"Sobrevivir"

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Epa! Especial 2/3 del día de hoy solo porque estoy feliz uwu
Disfrútenlo beibes y dejen su ⭐

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Entramos a una casa, estaba apunto de caer el sol. Buscamos en la cocina y encontramos varias latas para comer, nos sentamos en la sala, atoramos la puerta y empezamos a comer. Estábamos en total silencio.

—Te ayudaré a encontrar a tu hijo— dijo Merle después de comer.

—¿En serio?

—Si, Daryl me contó y me dio el mapa. Mañana podemos salir a buscar.

—Pero primero hay que encontrar a los demás, no podemos dejarlos así sin más.

—No están vivos, Judy. Vi como atacaron a Daryl, lo rodearon, ya no supe que fue de él, la última vez que lo vi gritaba tu nombre.

—No, no puede estar muerto, tenemos que buscar. ¡No fuimos los únicos en salir!

—Judy, Judy, Judy, apenas salimos ilesos. Pero está bien, no te haré cambiar de opinión.

Tosí un poco, subí al piso de arriba y tomé unas mantas, bajé y le di algunas a Merle, con la puerta atorada pude dormir algunas horas, después él y así sucesivamente hasta que se hizo de día.

—¡Judy!, ¿estás bien?— me preguntó un poco sobresaltado.

—Solo tengo frío.— estaba envuelta en mi cobija, tenia bastante frio, temblaba.

—Te vez muy mal, Judy... Necesitas medicinas.

—Gracias, eres un caballero, y no las necesito...—mas tos —estoy bastante bien, Mira.

Intente levantarme pero caí, estaba enferma. Me levantó y me acomodó en el sillón.

—Bajaron tus defensas. Ve arriba y toma una siesta, iré a revisar las casas.

—Iré contigo, no me quiero quedar sin hacer nada.

—Te puedes desmayar ahí afuera. No hay caminantes pero de todos modos no quiero cargarte.

—No vuelvas tan tarde.

Cerré la puerta y me recosté, caí muerta en la cama, descansé mucho pero un gran ruido me hizo abrir los ojos. Escuchaba voces.

—Hey Nick, mira esto, alguien acaba de dormir aquí en el sillón.— era la voz de un hombre.

Abrí levemente la puerta y alguien subía.

Tomé mi hacha y mi arco y me metí debajo de la cama. Vi como se abrió la puerta del cuarto, una persona entró y se aventó a la cama.

—Encontré el premio mayor. Es mía.— entró otro hombre, se abalanzó hacia el que estaba acostado y lo empezó a golpear.

—Ahora es mía— aventó al hombre y este salio del cuarto.

—Nick, yo la vi primero.

—Pero te fuiste, pedazo de mierda.

Y se fue. Mi respiración estaba agitada, Nick, quien estaba acostado dejó a un lado de la cama un pistola. La puerta estaba cerrada y esperé a que este hombre durmiera y no tardó tanto, empezó a roncar, salí lentamente con mi hacha, la tenia en ambas manos, este hombre giró al lado contrario y entonces le di en la cabeza, pero no murió, hacia ruidos raros, me vio a los ojos y pude sentir miedo, le di otro para que dejara de hacer esos ruidos. Tomé su arma, estaba cargada.

—¡Nick! ¿Estás bien?— un hombre estaba afuera del cuarto, me puse detrás de la puerta y esta se abrió.  —¿Qué demoni...—no terminó de hablar, le di otro hachazo en la cabeza. Cayó muerto, su sangre empezó a exparsirse por el piso.

Me acerqué a él, un hombre venía subiendo las escaleras, ¿cuántos son?

Me cambié de cuarto, estaba en un cuarto que parecía de un niño, respiraba muy fuerte, estaba agitada. Mis manos temblaban, estaba recargada a la pared a un lado de la puerta.

—¿Hay alguien aquí?— empezó a susurrar.

