"Alexandría"

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—¡¡DARYL, AYÚDAME... YA NO AGUANTO MÁS!!— me dolía la garganta de tanto gritar, pero el dolor de mis brazos no se compara, tenia dos o tres caminantes encima mio.

No se como le hice pero metí mis manos en la cabeza del caminante, sus ojos explotaron en mi cara, cayó muerto pero los otros estaban bloqueando mi libertad para poder irme.

—¡DARYL! ¡RICK!

No veía a nadie del grupo, respiré profundamente y pude empujar a uno, me arrastré un poco por el piso pero me alcanzaron, con mi pie le empecé a patear la cabeza hasta que se deshizo la  cabeza, me paré pero volví a caer, el que faltaba tomó mi tobillo y caí bruscamente.

—Dejame maldito...—jalé mi pie varias veces hasta que se salió de su amarre, pisé si cráneo.

Estaba encerrada en la iglesia, había caminantes de lejos y no me veían, pero ¿a dónde voy?, ¿qué hago? Los caminantes me vieron y venían a mi, entré a los cuartos que estaban detrás del altar, no sabia a donde ir, me encerré en el primero que vi y segundos más tarde los caminantes chocaron con la puerta. Había un ventanal enorme de esos con mosaicos qué formaban figuras de santos, lo dudé pero lo hice, tomé vuelo y corrí hacia el, mi cuerpo sufrió varios rasguños por los vidrios y al caer pequeños vidrios se incruztaron más, dolía como un carajo pero tenía que seguir y encontrar de nuevo al grupo o alguien.

Conmigo solo traía un cuchillo y un arma con todas las balas pero no me convenía usarlas. Corrí por el bosque a quien sabe donde, era de noche y no veía mucho, tropecé y caí varias veces pero lo importante es ponerse de pie. Estaba rodeada de árboles, estaba sola nuevamente después de mucho tiempo y sentía un vacío dentro de mi, paré a tomar aire, tenia hambre y sed, recargué mi espalda en un árbol para descansar algo.

°°°°

Amanecía y no había encontrado nada ni a nadie, seguí caminando y encontré la carretera, caminé por ella, tranquilamente porque no me sentía en peligro. Y de pronto, las hormonas se alborotaron y me puse a llorar, me había dado cuenta realmente que me encontraba sola, en la nada, no había nadie a mi lado. Respiré profundamente, se me estaba dificultando respirar de lo mucho.

Sequé los lagrimas y dejé salir más, no se como explicar pero, me sentía tan sola, tan triste. Sentía que caía en un hoyo profundo sin final. Seguí caminando a la nada, tal vez a mi muerte o no se, de lejos vi algo, un camión. Corrí hasta él y lo reconocí, es el camión de bomberos que habíamos, una chispa de esperanza brilló en mi. Deben de estar cerca. Revisé el camión pero no había nadie.

Derrotada me metí a los asientos, cerré las puertas y me puse a descansar, se que no debería pero un sueñito no me haría mal.

°°°°

Tocaron la ventana varias veces pero mis ojos no querían abrirse, uno fuerte y me desperté de golpe. Miré a mi alrededor y Carl tocaba con una piedra.

—¡Hola!—bajé sonriente y lo abracé. Todos estaban aquí.

—Judy...—me devolvió el abrazo y luego abracé a los demás.

Me quedé aferrada con Daryl, no pensaba soltarlo nunca, ya no.

—No te dejaré.—le dije al oído.

—Ni yo a ti, lo juro.

Nos dimos un beso y luego escuchamos a Rick.

—De nuevo estamos en la nada, no tenemos objetivos, lo importante es no dejar de luchar.

—Es seguir juntos.—añadió Glenn—somos una familia y tenemos que seguir unidos, si debemos regresar por los demás lo haremos.

—Glenn tiene razón, no podemos abandonarnos, aunque no tengamos opción. Debemos tener un plan de escape o algo.—les dije, porque estoy cansada de quedarme sola en la nada.

—Seguiremos la autopista y esperar lo que sea, no hay que hacernos ilusiones de encontrar un lugar, pero tampoco perder la esperanza.

Después de charlar caminamos por largas horas, Judith estaba de malas y lloraba mucho, estaba cansada de los brazos. Decidimos parar y acostarla en el piso para que relajara su espalda y nosotros nuestras piernas y nuestros pies.

Un grupo de caminantes se aproxima, Glenn y Abraham se encargaron de ellos, el cielo se nubló y tronó, una gota cayó y luego otra y otra.

—¡Debemos encontrar un lugar para Judith!—gritó Hershel.

La lluvia se intensificó y tuvimos que correr, pero nadie veía nada, el agua y el viento nos o pedían caminar rápido y así estuvimos durante un momento hasta que alguien gritó que veía un molino o algo. Corrimos hacia allá con la esperanza de que no estuviera lleno de muertos y para nuestra suerte no lo estaba. Nos pusimos cómodos quitandonos la ropa mojada de encima, estábamos en una especie de establo, era de noche y la tormenta no paraba, el piso estaba lleno de alfalfa, eso nos calentó un poco, uno que otro empezaba a estornudar frecuentemente.

—Si no son los caminantes es le clima...—le susurré a Daryl, ambos temblabamos de frio.

Cuando por fin nos pudimos secar y calentar nos dormimos y a la mañana ya había sol pero el ambiente seguía siendo frio, Glenn y Rick entraron bruscamente con un tipo y una bolsa de tela en la cabeza, el hombre cayó al suelo, estaba sangrando.

Daryl lo tomó y lo puso contra la pared, le quitó la bolsa y lo golpeó.

—Dinos porqué nos seguías.— Rick llegó a él, desafiante.

—Yo... Yo... Ustedes parecen buenos...—apenas podía hablar el pobre tipo.

—Pero, ¿por que nos seguías?

El hombre se desmayó. Me quedé vigilandolo junto con Carl quien empezó a revisar su bolso por aburrimiento, sacó comida enlatada, botellas de agua y frutas frescas. Nos miramos confundidos.

—¿Será que él...?— se empezó a quejar el hombre y Carl tomó su pistola y le apuntó, se asustó el hombre al verlo.

—Tranquilo, tranquilo, no te hará nada pero... Tendrás que contestar algunas preguntas con sinceridad y si mientes te tendré que matar.—mordi una de sus manzanas.

—Lo que sea... Pero no dejen que el otro tipo, Daryl me vuelva a golpear.

—De acuerdo... ¿Cómo te llamas?, ¿por qué tienes fruta fresca?—estaba intrigada, Carl sacó otra manzana y se la empezó a comer.

—Me llamo Aaron y vengo de una comunidad, un refugio y me encargo de buscar personas para que vivan con nosotros. Por eso los seguimos para averiguar si eran buenos y lo son.

Entrecerré los ojos, Carl se paró por Judith y la trajo, me la dio y le partí un pedazo de manzana y se lo empezó a comer porque sus primeros dientes empezaban a salir y le daba ansias así que lo mordía.

—¿Cómo se llama tu comunidad?

—Alexandria.

—Tendremos que hablar con los demás, a lo mejor tendrá que ir uno o dos para asegurarse y poder ir el resto, ¿entiendes?

—Entiendo, ¿me pueden dar agua? Estoy sediento.

Carl le pasó una botella y la tomó desesperado, no le quitaba los ojos de encima. No le creía del todo.

Crows |Daryl&Tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora