decisión subieron por las escaleras de mármol de la casa Meyer.
Javier quien les recibió soltó una risa y abrazó a Emilia- estás más hermosa que de costumbre Emilia.
- Gracias, se ve usted muy saludable.
- Oh no me halagues muchacha si no quieres que me pelee con mi hijo- dijo riendo.
- No tienes de qué preocuparte papá sé que Emilia me ama a mí y no me cambiaría por un viejito como tú- los tres estallaron en risas hasta que apareció Rosario con los niños de las manos.
Ellos corrieron hacia sus padres y los llenaron de besos- te extrañé mami.
- ¿Dónde estaban papis?- preguntó Juan David cogiendo la mano de su padre.
Claudio sonrió- estábamos arreglando unos asuntos con mami.
Emilia no dijo nada, solo escondía su mirada de la de Rosario, no quería mirar a los ojos a la mujer que podía haberle hecho más daño a su vida, sin pensarlo tomó la mano de Gabriela y miró a Javier.
Emilia y Rosario ya están cara a cara, ella debe aprender a pedir perdón, ¿se lo pedirá? 🙄