Tengo en mis manos el hacha, cuando entró al cuarto le encajé esta en el cuello, y ya no pude sacarla, se atoró. Sentí un arma en el cuello.

—Suelta el hacha.— dejé el hacha en el cuello del otro hombre y cayó. Levanté mis manos y caminé lentamente hacia él.

Tomó mi cuello con su mano y con la otra me apuntaba el vientre, no podía respirar.

—Sería una lástima que te matara así sin más.

Soltó mi cuello, tosí porque recién podía respirar bien, me aventé hacia él para golpearlo pero no pude.

—¡AYUDA! DÉJAME EN PAZ MALDITO CERDO.—me aventó a la pared, le escupí en la cara y seguí gritando con la esperanza de que Merle estuviera cerca y viniera rápido.

Me volteó hacia la pared, metió su mano en mi cabello y me azotó contra esta  y de mi ceja empezó a salir sangre. Tomó mis manos por la espalda y me las ató con un laso. Me dolían mis muñecas, abrió mis pies con los suyos. Trataba de escapar de su encierro pero era imposible.

Tiró el arma a un lado y sacó un cuchillo, empezó a cortar la camisa que traía puesta dejándome en sostén. Rompió la camisa y me la puso en la boca para que dejara de gritar. Empecé a llorar porque sentía que iba a morir, me sentía expuesta y mi dignidad se había esfumado.

Trataba de escabumlirme pero no podía. Era más fuerte que yo, me aventó hacia el cuarto del baño. Caí al piso, seguía llorando, este hombre me levantó y me empujó de nuevo a la pared. Su mano volvió a mi cuello, su lengua empezó a recorrer mi cuerpo y mientras lo hacía su cuchillo empezó a cortar partes de mi cuerpo. Eran leves me ardían. Seguía llorando, quisiera estar muerta en este momento. Llegó a mi pantalón y desabrochó los botones, empezó a bajarlos, no podía sentirme más humillada que ahora, su enorme mano entró en mi, me dolía.

Era brusco en todos sus movimientos, lanzó lejos el cuchillo, y ahora con las dos manos empezó a tocar todo mi cuerpo. Me soltó un momento y pensé que ya había terminado, estaba lista para morir pero no, empezó a desabrochar su pantalón.

Negaba con la cabeza, quería que por un segundo tuviera empatía conmigo pero no era así, solo escuchaba como disfrutaba verme sufrir.

De un jalón quitó mi sostén, y empezó a tocar mis pechos, sacó su pene y empezó a masturbarse enfrente de mi. Estaba designada a mi peor final pero la puerta se abrió y como milagro Merle entró, no dudó ni un segundo y fue a él lo empezó a golpear hasta que murió. Estaba lleno de sangre, me desató las manos y salió del baño, después entró con una playera. No me veía, cuando me vestí fui con él, me dio latas y las medicinas.

—Ven aquí, tengo que limpiar las heridas que tienes y desinfectarlas.

Me senté en el borde de la cama del cuarto del niño, trajo del baño algodón y alcohol, empezó a limpiar la herida de mi cara, fue limpiando la sangre que tenia para después poner vendas pequeñas en cada una. Estaba concentrado en lo que hacía, yo no podía comer, mis brazos temblaban, cuando llegó a mis manos empezó a sanar mis muñecas pues no me había dado cuenta que me sangraban por el esfuerzo que hice para quitarlas.

—No debí irme, lo siento.— tomó mis manos con las suyas. —Lo siento tanto, no creí que algo así fuera a pasar.— puso sus manos con las mías en su frente.

—Nadie sabía lo que ocurriría. No es tu culpa, se que eres bueno y no me harías algo así. Es parte de Sobrevivir.

Tomé su cara, le sonreí. Me abrazó y me hice una bolita en él.

—Gracias por llegar a tiempo.—susurré.

Él también lloraba, creo que se sentía responsable.

Después de recoger las armas y sanar mis heridas volvimos a la deriva, en busca de un lugar seguro.

Crows |Daryl&Tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora