Lucid Dream [Hyunin]

9

– Vamos, levantate– Felix trató de sacar a Jeongin de la cama, pero fue imposible.

Estuvo encerrado durante tres días, sin ir a clases ni comer, aunque bebía agua del grifo de su baño. Su madre no sabía qué más hacer, no entendía por qué de un día para el otro su hijo estaba de esa forma, no hablaba ni emitía un sonido.

Era hora de ir a la escuela, pero el australiano no pensaba ir solo así que se dio cuenta de cómo estaba su amigo, trató de ayudarlo.

– Por favor, Innie– Se quejaba mientras tomaba el brazo del nombrado, era imposible, estaba petrificado. Lee notó un anillo en su otra mano, la cual estaba enfrente de la cara del menor. Notó cómo este miraba esa sortija, con una mirada perdida.

El pelinaranja le sacó el anillo y el menor rápidamente reaccionó.

– ¡Dame eso!– El mayor no había visto con detalle su rostro, pero sus brillantes ojos no daban esa iluminación que se supone que daba cada día, sus labios rosas ya no tenían color, su piel estaba pálida.

– Debes comer e ir a clases.

Luego de muchas súplicas, finalmente fue a la escuela con la compañía de Felix, quien temía preguntarle por qué estaba de esa forma, solo le tomó la mano para que se sienta seguro y confiado.

Estuvieron por salir de la casa, pero el menor fue rápido al baño diciendo que era una urgencia. Mientras tanto, la madre del castaño llamó al australiano para hablar. Él ya sabía sobre los sueños, pero la señora Yang le dio las características del chico de los sueños de su hijo, o como él mismo lo caracterizó, por si algún día lo ve.

– Por supuesto que lo buscaré– El pecoso salió de la sala de estar para esperar a su amigo en la puerta principal, una vez que bajó de las escaleras salieron por fin.

La madre de Jeongin creía en las almas gemelas, no tenía ni una duda de eso. Creía que su hijo y el otro chico se amaron en la vida pasada, pero Felix no quería que su amigo se vaya con otra persona, quería que esté con él.

Luego de un par de cuadras, llegaron a la escuela.

En la entrada había un grupo de personas alrededor de un chico, como Yang era muy curioso, quiso ver.

Pero una vez que el joven logró liberarse de la multitud, la imagen lo congeló.

Era él.

En su escuela.

En la vida real.

Carne y hueso.

Jeongin sintió sus piernas flaquear cuando sintió que se acercaba, pero antes de ver las siguientes escenas, se desvaneció.