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𝐇𝐀𝐂𝐄 𝐌𝐀́𝐒 𝐃𝐄 𝘵𝘳𝘦𝘴 𝘮𝘪𝘭 𝘢𝘯̃𝘰𝘴.

En lo profundo de un inmenso bosque, a la orilla de un hermoso lago que conectaba con el océano. Se podía observar a una pequeña sirena sentada encima de una roca. Aquella dulce sirena dejaba ver una hermosa cola color plateada con un hermoso brillo que cuando los rayos del sol chocaban con ella, un hermoso resplandor se miraba, de lejos parecían pequeños diamantes e incluso algunos estaban incrustados en ella dando un toque lindo.

Llevaba un crop top del mismo color, cubierto por pequeñas pierdas para ver un gran diamante en la parte del centro. Su cabello era corto de unos lados más cortos que los otros como si se lo hubiera cortado ella misma, era de un color escarlata, desaliñado y sedoso. Sus ojos eran como el océano, de un azul claro siendo escondido por unos ojos rojos e hinchados causado de llorar.

Lloraba desconsoladamente mientras sus manos arrancaban fuertemente grandes mechones de su cabellera, sin darle importancia a la sangre que corría por la tanta fuerza que usaba. Se odiaba a si misma y más a su cabello que por su color era marginada y apartada de todos en su clan, incluso su madre se encargaba de hacerselo saber todos los días.

No tenía amigos, y badie se juntaba con ella por se diferente a el resto de los demás. Ella nunca entendió el porqué estaba mal ser diferente a ellos, solamente por tener otro color de cabello y ojos la hacían de lado. Lo único que la hacia mantener todavía aceptable en su clan era su hermosa e inusual cola de pez, el solo ser plata parecer de diamantes y llevar algunos, hacia que pocas personas la aceptaran y la mayoría le tuviera envidia, su madre era la principal.

Por esa misma razón, ella cuidaba mucho de su cola, era su más orgullo y la razón por la cual no sufriera una gran depresión. Estaba orgullosa de su cola y talvez no presuma la belleza que se supone que debe de tener toda sirena, pero presume su cola como lo más hermoso y codiciado por los demás clanes.

Pero hoy no era su dia.

Hoy especialmente la familia real tenía una cena con el Rey Demonio y sus hijos, para hablar sobre una alianza. Ambos Reyes sabían que si juntaban fuerza serian imparables. La pequeña sirena estaba feliz, imaginaba que podría conseguir un amigo por lo menos, estaba ansiosa de ir a la cena y conocer a los famosos demonios. Por lo que tenía entendido, el Rey Demonio tenía un hijo de su edad.

𝐌𝐈 𝐏𝐄𝐂𝐀𝐃𝐎; 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘳𝘰𝘴𝘴𝘢/𝘮𝘢𝘦𝘭 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora