━━ ❝ 𝐇𝐄 𝐎𝐂𝐔𝐋𝐓𝐀𝐃𝐎 𝐌𝐈 𝐓𝐑𝐈𝐒𝐓𝐄𝐙𝐀 𝐂𝐎𝐌𝐎 𝐒𝐈 𝘧𝘶𝘦𝘳𝘢 𝘶𝘯 𝘱𝘦𝘤𝘢𝘥𝘰... ❞
𝐈. Es difícil vivir sin saber nada de tu pasado. Siendo desterrada de tu propio clan sin saber el motivo por el cual lo hicieron. 𝐈𝐈. Pero la vida...
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━VAIZEL━
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Scartlett P.O.V.
No hay nada interesante que contar, estuve más de dos o tres años en el calabozo ya que unos humanos tomaron mi reino. La verdad no me intereso y deje que hiciera lo que quisieran con ello no es algo que me interese de todos modos.
Al ver a esa chica entrar y contarme de que esta en busca de los pecados aun cuando son los criminales más buscados. Y eso es una parta del porque me decidí a volver a mi trono, una vez que llegue a la puerta la abrí de una patada llamando a atención de todos.
Detrás mio venia el capitán junto a quien me imagino que es la princesa, también sentí el poder mágico de otros tres pecados.
Los hombres me miraron levantando sus armas contra mi sorprendidos al verme libre o al verme viva.
──¡¿Como escapaste de tu celda?! ¡Mejor dicho! ¿Como es que sigues con vida? Debiste de haber muerto desnutrida y deshidratada hace tiempo.
Ignore a el hombre y camine directamente al trono, los hombres no tardaron en abalanzarse contra mi antes de que sus espadas llegaran a tocarme fueron detenidos por guardias creados por agua protegiendome.
Yo solo seguía caminando hasta llegar a el trono donde Eliot me miraba con coraje.
──¡Como te atreves a ponerte enfrente de mi sin hacer una reverencia insignificante plebeya! ─grito.
──Quitate. Estas en mi lugar. ─dije inexpresiva.
──¿Disculpa? ─se llevo su mano al pecho indignado en la forma de que le hable. ──¡¿Es que acaso tu no sabes quien soy yo?!
──... ─me quede callada mirándolo desinteresada.
──¡Suficiente! Me arte de ti. ¡Llevensenla de aquí! ─nadie vino a su llamado. ──¡¿No escucharon?! ¡Que se la lleven! ─miro detrás de mi a sus hombres en el suelo vencidos. ──¡¡Imposible!!
──¡Guardias! ─al solo llamarlos aparecieron a mis lados llevándose a el hombre tirando lo al frente de Meliodas quien estaba junto a los demás que acababan de llegar. Me senté en mi trono cruzandome de piernas mirando a Eliot temblando al mirar a los pecados.
──Odio pelear así que... ─recargue mi mejilla en mi puño mirando a el hombre. ──Capitán, usted se encarga del hombre que ordeno llevar a su acompañante al calabozo, ¿cierto?
──Sate sate sate, ¿así que fuiste tu? ─la sonrisa del rubio cambio al verlo.
──¡No te tengo miedo niño! ─se levanto desempuñando su espada. ──¡Lamentanran esto! ¡¡Llamarada del dolor!!
De su espada salió una gran cantidad de fuego dirigida así el capitán quien sonrió para tomar su espada la cual solo era el mango.