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– Por favor...– Jeongin se aferraba al brazo del pelinegro para evitar que se vaya de su casa y, una vez que salga por la puerta, ya no vuelva.

– Debo irme– Tomó su maleta y trató de salir del departamento, pero no podía hacerlo ya que el agarre del menor era cada vez más fuerte, al igual que sus sollozos y súplicas.

– No me dejes, por favor– Cuando se soltó para abrazarlo, el otro rápidamente se alejó, tomó su valija y salió del lugar, dejando a un triste y decaído Jeongin.

El chico de color castaño se despertó, llorando y con las gotas de sudor cayendo de su frente. Estaba agitado y asustado, eran las cuatro de la mañana y no sabía cómo reaccionar, se sentía perdido.

Otra vez, el mismo sueño y con la misma persona. O mejor dicho, pesadilla.

No sabía por qué soñaba con el mismo chico noche tras noche. No lo conocía, solo sabía cómo era su rostro y la voz, porque en las pesadillas nunca dijo su nombre ni nada como para tener alguna referencia de él. Tampoco sabía si era real o solo era parte de su imaginación.

Se levantó y bajó a la cocina a tomar agua, tenía la boca seca y le dolía la cabeza por llorar. Parecía tan real que sintió un profundo dolor en el pecho, como si estuviese vacío y nada lo ayudase. 

Una vez que tomó el vaso con el líquido lo bebió de un solo sorbo, se asustó cuando escuchó los pasos de su madre entrando a la enorme cocina.

– ¿Qué pasa, hijo?– La mujer se apoyó en la mesada que estaba situada en medio del lugar y vio sus ojos rojos– ¿Los sueños otra vez?

– Sí...– Se secó algunas lágrimas que se atrevían a caer– no sé quién es, no sé por qué aparece todas las noches en mis pesadillas, esta vez le pedía que no me deje– Suspiró, se sintió bastante mal y el dolor en el pecho no ayudaba mucho– Y se fue, dejándome solo y llorando.

Cuando comenzó a llorar de nuevo, recordando lo que pasó en sus sueños, y su madre corrió a abrazarlo con suavidad mientras le acariciaba el cabello.

– Innie, mañana nos iremos a vivir a Seúl, todo terminará– Trató de calmarlo mientras iban a la habitación de la mujer y en seguida se durmieron.

No sabía cómo ayudar a su hijo, quizás necesitaba un cambio de aire y mucha paz, es lo que necesitaba para no soñar con ese joven. Pensó. 

Lucid Dream [Hyunin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora