La bella Arabia les daba la despedida a Rihán y sus amigos, pues sabía que se retirarían de sus hermosas dunas de arena.El sol los abrazaba como siempre, pero ésta vez no lograba calentarlos.
Los camellos agotados no habían tenido un descanso adecuado, pues Rihán bloqueado de la mente, no pensaba con claridad.
Jalid y Ahmed no se atrevían a contradecirlo, pues intentaban comprender su dolor.
La muerte de Levana les calaba hasta el alma y sabían muy bien que la llevarían en sus corazones por el resto de sus vidas.
Habían cremado su cuerpo y elevado oraciones a Jehová mientras esto sucedía.
En el acto, las lágrimas se hicieron presentes de nuevo.
Los recuerdos calaban cada partícula de sus cuerpos.
Luego de esto, Rihán había entrado en un extraño estado mental. No reaccionaba y casi no hablaba, parecía perdido en sus pensamientos.
De pronto, los camellos ya no pudieron más. Comenzaron a ponerse rejegos, y no querían avanzar.
Jalid y Ahmed se miraron con gran preocupación. Intentaban decirse con gestos que el más valiente se atreviera a confrontar al enloquecido Rihán, pero ninguno estaba dispuesto a ser bombardeado por su furia.
Luego de un rato en que no lograban ponerse de acuerdo, Ahmed se irguió sobre su camello, y carraspeando, decidió hablar con un miedo excesivo.
-Rihán, creo que debemos descansar y darles agua a los camellos… -dijo Ahmed esperando que Rihán explotara en su contra.
El silencio se hizo presente, ahogándolos a todos.
-Rihán, ¿no escuchaste lo que Ahmed dijo? –repuso Jalid tomando coraje de la valentía de Ahmed. Atemorizado, hizo una pausa luego de decir esto, mientras miraba a Rihán esperando ver su violenta reacción.
-Tenemos que continuar. –dijo Rihán, intentando hacer avanzar a su agotado camello.
-Rihán, los camellos ya no soportarán mucho, ¡los reventarás! –dijo Jalid intentando hacerlo entrar en razón.
De pronto, Rihán recordó a su fiel camello, quien había sido usado varias veces por el Dios Jehová para salvarle la vida.
Recordó con una leve sonrisa cómo el animal pasó la noche a su lado para brindarle calor, y también cómo había llevado a unas buenas personas hasta él para que lo ayudaran. Pero también recordó con profundo dolor, cómo lo habían degollado cruelmente sin darle siquiera la más mínima oportunidad de defenderse. El camello era inocente, y ni así se habían tocado el corazón.
Las lágrimas comenzaron a salir de nuevo. Él ya no quería seguir viviendo, pero el recordar como su fiel camello lo había ayudado a sobrevivir, le indicaba que Jehová tenía planes para su vida, y que tendría que confiar ciegamente en Él.
Inesperadamente, Jalid desesperado por ver a su amigo tan mal, se acercó hacia Rihán abrazándolo fuertemente.
Rihán no reaccionó.
-Hermano, siempre estaré contigo. Comprendo tu dolor, pero no esperes que te deje morir, porque ¡no lo haré!- le dijo Jalid con lágrimas en los ojos sin soltarlo.
En ese momento, Ahmed también los abrazó, provocando todo esto que Rihán volviera un poco en sí.
Luego de unos instantes donde reinó por completo el silencio, Rihán recapacitó.
-Está bien, descansaremos y alimentaremos a los camellos… -dijo Rihán agradeciendo a sus amigos el no dejarlo aún en sus peores momentos. –Mañana continuaremos rumbo al Golfo Pérsico… -completó sin expresión en el rostro.
Jalid y Ahmed se miraron desconcertados, temiendo que Rihán jamás volvería a ser el mismo.
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BAJO EL HECHIZO DE ARABIA
AventureIntérnate en las maravillosas dunas de Arabia, en donde Rihán y Jalid, dos locos aventureros, cruzarán su destino con la princesa Adhara. El amor, el odio, la pasión, la locura y los celos serán los detonantes de la magia que los envolverá, poniénd...