La atmósfera que se respiraba era muy apacible y romántica, excepto para la princesa, a la que le sudaban las manos como grifos abiertos.
La escena se desarrollaba en uno de los balcones con vista más hermosa de Arabia. La luna se encontraba en su máximo esplendor y el sonido apacible del agua de una hermosa fuente acompañaba el momento. Había plantas exóticas por doquier, y unas hermosas flores muy raras que expedían un exquisito olor. Todo parecía ser perfecto, pero la princesa sentía que en cualquier momento se desmayaría de la pena.
-¿No es hermosa la noche? -preguntó el príncipe recargado sobre el balcón, matando suave y gentilmente el silencio que reinaba entre ellos con su melodiosa voz. Su escultural silueta terminaba de adornar el hermoso escenario.
La princesa ni siquiera lo había podido escuchar de los nervios que sentía, pues al verlo tan guapo, no pudo mas que sonrojarse y voltear rápidamente hacia otro lado.
-Perdón, ¿dijiste algo? –contestó distraída y nerviosa la princesa.
-¿Qué es lo que te preocupa mi princesa? –preguntó amorosamente y con una gran seguridad el tierno príncipe, mirándola con sus ojos hechizantes.
-¡Oh, no, nada! –sobresaltada, la princesa intentó ocultar su timidez girando la vista hacia otro lado.
El príncipe rio para sus adentros. Sabía que la reacción de la princesa se debía a su nerviosismo por haberse quedado solos. Así que suavemente se acercó a ella, y mirándola fijamente, le quitó sutilmente el velo que le impedía ver la totalidad de su cara. Al haberlo hecho, quedó totalmente impresionado. Permaneció en silencio mirándola embelesado, hasta que se dio cuenta que la incomodaba poniéndola mas nerviosa de lo que ya estaba. Así que, apenado por no poder disimular sus sentimientos, volvió a recargarse en el balcón alejando la mirada de la bella princesa.
-Verás mi princesa, yo nunca he conocido el verdadero amor, pero hoy he sentido algo verdaderamente extraño. –bajó las cejas mientras veía hacia el hermoso firmamento que los cobijaba esa bella noche.
-A penas ayer seguía creyendo que el amor a primera vista no existe, pero en cuanto te vi, sentí algo que se clavó en mi pecho y sé que eso solo puede significar un sentimiento más fuerte que una simple atracción. –completó hipnotizando a la tímida niña que se convertía en mujer frente a sus ojos.
La princesa permanecía en silencio, escuchándolo muy roja de la cara y con el calor a tope por las atrevidas palabras del príncipe. Su estruendosa, pero melodiosa voz le transmitía a la princesa una extraña sensación de paz, bienestar y una enorme tranquilidad.
-Dime, mi princesa, ¿que impresión te causé? –preguntó mirándola tiernamente a los ojos el príncipe, mientras tomaba su mano delicadamente.
-Bueno, no me gusta dar juicios adelantados, pero se ve que eres todo un caballero, galante y muy atento. –contestó aún roja por la impresión de la mirada del príncipe. -También algo atrevido… –completó aún sonrojada, mientras lo observaba también directamente a los ojos.
La princesa, se sentía enormemente atraída por la mirada y la personalidad tan interesante de Mustafá. De verdad comenzaba a agradarle bastante el momento.
-En realidad esperaba un “te desprecio por que te están imponiendo como mi futuro esposo”… -tonteó el príncipe con un tono chistoso, pero con una encantadora sonrisa.
La princesa no pudo evitar reírse. Un hombre que la hacía reír, merecía totalmente la oportunidad de ganarse su corazón.
-No voy a negarte que así fue al principio, pero parece que las apariencias engañan. –hizo una pausa riendo nerviosamente. -En realidad me agrada estar contigo. –no pasó ni un segundo para que se arrepintiera de haber dicho estas últimas palabras, pero ya era muy tarde para arrepentimientos. Así que el color rojo volvió a su cara.
El príncipe volvió a sonreír, y repentinamente se quitó el abrigo para ponérselo suavemente a la princesa, pues no dejaría que el frío interrumpiera el mágico momento. El instante se prestó para que casualmente los fuertes brazos del príncipe se quedaran rodeando el delicado y bello cuerpo de la princesa, y ella pudiera sentirse muy protegida por el hombre que estaba comenzando a clavarse en su corazón.
-(Tal vez, el amor no está tan lejos como yo pensaba… -suspiró con los ojos cerrados pensando para sus adentros la princesa Adhara, la cual, disfrutaba del calor de los brazos del príncipe que ahora la protegían.)
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BAJO EL HECHIZO DE ARABIA
AvontuurIntérnate en las maravillosas dunas de Arabia, en donde Rihán y Jalid, dos locos aventureros, cruzarán su destino con la princesa Adhara. El amor, el odio, la pasión, la locura y los celos serán los detonantes de la magia que los envolverá, poniénd...