El momento de tensión en el que se encontraban todos bajo las cobijas, era sumamente estresante. No sabían si quienes se acercaban eran los mercenarios que los odiaban, o unos aún mucho peores.
Todos permanecían a la expectativa, menos la princesa, que permanecía sonrojada por sentir el agradable calor del cuerpo de Rihán sobre ella.
Se imaginaba que de pronto podría voltearse, y ahí bajo la cobija, besarlo dulcemente. Pero unas voces la hicieron volver bruscamente en sí.
-Parecen que siguen en esa dirección. –se oyó una voz muy cerca, de un hombre que gritaba alterado.
-Al paso que vamos, los alcanzaremos pronto. –dijo una fuerte, pero melodiosa voz, que de inmediato, Adhara creyó reconocer.
-(¡Claro, es mi príncipe! –pensaba sonriendo para sus adentros Adhara. –No ha parado de buscarme… -suspiró. Una parte de sí, le gritaba que hiciera el mayor ruido posible para que el príncipe pudiera rescatarla de sus captores, pero otra voz más fuerte, la obligaba a guardar silencio, y no se explicaba el por qué, pero decidió hacerle caso a su corazón.)
-No se preocupe, mi príncipe, al encontrarlos, pagarán muy caro su osadía. –dijo otro.
Rihán preocupado al darse cuenta de que se trataba de la guardia del palacio, decidió apretar más fuerte con su mano, la boca de la princesa.
Todos bajo las cobijas oyeron que los caballos se alejaban rápidamente, pero nadie se movió.
Jalid y Ahmed, aguardaban por la señal de Rihán para indicarles que ya podían salir, pero suponían que aún había peligro, y decidieron esperar la voz de su líder.
Al no escuchar ruido alguno, Rihán le quitó la mano con la que sometía a Adhara, pero sin levantarse aún. De pronto, cuando Rihán sintió que el peligro había pasado, se dio cuenta de la extraña situación en la que se encontraba con la princesa. Y sonrojándose por como se encontraba sobre ella, su pena lo inmovilizó.
Su cuerpo no le respondió para levantarse de inmediato.
El calor que le transmitía el cuerpo de la princesa era indescriptible. Jamás había estado en una situación parecida, y lo peligroso del momento lo volvía más excitante.
La princesa al sentir que Rihán le había soltado la boca, decidió girarse quedando de frente y debajo del cuerpo del insolente, y pudo sentir que el cuerpo de Rihán reaccionaba a su movimiento.
Sorprendida, abrió los ojos como platos, y los latidos alterados de su corazón, comenzaron a ponerla muy nerviosa. El instante se volvió por demás excitante, y ninguno se atrevía a separarse. Ambos se encontraban en una situación que jamás antes habían vivido, pero que parecía encantarles. Rihán despertaba sentimientos en la princesa que jamás había experimentado, y para Rihán era igual.
Lo que pareció durar minutos, en realidad habían sido solo segundos, pero segundos que se quedaban grabados en el corazón de ambos.
El calor de los cuerpos unidos, y bajo la oscuridad, provocó que la excitación subiera a tal grado, que si hubieran permanecido ahí unos segundos más, quien sabe qué hubiera pasado; pero de nuevo el mágico momento fue interrumpido por el celoso de Jalid.
Adhara y Rihán solo sintieron que los descobijaban cuando la luz les permitió cruzar sus miradas que ya estaban a tope de pasión. Y apenados, separaron sus ojos, a la vez que Rihán se levantaba y ayudaba a Adhara a levantarse caballerosamente.
-Estábamos esperando tu señal, pero nunca llegó. –le reclamó Jalid a Rihán que aún permanecía sonrojado, intentando pensar en algo que ocultara que su cuerpo le delatara la emoción por el momento. -Hace mucho que la guardia del palacio se fue, y tú no nos dabas la señal de salir, pues ¿qué estaban haciendo? –preguntó aún mas molesto Jalid.
Al haber escuchado esto, la princesa y Rihán volvieron a sonrojarse. Ahmed, que era tan persuasivo, era el único que parecía entenderlo todo.
-Bueno, bueno, tranquilos todos. –interrumpió el embarazoso momento Ahmed. -Tenemos que continuar, y creo que lo más conveniente es que vayamos en sentido contrario al que se fue la guardia real. –completó muy seguro de sí, intentando saltar el incómodo tema.
Rihán y Jalid asintieron, mientras caminaban, sabiendo que les esperaba un rudo viaje, pues habían sacrificado a sus camellos para no ser descubiertos.
-¿A dónde iremos Rihán? –dijo Jalid un poco mas tranquilo.
-Muy cerca de aquí hay una población, en donde podremos comprar nuevos camellos y también provisiones. –respondió Rihán únicamente por inercia, pues en su mente solo estaba el rico momento que acababa de vivir al lado de Adhara.
Ahmed se fue hasta atrás de todos platicando con la princesa, pues Rihán iba al frente apenado, y Jalid, aún molesto, intentaba que se le pasara el mal trago.
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BAJO EL HECHIZO DE ARABIA
AventuraIntérnate en las maravillosas dunas de Arabia, en donde Rihán y Jalid, dos locos aventureros, cruzarán su destino con la princesa Adhara. El amor, el odio, la pasión, la locura y los celos serán los detonantes de la magia que los envolverá, poniénd...