El camino de vuelta fue el más hermoso.
Adhara iba recargada con los ojos cerrados sobre el torneado pecho que contenía el corazón más valioso para ella, el de Rihán.
El maravilloso sol de Arabia había disminuido la intensidad de sus rayos, para acariciar los cuerpos que ya ardían por amor.
Rihán rozaba tiernamente los cabellos de la mujer que lo enloquecía, sintiéndose el hombre más afortunado sobre la tierra.
Adhara se sentía tan protegida, que había olvidado por completo lo lejos que se encontraba de su hogar, pues ahora estaba decidida a formar uno nuevo al lado de Rihán.
Iban tan despacito, que la noche cayó sobre ellos, envolviéndolos con su hermosa luna.
El silencio llenaba sus corazones, que a pesar de tener muchas cosas que gritarse, el toque y el acercamiento de sus cuerpos lo suplían.
De pronto, una dulce voz hizo volver a la princesa de su éxtasis de amor, para enloquecerla aún más.
-"Te amo mi princesa" -le dijo Rihán mirándola fijamente a los ojos, para después, tomarle el rostro tiernamente y perderse en el portal que representaban los besos de Adhara, para llegar a tocar su alma.
Adhara no podía pedir más. Sus lágrimas se desbordaban de felicidad.
En un beso, sus almas se conocían y se unían para comenzar lo que representaría su fusión eterna.
Al volver a la posada donde todos se encontraban, Rihán llevó a Adhara a su cuarto, el cual compartía con Levana, quien miraba todo destrozada, fingiéndose dormida.
-Buenas noches Cariño... -le susurró Rihán a la princesa al momento que le daba un hermoso beso en la frente.
-Buenas noches mi Rihán. -contestó Adhara, mirándolo embelesada hasta que desapareció de su vista.
Levana apretando fuertemente los labios, comenzó a llorar en silencio.
Acababa de perder la oportunidad de tener a su lado al hombre que la hacía perder el sueño, y eso le destrozaba el alma.
De repente, en su pecho, sintió un hueco muy profundo. Un hueco que le indicaba que el rencor y el odio se habían albergado en su corazón, y que no descansaría hasta tomar venganza.
(-¡Como te odio Adhara...! -se decía Levana para sus adentros, mientras el llanto ahogaba el rescoldo de la bondad que aún quedaba en su cuerpo.)
A la mañana siguiente, Rihán fue muy temprano por la princesa a su cuarto, para llevarla a desayunar.
Levana no había podido dormir en toda la noche, pues había hecho infinidad de hechizos para dañar a la princesa, pero sus brujerías no le funcionaban, pues Jehová de los Ejércitos, el Dios de la princesa, la protegía.
Así que, frustrada, Levana odió más a Adhara en su corazón.
Ella solo pudo ver la felicidad de Rihán y de la princesa, cuando dejaban el cuarto para irse abrazados jugueteando.
-No me rendiré... -se dijo para sí misma la hechicera. -¡Haré lo que sea para que seas mío Rihán...! -la mirada de Levana se volvía cada vez más oscura, pero ésto no parecían notarlo los enamorados.
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BAJO EL HECHIZO DE ARABIA
AvventuraIntérnate en las maravillosas dunas de Arabia, en donde Rihán y Jalid, dos locos aventureros, cruzarán su destino con la princesa Adhara. El amor, el odio, la pasión, la locura y los celos serán los detonantes de la magia que los envolverá, poniénd...